
Los principales fondos de pensiones de Estados Unidos han pedido a los proveedores de los más importantes índices bursátiles, S&P Dow Jones Indices and MSCI, que no incluyan en sus selectivos los títulos de Snap, la matriz de Snapchat, por tener limitados los derechos de los accionistas. La inclusión en los índices de referencia supone para una compañía la entrada de miles de millones procedentes de fondos de inversión y ETF's que replican los indicadores más famosos.
Las acciones ofrecidas por Snap en su salida a Bolsa, un total de 200 millones a 17 euros por título, no tienen derecho a voto en la Junta de Accionistas. El poder de decisión sobre la compañía está reservado a los propietarios de las acciones de Clase C, que curiosamente está en manos de el consejero delegado, Evan Spiegel, y el director de tecnología, Bobby Murphy.
Los títulos que salieron al mercado son denominados Clase A y apenas tiene derechos sobre la compañía, más allá de ser propietarios de papeles con un valor nominal. Murphy y Spiegel tiene las mayoritarias (Clase C) que acumulan diez derechos de voto por cada una de Clase B, que las tienen los inversores más antiguos. Esta anomalía en gobierno corporativo ha sido uno de los motivos por el cual han recibido muchas críticas la compañía y uno de los argumentos utilizados por los analistas para no recomendar el valor.
Pero el problema puede ir más allá que a una cuestión de reputación y buen gobierno. La principal asociación de fondo de pensiones Council of Institutional Investors (CII), que defiende los intereses de inversores colectivos, ha pedido a S&P Dow Jones Indices y MSCI, los principales proveedores de índices bursátiles, que no incluyan las acciones de Snap por cercenar los derechos de los accionistas.
Perder grandes flujos de capitales
Para Snap sería un grave problema porque supondría recibir a medio plazo importantes flujos de dinero por parte de los fondos de inversión y ETF's que basan su estrategia de inversión en replicar índices, a través de una adquisición proporcional de títulos.
Los gestores de los índices bursátiles están alineados con los grupos de presión que defienden el buen gobierno corporativo de las empresas cotizadas. MSCI lanzó un comunicado el pasado jueves, el mismo día de debut bursátil de Snap, anunciando que sería incluido en el MSCI EEUU, que incluye a más de 600 compañías estadounidenses cotizadas de mediana y gran capitalización. Pero tras aumentar la polémica, la empresa explicó que Snap no cumplía todos los requisitos para formar parte del selectivo y tendrá que se reevaluada su entrada en mayo.
El CEO del Índice bursátil Dow Jones y presidente del comité que supervisa sus índices, David Blitzer, fue más explícito la pasada semana y dijo que se tomarán un plazo de seis a doce meses para analizar su estructura corporativa para decidir si la compañía es idóneo.
Snap se aprovecha de los mercados
Muchos más duro es Amy Borrus, subdirector del CII, que ha declarado a Reuters que la compañía fundada por Spiegel y Murphy "se aprovecha del mercado sin dar voz a los accionistas". Y defiende que este tipo de acciones sean excluidas de los índices de referencia.
La compañía ya tuvo problemas con la SEC, el regulador bursátil, que le obligó a cambiar en varias ocasiones las atribuciones de las acciones de Clase A. Snap tuvo que aceptar que sus nuevos accionistas acceso pleno a la información de la compañía y a ser invitados a la junta de accionistas, aunque no pudieran votar.
Esta práctica de limitar derechos no la ha inventado Snap, otras compañías del propio S&P 500, el índice más amplio y popular de Dow Jones, como Facebook o la matriz de Google, Alphabet, generalizaron la venta de este tipo de acciones, pero en el mercado cotizan títulos con plenos derechos. Los inversores institucionales temen que con Snap está tendencia se consolide.