Bolsa, mercados y cotizaciones

Solo el 3% de su ahorro se encuentra en el mejor sitio

Dice la RAE que la complacencia es la satisfacción, el placer o el contento que resulta de algo. Y esa es precisamente la sensación que impera este año en un mercado que, en el caso del español, vive su mayor subida desde que Mario Draghi (presidente del Banco Central Europeo) cambiase el rumbo de las bolsas con tan solo unas palabras (el manido "haré todo lo que sea necesario para salvar el euro"), allá por 2012. Un año después, el Ibex 35 subió un 21 por ciento.

Pero en realidad, solo una minoría de los ahorradores españoles que canaliza su dinero a través de fondos se ha beneficiado de esto.

Apenas el 3 por ciento de lo que hay invertido en este tipo de productos (es decir, unos 7.100 millones sobre un total de 251.000 millones) se encuentra en la categoría que más alegrías está dando este año, la de bolsa española. Según los datos de Inverco, a cierre de junio, los 106 productos que permiten exponerse al mercado más alcista de Europa ganaron, de media, un 12,91 por ciento hasta el mes pasado frente al 11,66 por ciento que avanzó el principal selectivo español en el mismo periodo.

Tras ellos, los únicos que son capaces de seguir su estela -y algo más lejos- son los fondos de renta variable internacional, que ganan de media un 5,25 por ciento este ejercicio, siendo los más rentables los que canalizan su ahorro a través de los países emergentes (con un 7,39 por ciento de rentabilidad) -los que invierten en bolsa europea ganan un 5 por ciento-. Sin embargo, en estos tampoco se encuentra el grueso de la inversión colectiva en nuestro país (ver gráfico). Ni siquiera el hecho de que Wall Street revalide máximos históricos cada cierto tiempo o que Europa haya dejado atrás la consolidación para reanudar su tendencia alcista ha conseguido virar el perfil del ahorrador en España, eminentemente conservador, y que sigue anclado en la parte de la tarta que menos renta... La de la renta fija.

Se pierde dinero, pese a todo

Aunque mucha de la gente que invierte en este activo lo hace con la intención de preservar el capital y evitar, así, las oscilaciones de las acciones, lo cierto es que este año el precio de los bonos también ha sido motivo de sobresalto en muchas carteras. Por poner un ejemplo, el del español a diez años ha pasado de caer un 2,5 por ciento hasta marzo a repuntar un 2,3 por ciento desde entonces, con las consecuentes pérdidas -primero- y ganancias -después-.

Pese a ello, el 23,9 por ciento del ahorro en fondos está repartido en productos de renta fija europea e internacional que, de media, caen un 0,3 por ciento este año. Para ser justos, solo los primeros salvan la cara... Avanzan un 0,04 por ciento los que invierten en deuda con vencimiento a corto plazo y un 0,18 por ciento los que incluyen en cartera papel con término a largo plazo.

"Al inversor medio español no suele gustarle el riesgo y prefiere recibir una rentabilidad reducida", recuerda Santiago Daniel, director de productos de inversión de Deutsche Bank. Pero lo que debe tener en cuenta es que, en ambos casos, la rentabilidad es insuficiente para soportar el aumento del coste de la vida. Primera regla de cualquier inversión.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la inflación se situó en junio en el 1,5 por ciento. Pues bien, eso significa que el partícipe de un fondo de renta fija (sí, esos que caen de media un 0,3 por ciento) en realidad está asumiendo una pérdida del 2 por ciento en el que se considera un buen año de mercado. La razón es que a la rentabilidad de cualquier activo, que se conoce como nominal, se precisa restar la inflación para llegar a la rentabilidad real.

Y lo mismo sucede con los mixtos de renta fija, que es donde se acumula la otra gran parte del ahorro. En este tipo de fondos, que invierten la mayoría de su cartera en bonos y el resto en bolsa, hay más de 41.000 millones de euros (aproximadamente el 16 por ciento de todo el patrimonio en fondos). Fueron presentados, en su momento, como la alternativa al depósito cuando éste perdió su atractivo. Era la forma, decían quienes los comercializaban, de asumir algo más de riesgo sin exponerse del todo a la renta variable y obtener, así, algo más de rentabilidad.

Con este tipo de productos se puede aspirar a rentabilidades del 0,72 por ciento en el caso de los mixtos de renta fija euro y de un 0,49 por ciento en los mixtos de renta fija internacional. Y sí, es más de lo que remunera un depósito que, en el mejor de los casos, brinda retornos del 0,15 por ciento a un año porque la media está en el 0,05 por ciento, pero aun así es insuficiente también para sortear el alza de precios que se está produciendo ante la mejora de la economía. Y eso, de nuevo, en un buen año de mercado.

También existe un buen pellizco en los mixtos de renta variable (que, al revés que los anteriores, dan más peso a la bolsa que a la renta fija). El patrimonio en ellos supone un 7,95 por ciento del total del ahorro en fondos (unos 20.000 millones de euros) y ofrecen retornos medios del 2,55 por ciento. Los más rentables son los mixtos europeos, que arrojan retornos del 3,64 por ciento frente al 1,42 por ciento de los mixtos internacionales. Sin embargo, en los primeros hay solo unos 3.300 millones, mientras que en los segundos se encuentran más de 16.600 millones.

La otra parte del ahorro conservador se reparte entre los monetarios, a donde va a parar el 3,3 por ciento del dinero en fondos y los garantizados, que suponen otro 9,16 por ciento de la tarta. Los primeros sufren pérdidas medias del 0,11 por ciento, mientras los segundos aguantan el tipo, con un 1,17 por ciento de rentabilidad.

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