
Abdel Senhadji, director adjunto del Departamento de Asuntos Fiscales del Fondo Monetario Internacional y uno de los autores de Monitor Fiscal, charló con elEconomista en un momento clave para la economía mundial, donde la deuda toca máximos históricos, el crecimiento sigue siendo anémico y la política monetaria ultra acomodaticia puede generar efectos perversos tras haber exprimido buena parte de sus recursos.
¿Le preocupa al FMI que con la deuda global tocando récords pueda desatarse una crisis?
La deuda total se encuentra en máximos históricos de 152 billones de dólares, lo que supone alrededor del 225% del PIB mundial. Aquí no se incluye la deuda del sector financiero. Cuando la deuda privada es efectivamente elevada, la vulnerabilidad aumenta. Esto no implica que cada vez que los niveles de deuda privada sean elevados acabe por desatarse una crisis financiera pero los riesgos aumentan cuando la deuda privada es demasiado alta y por eso estamos preocupados.
Es por ello que nuestro trabajo es identificar dónde están esas vulnerabilidades para intentar mitigarlas pero los niveles de deuda varían significativamente entre países e incluso si son elevados pueden reducirse con las medidas apropiadas. Por su parte, un elevado nivel de deuda pública normalmente no está asociado a una crisis financiera pero limita la capacidad de los gobiernos para mitigar los efectos de un debilitamiento económico. La crisis financieras son más profundas y duran más cuando el país en cuestión cuenta con una elevada deuda pública.
Con el 40% de los bonos soberanos registrando una rentabilidad negativa, ¿veremos algún tipo de tensión durante el proceso de normalización monetaria?
Sólo si esta normalización por cualquier causa es desordenada y requiriese una subida abrupta de tipos que pillase al mercado por sorpresa y no se diera tiempo suficiente a los actores económicos a ajustarse al cambio, entonces sería problemático. Este no es nuestro escenario base. Nuestro escenario base es uno de una normalización suave. Es poco probable que las tasas de interés vuelvan a su nivel anterior a la crisis a corto plazo. De momento, tanto la Fed como el BCE consideran que los tipos se mantendrán bajos durante bastantes años por lo que no hay razón para creer que los tipos de interés se moverán de forma significativa durante los próximos años. La clave es que la normalización no se materializará hasta que el crecimiento se haya fortalecido y la inflación se acerque a sus objetivos, lo que debería compensar el impacto de tasas más elevadas.
En casos de países europeos, como España, los vientos de cola han ayudado pero con un ratio de deuda del 100% del PIB, ¿cómo reducimos esos niveles y fomentamos el crecimiento potencial?
El caso europeo es complicado porque los ratios de deuda son relativamente altos y los pocos países cuentan con espacio fiscal disponible no tienen necesidad de utilizarlo. España tiene un ratio de deuda elevado. La consolidación fiscal debe continuar con un ajuste aproximado de medio punto porcentual en términos estructurales. Sin embargo, incidimos en que existen formas de implantar este proceso sin lastrar el crecimiento.
Básicamente se pueden reorganizar y combinar una revisión en los ingresos y su intensidad con una mejora en la eficiencia del gasto manteniendo así el dividendo del crecimiento. Una economía industrializada como España podría ver como su crecimiento potencial sube medio punto porcentual mediante este proceso. Esto no puede parecer mucho pero dado que desafortunadamente el crecimiento potencial de España será del 1,5, se puede incrementar en un tercio su crecimiento a largo plazo sin necesariamente requerir un impacto en los presupuestos.
En el caso de España, un paquete de políticas neutral para el presupuesto que impulse el crecimiento incluiría, por ejemplo, la disminución de los impuestos sobre la renta y un aumento del IVA acompañado de un aumento de la eficiencia del gasto. Pero España todavía enfrenta retos significativos. El crecimiento cíclico sigue proyectándose por encima de la media en la zona euro pero desafortunadamente esa tendencia disminuye con el tiempo. Lo que esto indica es que realmente lo que sostiene el crecimiento a largo plazo es el crecimiento potencial. Es por ello que es esencial con las reformas estructurales y hacer cambios estructurales del lado fiscal. La política monetaria puede jugar un papel de apoyo sólo a corto plazo. En los distintos informes de este año, el FMI ha hecho especial incidencia en el apalancamiento chino, especialmente en las empresas.
¿Cuenta Pekín con las herramientas suficientes para gestionar esta situación?
China tiene el balance público más fuerte de los mercados emergentes y más de tres billones de dólares en reservas adicionales que no se incluyen dentro de su valor neto. El apalancamiento corporativo es muy elevado. El gobierno es consciente y está tomando medidas para asegurar un aterrizaje suave. Sin embargo, las autoridades tienen los recursos suficientes para lidiar con un problema potencial si este llegase a ocurrir.
¿Qué recomendaciones tiene para los países exportadores de crudo?
Los exportadores de materias primas, especialmente de petróleo, han sufrido bastante con la caída de los precios y muchos países han acabado registrando grandes déficits en lugar de superávits. Un ejemplo es Arabia Saudí, donde el banco central cuenta con reservas de más del 100% del PIB pero estas han caído rápidamente al registrar un déficit del 16% del PIB. Países como Arabia Saudí pueden enfrentar grandes shocks si son transitorios. El shock en los precios de las materias primas no lo es y persistirá en el tiempo por lo que esencialmente en necesario un ajuste fiscal para estos países.