
Aunque las bolsas no pudieron mantener el rebote en la jornada del viernes, en el cómputo semanal los alcistas se impusieron en las dos orillas del Atlántico, con los selectivos tecnológicos alcanzando máximos históricos y entrando en subida libre, a lo que contribuyó que vuelve a crecer la diferencia entre los dos candidatos a la presidencia de EEUU, Hilary Clinton y Donald Trump.
La banca situó al Ibex como el más bajista del Viejo Continente en la última jornada de la semana con una caída del 1,25%, seguido del Ftse Mib italiano, los dos índices más bancarizados de Europa. Rodrigo García, analista de XTB, señala que "el entorno de tipos de interés bajos sigue desangrando el negocio de los principales bancos, haciendo que el sector financiero sea una apuesta de la que muchos están huyendo".
Con ello, la subida desde el lunes del Ibex quedó en el 2,2%, lo que contrasta con el EuroStoxx, el Cac o el Dax, que ganaron más de un 3%. Con estos movimientos, el índice español concluyó en los 8.823,6 puntos. Para Joan Cabrero, jefe de estrategia de Ecotrader, "el rebote encaja con el proceso correctivo que el Ibex inició cuando giró desde los 9.135 puntos". Además, el experto añade que "mientras no se superen los 9.000 puntos, el riesgo a una corrección más profunda que, en el peor de los casos llevaría al Ibex al soporte de los 8.400 puntos, no se aleja". El Ibex cierra a un 4,8% de soportes y a un 6,07% de la resistencia más importante, los 9.360 puntos, cuya superación permitiría recuperar un mercado verdaderamente alcista.
Fue un banco el protagonista de la semana. Caixabank fue suspendido de cotización tras vender el 9,9% de su autocartera para financiar la OPA sobre BPI. La entidad se convirtió en la firma más bajista del Ibex cediendo más de un 8%. La más alcista fue ArcelorMittal sumando más del 11%.
Los bancos centrales, protagonistas
Lo que centró la atención durante la semana fue el encuentro que mantuvieron la Reserva Federal y el Banco de Japón.
La entidad nipona no introdujo nuevas medidas de flexibilización en su política económica. Mantendrá la cantidad de su QE en los 80 billones de yenes (unos 700.000 millones de euros), introduciendo el concepto del "control de la curva de tipos", con el objetivo de situar el bono a 10 años nipón en una rentabilidad cercana al 0%. Algo que se ha interpretado como la intención de evitar la caída de los tipos de interés a largo plazo, una idea que podrían seguir otras entidades como el BCE.
Por su parte, la Reserva Federal actuó sin sorpresas y no incrementó los tipos aunque despejó el camino para una subida en diciembre, algo para lo que existe una probabilidad del 56,4%, según Bloomberg. Con ello, el dólar se movió a la baja, lo que le permitió al euro cerrar en los 1,12 dólares.
La caída del billete verde ayudó a que los recursos básicos fueran de los grandes beneficiados y, salvo la gasolina y materias agrícolas, todas cerraron al alza. Mención especial merece el petróleo ya que con las fuertes pérdidas que cosechó el viernes, del 4%, puso fin a la que estaba siendo su mejor semana de las últimas cinco, un título que sí mantuvo el West Texas al avanzar más de un 3%, hasta los 44,4 dólares mientras que el Brent sólo sumó un 0,25%, hasta los 45,8 dólares. La causa de la caída fue un documento oficial de Arabia Saudí en el que se deja entrever que no se va a llegar a un acuerdo en el encuentro de la semana próxima.