
Poco a poco, los fondos de renta fija dejarán de vivir de los réditos del pasado en los que bastaba comprar un bono y sentarse a esperar pacientemente a cobrar el cupón para obtener buenas rentabilidades. Parte de que muchos de estos productos hayan vuelto a salvar el año se debe, de hecho, a los altos cupones que aún pagan algunas de las emisiones que incluyen en sus carteras que proceden de los años en los que empresas y Estados se veían obligados a desembolsar intereses más elevados que los actuales para obtener financiación. Pero algunos de esos bonos van acercándose a su fecha de caducidad: cerca de un 20% de los fondos de deuda a largo plazo que se venden en España les vence en torno a un cuarto de su cartera entre los próximos uno y tres años, según la herramienta de Morningstar.
Buena parte de ese efecto, dice un reconocido gestor en España, está ya recogido en el valor liquidativo de estos productos. Sin embargo, la dificultad de renovar la cartera a medida que venza es una realidad. "El año que viene será el más complicado en renta fija desde 2008. Y no por el riesgo de que se produzcan caídas, sino por la falta de rentabilidad", explica José Ignacio Victoriano, responsable de renta fija de Renta 4 y gestor del quinto fondo de deuda más rentable de este ejercicio (Renta 4 Renta Fija Euro).
Sobre todo, también, porque la expectativa de subida de tipos en Europa, que es lo que hace que se eleve la curva de las rentabilidades, se retrasa ya, al menos, hasta 2019 y hay quien la sitúa ya en 2020. En opinión de Enrique Lluva, subdirector de renta fija de Imantia Capital, el escenario de salida para gestionar renta fija en 2018 es "bastante complicado desde el momento en el que los dos componentes de los que se nutre una cartera de renta fija, tipo de interés y diferencial de crédito, están en mínimos históricos, algo que es muy poco habitual". La forma de combatir esta situación, dice, es teniendo muy baja duración por la parte de los tipos y una buena selección de riesgo por la parte del crédito, entre otras.
Dónde estará la clave
El año que viene será, en definitiva, el de los gestores activos en renta fija -y el de las gestoras que menos restricciones apliquen a sus gestores a la hora de seleccionar activos porque determinará, en parte, el grado en que sus gestores podrán elegir la deuda en la que invierten-. Aunque pocas casas de análisis prevén un año muy volátil en renta fija, sí que creen que se generarán oportunidades a medida que el mercado interprete de una forma u otra los mensajes que lleguen de los bancos centrales. Y eso dará pie a que los gestores verdaderamente activos, que gestionan sobre la curva, es decir, que compran y venden bonos antes de su vencimiento para intentar obtener plusvalías por precio, se diferencien del resto. Sobre todo ahora que el perfil más conservador se ha quedado huérfano de rentabilidades porque son, precisamente, los gestores de este tipo de fondos los que más difícil tendrán defender rentabilidades positivas para sus partícipes.
"Los fondos más tradicionales de renta fija lo van a pasar mal el año que viene", señala José Ignacio Victoriano, de Renta 4. Ya en el actual, los monetarios y los de deuda pública registran, de media, pérdidas según Morningstar. Y son los que asumen algo más de riesgo los que se desmarcan con retornos medios que oscilan entre el 1,8%, en el caso de los que buscan oportunidades en el papel que emiten las empresas, y el 9,87%, que es lo que obtienen los mixtos agresivos (que destinan hasta un 65% a bolsa), ver gráfico.
De cara al año que viene, el objetivo que se debe marcar el partícipe de un fondo de corto plazo (inversiones inferiores a dos años) y volatilidades inferiores a 2 es únicamente "la preservación de capital", señala Lluva. En cambio, si el inversor puede asumir volatilidades superiores a 2 y plazos superiores a 2 años, "será posible, según el gestor elegido, empatar a la inflación prevista y mantener por tanto, en términos reales, el patrimonio".
Aunque los gestores seguirán sin tener la ayuda extra de los cupones del pasado y con la expectativa de subida de tipos en Europa alejándose, en opinión de los expertos sí que habrá cierto repunte de los tipos en la primera parte del año que dará la oportunidad de invertir a mejores rentabilidades en la segunda parte. "Habrá diferencias en la primera mitad y la segunda. La primera será buena para la renta fija privada y mala para la deuda publica, en la segunda será al revés", señalan en Renta 4.
Ojo con las duraciones
Pero si a corto plazo existe una dificultad para los gestores de los fondos que afrontan el vencimiento de un cuarto de su deuda entre los próximos uno y tres años, también la hay para el 40% que, según Morningstar, se encontrará en la misma situación a medio plazo, es decir, en aquellos en los que la maduración media de su cartera se sitúa entre los tres y cinco años.
"Un entorno de tipos de interés más elevados, como el que se prevé para 2018, es perjudicial para la renta fija, muy especialmente para la que presenta vencimientos a más largo plazo y duraciones altas", recuerda Mar Barrero, analista de Profim.