Entre un estrecha supervisión, los vaivenes en los mercados y la espera a que la Reserva Federal inicie su nuevo ciclo monetario, los empleados del sector financiero estadounidense tienen poco que celebrar. Según los datos de la consultora Johnson Associates, de los que se hacía eco el New York Times, las bonificaciones e incentivos caerán este año entre un 5 y un 10 por ciento, la primera vez desde 2011 que las compensaciones para el conjunto de la industria sufrirán una caída.
Aunque existen ciertas áreas donde las primas los sueldos parecen no sufrir estos síntomas, como las entidades de capital privado o aquellas orientadas a gestionar compras y fusiones, el sector financiero no parece estar pasando por su mejor momento. El New York Times apuntaba que las compensaciones a finales de año entre la banca comercial y la de inversión podrían llagar a caer hasta un 30 por ciento con respecto a los niveles registrados en 2009. En áreas con menos riesgo y que requieren menos capital, como los banqueros que ejercen de consultores durante una operación de compra corporativa, los incentivos podría subir entre un 15 y un 20 por ciento.
Otros negocios, como el de gestión de activos, requieren menos capital pero experimentarán una bajada del 5 por ciento en sus bonificaciones, dado el tedioso comportamiento experimentado por la economía y los mercados. El área que sufrirá el mayor batacazo será el de renta fija, donde las compensaciones llegarán a caer entre un 10 y un 20 por ciento.
Pese a los recortes, la industria financiera es la más fructífera a la hora de compensar a sus empleados. La oficina del Controlador del Estado de Nueva York estima que la bonificación media alcanza los 172.860 dólares. Sin embargo, como avisaba Alan Johnson, fundador de Johnson Associates, el incremento de la supervisión y regulación sobre buena parte de estas entidades forzará a muchas de ellas a seguir recortando gastos en el futuro.
La gran banca estadounidense, como Bank of America, Citigroup o Wells Fargo, por mencionar algunos, parece haber hecho los deberes y haber convencido con sus últimos resultados trimestrales. Dicho esto, entidades como Morgan Stanley o Goldman Sachs, siguen sin encontrar un rumbo fijo ante el nuevo contexto económico bajo el que operan.
