Bolsa, mercados y cotizaciones

Se avecina un escenario 'macro' más complejo

La época estival, caracterizada por el alza de las temperaturas y un clima más cálido, es un buen paralelismo con lo ocurrido en los mercados este año, subidas de las principales bolsas pese a las últimas semanas de descensos (termómetro) y un entorno de crecimiento económico más alentador (cálido) que en ejercicios anteriores.

La fortaleza del comercio mundial -se expande por encima del 5%- y niveles elevados de confianza empresarial, nos señalan que este favorable contexto económico debería continuar y el crecimiento global alcanzaría este ejercicio su ritmo más alto en el último lustro.

Crecimiento sostenido y ausencia de presiones inflacionistas son factores de apoyo a los activos de riesgo y, en particular, para las bolsas. Este entorno nos lleva a mantener las líneas maestras de nuestra estrategia de inversión, con una ligera sobreponderación en renta variable, aunque recomendando mayor cautela que en meses anteriores.

Si bien es verdad que las bolsas se siguen moviendo en un entorno de baja volatilidad, agosto es un mes caracterizado por un menor volumen y que deja los mercados más expuestos a posibles sorpresas negativas, en un momento en el cual, las valoraciones bursátiles se encuentran ya en niveles exigentes.

También el escenario de política económica se presenta complejo. A la manifiesta dificultad del Gobierno estadounidense en aprobar sus medidas de estímulo fiscal, se unen unos bancos centrales que irán modulando su discurso hacia una política monetaria menos expansiva a la vuelta del verano.

Estos factores de riesgo son relevantes, pero no menos importante es que las empresas están traspasando el mayor dinamismo económico a sus cuentas de resultados. El aumento de los beneficios empresariales previstos para el MSCI World este año se sitúa en el 12%. Además, las publicaciones ya conocidas del segundo trimestre han continuado sorprendiendo positivamente y, con ello, las estimaciones se revisan al alza, manteniendo así potencial de revalorización para las bolsas.

Aunque la apreciación del euro castigó en el último mes a algunas empresas europeas más exportadoras, no esperamos que esta tendencia de apreciación del euro continúe a este ritmo, lo que debería permitir una recuperación de las cotizaciones. Por ello, a nivel regional, se recomienda sobreponderar a la renta variable europea por su mejor valoración relativa y apalancamiento operativo que permitirá beneficiarse del aumento de la demanda tanto interna como externa. A nivel sectorial, nos inclinamos por mantener una mayor exposición a sectores cíclicos que se beneficiarán de la mejora de las perspectivas de crecimiento.

El mercado de renta fija

Dentro del universo de los bonos recomendamos prudencia y duraciones cortas para atenuar el efecto de tipos de interés al alza. El cambio de tono de los bancos centrales unido a la sobrevaloración de la deuda pública de mayor calidad crediticia, podría derivar en nuevos episodios de volatilidad y el riesgo de pérdidas en bonos con vencimientos largos es elevado.

Todavía vemos cierto valor en bonos periféricos, a pesar de que se acerca el momento en el cual el Banco Central Europeo (BCE) anunciaría una reducción de su programa de compras (septiembre u octubre, previsiblemente). Una inflación contenida dará margen de maniobra al BCE y la prevista reducción de las compras será muy gradual.

Asimismo, la entidad central presidida por el italiano Mario Draghi medirá su mensaje, evitando tensionar las primas de riesgo. Por otro lado, el crecimiento se ha fortalecido en estas economías, sobre todo en España y en Portugal, lo que apoya una mejora de sus calificaciones crediticias y la reconducción de sus cuentas públicas.

El mercado de crédito y la deuda emergente son activos que todavía mantienen potencial, presentándose como una alternativa que nos permite elevar la rentabilidad esperada de las posiciones en renta fija. Si bien los diferenciales de crédito se han reducido con velocidad, los niveles actuales todavía permitirían paliar una subida moderada de los tipos de interés base y captar así ese mayor retorno. En resumen, nuestro posicionamiento en renta fija sigue favoreciendo la asunción de cierto riesgo de crédito frente a una reducción del riesgo de tipos de interés.

El potencial del dólar es ahora menor, ya que seguirá presionado por la prima de riesgo política y el aplazamiento de la adopción de estímulos fiscales por el ejecutivo de Trump, factores que derivan en una menor necesidad de subidas de tipos por parte de la Fed. No obstante, el reciente movimiento de apreciación del euro debería perder intensidad, ya que niveles por encima del 1,20 dólares por euro tendrían efectos a la baja sobre la recuperación de la eurozona y, especialmente, sobre la inflación, poniendo en entredicho la política monetaria del Banco Central Europeo.

Con todo ello, revisamos el objetivo para el cruce euro/dólar hasta un intervalo 1,10-1,15 dólares por euro, lo que representa un potencial de revalorización más reducido.

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