La panorámica general de la renta fija no ha cambiado: un contexto de tipos de interés muy bajos con el que para los inversores resulta complicado encontrar rentabilidades atractivas. Sin embargo, el mercado ofrece ahora una visión algo distinta.
Los últimos episodios de volatilidad han recortado no solo los precios de las acciones sino también los de la deuda. Muchos expertos coinciden en que esta caída abre una ventana para comprar en niveles más atractivos bonos privados, de empresas y bancos, europeos que siguen bajo el amparo de las compras del Banco Central Europeo (BCE). Eso sí, sin perder de vista que la incertidumbre es todavía mayor que la que había a principios de un 2015 que ya se aventuraba muy complicado.
Pese a que la entidad mantiene su programa de estímulos -el conocido como Quantitative Easing- y en su última reunión Mario Draghi, presidente del BCE, reconoció que podría ampliar las compras o extender el periodo más allá de septiembre de 2016, la iliquidez sigue presente en el mercado de deuda. Una situación que algunos gestores quieren aprovechar. "Creemos que es un buen momento para entrar, porque hay pocos compradores", apunta Pablo González, consejero delegado de Ábaco Capital. "Esta es una ventana de oportunidad para hacer cartera, pero a 6-12 meses vista, ya que a corto plazo habrá volatilidad", puntualiza el experto.
La buena ocasión para entrar en bonos privados se produce gracias a la caída de los precios. ¿Qué significa esto exactamente? La rentabilidad que obtiene un inversor cuando compra deuda en el mercado secundario depende de varias variables. Una es el cupón que paga periódicamente una compañía, que en muchos casos es fijo salvo, por ejemplo, emisiones a tipos flotantes. El inversor recibe el mismo interés (el cupón) cada trimestre, semestre o año. Eso no varía y, lejos de ser atractivos, en los últimos meses hemos visto récords de financiación en España con los que las compañías han colocado deuda a cupones históricamente bajos. El plus de rentabilidad puede obtenerse ahora por otra de las variables, el precio, ya que algunos de los bonos de empresas cotizan por debajo del valor nominal y del que fueron emitidas. Es decir, que se compran más baratos.
"Tras la volatilidad que hemos vivido durante estas semanas de verano, en relación con los spreads de crédito, existen algunas oportunidades en términos de precio en compañías de primer orden, dentro de grado de inversión, principalmente en la periferia europea", señala Gerard Vaqué, responsable de Renta Fija de Deutsche Bank. "En cualquier caso, la expectativa de mercado sigue siendo de tipos bajos durante un período largo de tiempo, de modo que las rentabilidades que podemos obtener en el mercado siguen siendo bajas", explica Vaqué. Pero, de la misma manera, también las tasas de inflación continuarán en niveles ínfimos, con lo que no se comerán prácticamente las ganancias.
Tras las caídas de precios
Después de esta semana, queda patente que las subidas de tipos no serán inmediatas. La Reserva Federal americana, el primero de los grandes bancos centrales que iba a dar el paso, decidió retrasar el jueves un aumento en el precio del dinero, como estaba demandando el mercado ante el posible frenazo que puede causar China a la economía mundial. Es posible que hasta diciembre -o incluso 2016- no llegue una alza de tipos, lo cuál quiere decir que las valoraciones de los bonos deberían ser mayores porque los flujos de caja se descuentan a tipos más bajos. No hay presión para que las rentabilidades de la deuda suban y los precios bajen. Así, los inversores recogieron el viernes la decisión de la Fed con compras de bonos europeos, lo que elevó los precios y relajó las rentabilidades.
Esta última reacción se produce después de que los precios de la deuda hayan caído desde que China alertaba al mundo de su ralentización con devaluaciones del yuan en agosto. En bonos corporativos hay muchos ejemplos. El precio de los títulos a 10 años emitidos por Red Eléctrica en abril caen más de un 7 por ciento desde entonces y un 2,5 por ciento desde principios de agosto. Esto se traduce en que el inversor puede obtener una rentabilidad del 2 por ciento, frente al cupón del 1,125 por ciento (ver gráfico). Los bonos a una década de Enagás pierden un 5,2 por ciento desde el precio de colocación, en febrero, y un 2 por ciento en un mes y medio. La rentabilidad ahora es del 1,97 por ciento y el cupón, del 1,25 por ciento.
En deuda de alta rentabilidad (high yield) destaca el desplome en los bonos de Abengoa, de más del 50 por ciento en muchos casos. La compañía parece no poder poner en marcha la ampliación de capital por 650 millones y el jueves recibió una advertencia de Moody's, alertando de una rebaja de rating, que lo acercaría al nivel de impago, si no logra reconducir su endeudamiento.
Otra española que sí está levantando capital es OHL. Sus bonos también han sufrido en el parqué. Los emitidos el año pasado con vencimiento en marzo de 2022 caen un 7 por ciento desde principios de agosto y ofrecen una rentabilidad del 7,26 por ciento, frente al cupón del 4,75 por ciento. Una deuda que no descartan desde Ábaco Capital. "Creemos que con la ampliación de capital la estructura financiera va a quedar mucho mejor", valora Pablo González desde la entidad.
Más positivos con grado de inversión
No obstante, la mayoría opta por fijarse en bonos con grado de inversión y, pese a estos descensos, no hay que olvidar que el contexto de tipos bajos está ahora rodeado de incertidumbres. "El panorama es todavía incierto con las elecciones de Grecia y Cataluña y se puede producir una situación en la que los precios de los bonos sigan bajando", advierte el responsable de renta fija corporativa de una entidad que prefiere no ser citado. Desde esta firma explican que están más positivos con deuda de grado de inversión porque el high yield es ahora un poco más arriesgado. Una opción que comparte Gerard Vaqué: "Recomendamos ser cautos en cuanto al riesgo seleccionado para la inversión, utilizando compañías dentro de grado de inversión, de la periferia europea, principalmente España e Italia, que frente a sus equivalentes del centro de Europa, y debido a las primas de riesgo de estos, tienen rentabilidades algo más atractivas".
Para centrar un poco más el tiro, David Ardura, subdirector de gestión de Gesconsult, explica que "la volatilidad, incrementada por la falta de liquidez, ha generado oportunidades en sectores castigados por su exposición a mercados emergentes", señalando al sector automovilístico como una alternativa. Sobre todo, "las compañías cuyo negocio no está tan vinculado a emergentes como el de sus competidores y cuentan con balances lo suficientemente sólidos para no incurrir en un riesgo de impago", añade. Ardura menciona dos ejemplos: los bonos de Peugeot o Renault.
Otra posibilidad, más cercana al inversor particular, es entrar en deuda privada a través de fondos. Entre los más rentables este año que pueden comprarse en España destacan GAM Star Credit Opp (EUR) EUR Acc, CapitalAtWork Corporate Bonds at Work C y Mutuafondo Deuda Subordinada FI por la calificación fijada por Morningstar y las comisiones de gestión (ver gráfico).