
En un momento en que los indicadores bursátiles de Estados Unidos se mueven en zona de máximos históricos, salvo jornadas como la del miércoles en que los inversores optaron por moderar su optimismo dado el caos procedente de la Casa Blanca, la mítica Bolsa de Nueva York, ubicada en el 11 de Wall Street, cumple su 225 aniversario.
En un momento en que los indicadores bursátiles de Estados Unidos se mueven en zona de máximos históricos, salvo jornadas como la del miércoles en que los inversores optaron por moderar su optimismo dado el caos procedente de la Casa Blanca, la mítica Bolsa de Nueva York, ubicada en el 11 de Wall Street, cumple su 225 aniversario.
Un cumpleaños agridulce marcado por las ventas que llegaron a restar más de 300 puntos al Dow Jones y el cambio generacional y tecnológico que sufre la institución. Si en 2003, la New York Stock Exchange daba cobijo a más de 3.000 brokers, especialistas y otros empleados, dicha cifra se redujo hasta los 1.200 en 2007 y ha seguido a la baja desde entonces. El impacto de las operaciones electrónicas y algoritmos ha relegado el papel de los operadores físicos a pie de parqué en un momento en que esta bolsa de valores acomoda su papel tradicional con una maquinaria de marketing y eventos para las compañías que cotizan en sus fueros.
Desde que comenzase a cotizar como una compañía pública, el NYSE ha sufrido una transformación que le llevó a fusionarse con Euronext en 2006 y posteriormente ver como se frustró su posible matrimonio con la Deutsche Börse en 2012. El 20 de diciembre de 2012, Intercontinental Exchange (ICE) compró NYSE Euronext por 8.200 millones de dólares y realizó un spin-off de ambas, separando las operaciones europeas de la histórica plaza neoyorquina. En lo que llevamos de año, las acciones de ICE acumulan una rentabilidad del 3,5%.
Vaivenes para una institución creada el 17 de mayo de 1792 bajo un árbol de sicómoro. Esta bolsa de valores en pañales comenzó como un acuerdo entre 24 corredores bautizado como el acuerdo de Buttonwood Tree (una asociación limitada sólo a sus miembros donde estos acordaron sólo comerciar entre ellos con el pago de una comisión del 0,25%). En 1863, la organización cambió su nombre para convertirse oficialmente en la New York Stock Exchange y se trasladó a su actual ubicación en 1922.
La Bolsa de Valores de Nueva York comenzó a implantar sus operaciones de comercio electrónico en la década de 1960. Hoy en día, las empresas listadas en la Bolsa de Nueva York ofrece acceso a capital y otras operaciones a más de 2.400 compañías en todo el mundo, lo que representa una capitalización bursátil de más de 25 billones de dólares (a cierre de 2016) y genera un volumen diario de transacciones de alrededor de 3,5 billones de acciones.
Algunos de sus hitos más importantes, según explicó la propia compañía en un comunicado, incluyen el cierre de sus puertas durante cuatro meses y medio, el parón más largo de su historia que ocurrió en 1914 fruto de la I Guerra Mundial. Posteriormente, el 24 de octubre de 1929 se marcaba el pistoletazo de salida de la Gran Depresión con un desplome bursátil sin precedentes.
En 1985, el presidente Ronald Reagan se convirtió en el primer inquilino de la Casa Blanca en visitar la Bolsa de Nueva York. Durante los terribles atentados del 11 de septiembre de 2001, el NYSE cerró sus puertas durante cuatro días, su cierre más largo desde 1933. Cuando la plaza bursátil reabrió sus puertas el 17 de septiembre de 2001, el volumen de sus operaciones alcanzó un récord de 2.370 millones.