
Mohamed El-Erian, jefe de asesores económicos de Allianz, cree que la fuerte venta de acciones y bonos en los mercados financieros podría tener un final diferente al de las últimas ocasiones. Los bancos centrales se están quedando sin munición y la realidad de las empresas es diferente a la que muestran sus valoraciones bursátiles. "Quizá esta oleada de ventas en los mercados sea diferente", asegura El-Erian.
"El nerviosismo por los tipos de interés inundó los mercados de renta variable el pasado viernes, la peor jornada para los principales indicadores estadounidenses desde finales de junio", explica El-Erian en un artículo de opinión en Bloomberg.
"Los 10 sectores del Standard & Poor's despidieron la jornada en rojo. Los bonos y las materias primas también tuvieron un mal día. El telón de fondo a esta oleada de ventas fueron los acontecimientos recientes que muestran un consenso del mercado sobre la probabilidad de ver una subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal este año".
¿Comprar en las caídas?
El hecho de si esta nueva venta masiva en la renta variable va a seguir la misma trayectoria está, por supuesto, sujeto a debate. "Algunos ya instan a los inversores a 'comprar la caída', con lo que esperan repetir una estrategia que ha resultado rentable en el pasado. Otros expertos se muestran más cautos, y algunos sugieren que los inversores deberían vender antes de que los precios caigan más", señala El-Erian.
Lo cierto es que la realidad no parece demasiado prometedora para los inversores. No obstante, los bancos centrales pueden intentar perpetuar sus políticas ultra-expansivas a pesar de los efectos secundarios de las mismas. El-Erian ve varios factores clave que pueden marcar el desenlace de esta oleada de ventas:
1-"No es probable que los indicadores fundamentales vayan a mejorar significativamente pronto. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, indicó la semana pasada que el FMI probablemente vuelva a revisar a la baja las previsiones de crecimiento mundial, lo que confirma que la economía mundial continúa siendo frágil y desigual".
2-"Los acontecimientos políticos y geopolíticos no favorecen la situación. El contexto político en muchos países occidentales dista mucho de facilitar una política económica sólida y meditada: Estados Unidos se encuentra en la recta final de unas elecciones presidenciales peligrosas; en el Reino Unido las consecuencias de la votación a favor del Brexit en junio aún tienen que esclarecerse en lo que se refiere a los cambios políticos e institucionales; Italia se enfrenta a su propio referéndum decisivo; España no consigue formar un gobierno, y en Alemania, el partido gobernante de la canciller Angela Merkel sufrió una derrota humillante en las elecciones regionales ante el partido anti-establishment AfD".
3-"Los antídotos comunes a estos episodios de mercado ya no son seguros. Estos factores económicos, políticos y geopolíticos no son nuevos. De hecho, hasta ahora, la actitud ganadora ha sido la de ignorarlos, e incluye la presunción de que las oleadas de ventas en los mercados son temporales y reversibles. La causa es que las tendencias bajistas han sido más que contrarrestadas por inyecciones de liquidez, especialmente por las recompras de acciones por parte de empresas (entre ellas las que tienen grandes cantidades de capital en sus balances) y por las políticas no convencionales de los bancos centrales, como los programas de compras de activos de magnitud considerable".
El giro que se está produciendo en los mercados "no se reduce solamente a una disminución de la efectividad de las medidas de política monetaria no convencionales que ya duran demasiado... Esta evolución es también el resultado de un aumento del temor (justificado) por los daños secundarios y las consecuencias no intencionadas, especialmente en lo que se refiere a los efectos perjudiciales de unos tipos de interés nominales ultra bajos y negativos, las distorsiones del funcionamiento saludable de los mercados, un aumento creciente de la amenaza de una inestabilidad financiera futura y la vulnerabilidad de los bancos centrales a la interferencia política".
4- "Puede que, a partir de ahora, el antídoto privado también sea menos notable. La renta variable se ha beneficiado de unas inyecciones de capital corporativo enormes, entre ellas las recompras de acciones, en Estados Unidos por 1,7 billones de dólares entre 2012 y 2015". Esta situación podría haber llegado a su fin, por lo menos no se podrá mantener el nivel visto en los últimos años, puesto que los colchones de capital de las grandes firmas son ahora mucho más finos.
El-Erian cree que "todo eso significa que los mercados intentarán obligar a los bancos centrales de nuevo a otra ronda de inyecciones de liquidez y a un período aún más prolongado de tipos de interés ultra bajos. Y no hay una razón específica para esperar que no vayan a conseguirlo. Sin embargo, las perspectivas de esta estrategia a largo plazo se están debilitando cada día que pasa; cuanto más se den cuenta de esto las empresas, más bajas serán las probabilidades de programas de recompra de acciones y de pagos de dividendos".
Para concluir, este economista sentencia que "sin una mejora significativa de los indicadores fundamentales, los inversores deberían recordar que hay un límite inminente a la capacidad que tienen las inyecciones de liquidez para proteger a los mercados de la realidad económica subyacente".