
Dos son las críticas que se suelen hacer a los planes de pensiones. La primera, que cobran comisiones demasiado elevadas y la segunda, que en la mayoría de los casos no resultan rentables desde el punto de vista puramente financiero y sin atender a sus ventajas fiscales. Pues según el último Informe de Seguros y Pensiones publicado hace unos días por la Dirección General de Seguros (DGS), la primera de esas críticas no está ya tan justificada, porque, al cierre de 2015, la comisión total por tener un plan de pensiones era del 1,32%, lo que supone una rebaja del 8% con respecto a la de 2014 y del 30% frente a la que cobraban antes de que estallase la crisis en 2008, que se situaba en un 1,88%.
Detrás de esta fuerte rebaja puede estar que cada vez son más los productos de inversión, sobre todo de renta fija, que ante el recorte de las expectativas de rentabilidad que pueden obtener en un contexto de tipos de interés en mínimos adaptan las comisiones de sus productos a esa nueva y baja rentabilidad esperada. Otra causa puede estar en la necesidad de las entidades por seguir captando ahorro en un contexto de crisis económica optando por el modelo de la rebaja de comisiones. Pero la más importante es la obligación impuesta por el Gobierno a las comercializadoras de planes de pensiones por recortar sus comisiones. En concreto, en agosto de 2014, el Consejo de Ministros aprobó que las comisiones máximas en planes de pensiones se redujeran del 2,5% al 1,75% y esto obligó a no pocas entidades a apretarse el cinturón, aunque la mitad de los planes todavía cobra el máximo legal.
¿Se invierte más por ello?
La duda está ahora en si esa bajada de comisiones se ha traducido en un aumento en el ahorro en planes de pensiones privados. Los datos hablan por sí solos y dicen que no. De hecho, las aportaciones brutas a planes de pensiones cayeron el año de la gran rebaja un 1,09% en 2015, su primer descenso desde 2012, aunque la buena noticia es que viendo la evolución en aportaciones este año 2016 podría volver a cerrar con un aumento interanual en nuevo ahorro a planes de pensiones. Así, hasta el 30 de setiembre éstas ascendían a los 2.446 millones de euros y a esta cifra habrá que sumar los datos del último trimestre del año, cuando de media se producen el 50% de todas las aportaciones del año.
Pero, aunque importante, la comisión no es lo que decide que un inversor se decante por uno u otro plan ya que, como explica Isabella Diestel, responsable de planes de pensiones de Deutsche Bank España, "lo adecuado es buscar un equilibrio entre rentabilidad y comisiones". Sin embargo, la rentabilidad parece que tampoco es el criterio que más se tiene en cuenta a la hora de invertir, ya que solo el 0,21% de los partícipes tiene en cartera alguno de los mejores planes de pensiones de cada categoría.
La fiscalidad parece la gran clave que lleva a los ahorradores hacia estos productos, ya que son los únicos que cuentan con ventajas fiscales en las aportaciones, aunque existan muchas más vías para canalizar el ahorro a largo plazo como los seguros o los fondos de inversión. "No es verdad que quien quiera planificar su jubilación deba acudir a los planes de pensiones, pero es importante que se incentive fiscalmente el ahorro a largo plazo y no solo el plan de pensiones", apunta Fernando Luque, editor de Morningstar.