
La de David Einhorn es una de esas voces que el mercado tomaba como si fuesen el oráculo. Como en otros años, para atraer al público los organizadores de la Sohn Investment Conference recordaban este mes sus éxitos históricos, como cuando recomendó ponerse corto en Allied Capital o Lehman Brothers justo antes de su debacle. Y como otros años, Einhorn hizo en esta conferencia una presentación en la que aseguraba que el valor de mercado de Caterpillar debería recortarse a la mitad.
Al día siguiente, la fabricante de maquinaria industrial caía, pero sólo el 1%. Y es que después de una década en la que los hedge funds han duplicado el valor de los activos que gestionaban, hay muchos signos que apuntan al final del reinado de un sector que custodia 2.900 billones de dólares y el de la figura del gestor estrella.
Los fondos hacen frente ahora a numerosas quejas de clientes insatisfechos con su rendimiento, que a veces piden jugosos descuentos en comisiones para no marcharse con su dinero, y que en otras ocasiones hacen directamente eso. Ante la sangría, muchos en el sector se preguntan si estamos ante una fase transitoria, o si quizá el sufrimiento no ha heco más que empezar.
El pasado año la rentabilidad media de estos vehículos fue de un punto porcentual negativo, y en lo que va de año la tendencia no ha cambiado: pérdidas del 1%.
Justo cuando Einhorn hablaba delante de una audiencia más descreída que nunca en Nueva York, en la otra costa de Estados Unidos el máximo responsable del Sistema de Pensiones de los Profesores del Estado de California calificaba el modelo de los hedge funds como "roto". Y no es el único: el fondo de pensiones de Nueva York ya anunció que retirará todas las inversiones que hacía a través de estos vehículos.
El ejemplo de Einhorn apunta precisamente a eso. El pasado año Greenlight Capital, que él dirige, perdió un 20%. Es la peor cifra desde la creación del fondo en 1996, y es la primera vez que pierde desde que comenzó la crisis de 2007. Los clientes han respondido a este paupérrimo comportamiento sacando su dinero y, de esa forma, el valor total del fondo ha mercado en 3.000 millones de dólares en sólo ocho meses, hasta los 9.000 millones.
Podría decirse que la industria ha sido víctima de su propio éxito. Con cerca de 10.046 de estos fondos en todo el planeta, muchos gestores se limitan simplemente a seguir las estrategias de sus competidores, con lo que se recortan las primas y el retorno potencial.
También, siendo justos, hay que reconocer que los tipos de interés ridículamente bajos en buena parte del planeta han limitado aquellas estrategias que consisten en aprovechar los diferenciales entre las diferentes políticas económicas de cada región.
La primera respuesta de la industria ha sido recortar las comisiones y de hecho el porcentaje que los fondos se llevan -de media- de las ganancias de sus clientes ha caído un 5,3% entre 2011 y 2015. Los expertos esperan además que esta tasa caiga aún más en los próximos meses, para intentar quen los inversores no saquen su capital y lo inviertan en otros activos menos líquidos como el mercado inmobiliario.