
El enfriamiento de los países emergentes, la debacle del crudo, la caída de las petroleras o las dudas sobre el sistema financiero son algunos de los motivos que están detrás de las turbulencias. ¿Serán Draghi y Yellen los salvadores del mercado? Los expertos dudan de su efectividad
A falta de 19 sesiones para la próxima reunión del Banco Central Europeo, en la que previsiblemente volverá a inundar el mercado con más estímulos monetarios, da la sensación de que al mago Draghi se le han acabado los superpoderes para frenar la extrema volatilidad de los mercados.
China, la caída del petróleo, las crecientes dudas sobre la sostenibilidad de muchos países exportadores, la desaceleración del crecimiento mundial, la restricción financiera de los países emergentes, las dudas sobre la salud del sector financiero... Son muchos los motivos de desconfianza. Frente a todos estos problemas, los principales banqueros centrales se antojaban como los principales salvadores.
Todos ellos disponen de las herramientas y se han mostrado dispuestos a usarlas, sin embargo, cada vez son más los expertos que ponen en duda la efectividad y la credibilidad de los organismos monetarios para frenar las turbulencias bursátiles. "La situación actual de los mercados se debe a la falta de confianza hacia los principales bancos centrales", comenta José Luis Martínez Campuzano, de Citigroup.
En este mismo sentido se pronuncia Leo Grohowski, de BNY Mellon, que en declaraciones a Bloomberg, comenta que "las políticas de los bancos centrales y la incertidumbre sobre su efectividad es la gran preocupación macro ahora".
Según Paras Anand, gestor de renta variable de Fidelity, "los tipos de referencia son negativos en muchas zonas del mundo, y el mercado se pregunta si los banqueros centrales ya han utilizado todas las palancas y parece que la economía mundial tiene las mismas probabilidades de contraerse que de crecer".
¿Podría ser que los bancos centrales se estén enfrentando al enemigo equivocado? "Los bancos centrales harían bien en reconsiderar si ganar la batalla contra la inflación es deseable o necesario y, en cambio, considerar otras vías para fomentar la confianza en la economía mundial", explican desde Fidelity.
En el caso del BCE, la mayoría de expertos considera que al organismo se le ha acabado la magia y la capacidad de sorpresa para reanimar la economía. Por ello, todo apunta a que las medidas que previsiblemente anunciará el economista italiano en menos de un mes -entre las que figuran una nueva rebaja del tipo de déposito, más compra de deuda a plazos más allá de 2017 o un QE corporativo, entre otras- no serán suficientes para calmar la ansiedad de los inversores y devolver a los mercados la confianza perdida. "Hay más probabilidades de que Mario Draghi decepcione que de que levante de nuevo al mercado. No esperamos que vaya a ser agresivo ni en las medidas ni en el discurso", explica Lucas Monjardín, socio de Value Tree.
Draghi, ¿nueva decepción a la vista?
Esta misma semana el mercado especuló con la locura en el contexto actual de que el BCE comprara acciones de los bancos como parte del QE. Una posibilidad remota, según los expertos consultados, ya que exige cambiar los estatutos del BCE y después requiere de la aprobación del Parlamento europeo.
La resolución definitiva podría tardar en aprobarse dos años y medio, tal y como ocurrió en 2012 con el programa de compra de bonos soberanos para los países que pidieran el rescate, que fue bautizado con el nombre de Transacciones Monetarias Directas (OMT, por sus siglas en inglés). "Sería un rescate en toda regla del sector financiero", explica Alexis Ortega, de Finagentes Gestión.
Hace más de 3 años y medio de aquellas palabras mágicas que acuñó el presidente del BCE y que trajeron la esperanza en medio de la tormenta perfecta que se estaba desarrollando sobre los países periféricos: "haré lo que sea necesario para salvar el euro, y créanme que será suficiente" y ahora la crítica situación del mercado exige la misma contundencia. "El balance global de las acciones de QE es positivo. Haber superado la fragmentación dentro de la zona euro o el mantenimiento de una curva de tipos muy baja son sus grandes éxitos. Ahora bien, hay riesgos potenciales derivados de efectos colaterales no deseados, como las posibles burbujas en determinadas categorías de activos", explica Juan Luis García Alejo, director de análisis, mercados y producto en Andbank. Según recuerda García Alejo, "el mandato del BCE es sencillo de enunciar pero de compleja consecución: conseguir la estabilidad de los precios a medio plazo. A Draghi, en este sentido, le preocupan las expectativas de los precios, que hoy se mueven al son del petróleo. Su mensaje y sus acciones deben ir encaminadas a anclar esas expectativas".
Yellen, entre la espada y pared
Mientras, en Estados Unidos, ocho años después de aprobar la primera flexibilización cuantitativa para salvar al mundo de otra gran depresión, la credibilidad de la presidenta de la Reserva Federal está en entredicho.
La situación de Janet Yellen es compleja, acorralada entre la pared y la próxima vuelta de tuerca monetaria. Sin embargo, se resiste a quedarse en el banquillo y esta misma semana reafirmaba su intención de endurecer la política monetaria. A pesar de ello, Yellen reconoció "la posibilidad" de que la economía estadounidense sufra una contracción. En medio de esta situación, en la que la presidenta de la Fed no acaba de aclararse sobre cuál es el camino que quiere seguir (no descarta incluso los tipos de interés en negativo) la mayoría de los expertos cree que los vientos en contra de la economía estadounidense aumentarán en 2016. Hasta el punto que obligarán a la Reserva Federal a posponer una nueva subida de tipos hasta febrero de 2017 o incluso revertir su política monetaria con recortes de tipos, tal y como ya hizo su homólogo europeo Jean-Claude Trichet en 2011.
"La Fed ha perdido su capacidad de sorprender a los mercados. Se dio incluso antes de la era Greenspan, incluso cultivando un áurea de misterio acerca de las decisiones de política económica", explican desde Aberdeen. Por su parte, los expertos de Fidelity insisten en que los mercados están sufriendo turbulencias ante la hipótesis "de que existe una relación lineal entre la relajación de la política monetaria y la actividad económica, y el temor a que una confianza frágil pueda dar lugar a un desplome de la velocidad del dinero".
¿Un nuevo acuerdo Plaza?
En 1985, los principales ministros de Economía de las principales potencias mundiales alcanzaron el denominado acuerdo Plaza para intervenir los mercados de divisas y debilitar el dólar frente al yen y el marco alemán. En octubre de 2008 cuando la crisis financiera de Lehman ahogaba a los mercados la Fed, el BCE y Reino Unido -junto a Canadá o Suecia- recortaron los tipos de interés en medio punto cada uno para contener la hemorragia. Ahora, los problemas no se parecen, pero las peticiones de una nueva acción coordinada están encima de la mesa de cara a la reunión del G20 que tendrá lugar a finales de este mes. "Hay que buscar un rol más activo de los organismos supranacionales y que actúen como correas transmisoras de las normas y las buenas prácticas que eviten políticas económicas inadecuadas", señalan desde Andbank.