El recorte en su beneficio ha llevado a Mapfre a hacer un esfuerzo extra para mantenerse en el podio del dividendo español. La compañía anunció la semana pasada que repartirá 0,13 euros por acción con cargo a los resultados de 2015, en dos entregas: la primera, la del pasado diciembre, de 0,06 euros, y la segunda, de 0,07 euros, en junio.
El importe no es superior al abonado en la mayoría de los últimos años -es, de hecho, inferior al de 2014, que fue de 0,14 euros- pero, para afrontar este desembolso, la compañía ha tenido que elevar su payout (porcentaje del beneficio destinado a retribuir al accionista) al 56,5%, dado que sus ganancias se han recortado en un 16% en 2015, hasta los 709 millones de euros.
Se trata del payout más elevado de la historia de Mapfre. Un porcentaje que supera lo prometido por el grupo, que el año pasado afirmó que en adelante destinaría al menos la mitad de sus ganancias a la retribución.
En cualquier caso, a mediados de 2015, cuando se esperaba un beneficio cercano a los 950 millones, la compañía podría haber mantenido el dividendo -y no reducirlo, como finalmente ha hecho- utilizando para ello sólo el 45% de sus ganancias. Pero la fotografía ha cambiado y el beneficio ha sido un 25% inferior al previsto en la mitad del año pasado.
Pese a esta caída, la compañía ha optado por mantener el nivel de retribución en lugar de recortarla, algo que sí hizo en los pagos con cargo al ejercicio de 2012.
Si el descenso del beneficio es llamativo -lejos quedan los 1.000 millones que se le auguraban para este año-, aún lo es más el deterioro de la recomendación. Sobre Mapfre pesa hoy el peor consejo del Ibex, según el consenso que recoge FactSet (aunque para el de Bloomberg hay nueve valores con peor consejo). No hace tanto tiempo -a finales de 2014- el valor era una compra para los mismos expertos que ahora le cuelgan el farolillo rojo.
¿Qué factores perjudican a Mapfre? Javier Bernat, de Beka Finance, que recomienda comprar sus títulos, explica que su abultada cartera de deuda pública española (de 16.400 millones) "la penaliza". "La caída de la cotización en los tres últimos meses, del 29%, supera con mucho a la sufrida por las aseguradoras europeas; creo que está pagando una prima por riesgo político", señala. Es el cuarto valor del Ibex que más cae en 2016, lo que permite que la compañía siga barata por PER: su multiplicador de beneficios es de 7,5 veces.
José Luis Herrera, de CMC Markets, considera que la actual incertidumbre política en España daña a la compañía en su calidad de tenedora de bonos del Estado. No debe olvidarse que un alza en la rentabilidad del bono como consecuencia del clima político dañaría el valor de la cartera de deuda de Mapfre.
Y Nuria Álvarez, de Renta 4, apunta que "los tipos de interés de la deuda pública no la ayudan, en la medida en la que la compañía tiene que ir reinvirtiendo y se va quedando sin opciones, ya que el sector asegurador tiene limitada la inversión en renta variable".
Caída en España
El año pasado, las primas del ramo de vida de Mapfre cayeron un 10,6% en España, país que, junto con Portugal, aporta el 58% del beneficio. También lastró el resultado Brasil, donde genera el 18% de sus ganancias.
Esther Castro, de Sabadell, explica que el pasado ejercicio asestó un fuerte golpe al negocio español, hasta ahora la "gallina de los huevos de oro" de Mapfre. En el ámbito internacional, "EEUU sólo ha dado pérdidas y la exposición del grupo a Brasil le afecta negativamente".
Citi emitió este martes un informe manteniendo el consejo de venta para los títulos de la compañía. "Los resultados de 2015 reflejan que los márgenes y las previsiones de crecimiento pueden ser más débiles de lo que esperábamos, lo que nos lleva a reducir un 8% las estimaciones de ganancia para el periodo 2016-2018".
Felipe López-Gálvez, de Selfbank, comenta que a la compañía le pesa la escasa rentabilidad que obtiene de sus inversiones: "Cada vez trabaja con menores márgenes; una de sus principales vías de generación de beneficio es invertir a largo plazo las primas de los seguros a corto plazo de sus clientes".
Esther Castro, de Sabadell, ve a Mapfre "cada vez más estrangulada". En su opinión, ha dejado de ser una aseguradora, porque su negocio principal son ahora las inversiones, no los seguros. "Más del 50% de su resultado operativo es financiero", explica.
