Bolsa, mercados y cotizaciones

Guerra de trincheras para evitar las pérdidas del año

A la espera de testar los mínimos de agosto, la debilidad del mercado oculta que la retribución media del Ibex es ya del 4%.

Tal día como hoy, hace 101 años dio comienzo en el norte de Francia la Batalla del Marne, considerada el episodio bélico más importante de la I Guerra Mundial, y que supondría el inicio de cuatro años de enfrentamientos entre el ejército alemán y el frente aliado, dando forma a una nueva fase de la contienda conocida como 'guerra de posiciones': no perder un palmo de tierra para poder ganar algo. Las bolsas viven, en este momento, una situación muy similar, con inversores atrincherados a la espera de un rebote de mercado que logre batir resistencias o de una ruptura a la baja que permitiera hablar de una vuelta a un mercado bajista. "Observamos un escenario de continuidad de la corrección bajista que comenzó en abril, desde los máximos de año. Todo apunta a que, ahora mismo, no hay soportes importantes hasta la zona de mínimos de octubre del año pasado, entre los 9.200 y los 9.500 puntos de Ibex", asegura Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader. Llegado ese momento, lo que espera el analista es que "el mercado rebote", permitiendo al portal de estrategias de inversión de elEconomista subir su exposición del mínimo del 20 por ciento al que se encuentra ahora. En aquel flash crash del mercado, el Ibex 35 cotizaba a una rentabilidad por dividendo del 4,62 por ciento, más de un punto por encima de la retribución del selectivo en el máximo alcanzado el pasado 13 de abril en los 11.866 puntos. Era, en aquel momento, la menor del último año, el 3,3 por ciento. Después de haber sufrido un lunes negro como el del 24 de agosto, si hay algo evidente es que, a pesar del pánico que ha invadido a muchos inversores, las oportunidades se encuentran a precios más bajos, pero también mucho más atractivos. Una ecuación básica de mercado es que a mayor nivel de los índices, menor es la rentabilidad por dividendo ofrecida por sus empresas y mayor la prima que se paga por ellas.

En la actualidad, la rentabilidad por dividendo que ofrece el mercado nacional es del 3,98 por ciento, siendo la mayor de los principales mercados internacionales, sólo por detrás del británico, donde asciende hasta el 4,49 por ciento y eso que su caída en el año es superior a la de cualquier otra plaza europea. Francia paga, de media, una rentabilidad del 3,7 por ciento, por delante del Dax Xetra germano donde se sitúa en el 3,15 por ciento. La menor la encontramos en la media de las 500 compañías del Standard & Poor´s americano, con una retribución al accionista del 2,25 por ciento.

Si retornamos al plano más técnico, Cabrero maneja un escenario idéntico para la bolsa estadounidense con un "S&P 500 de vuelta a la zona de mínimos del año pasado, en 1.820 puntos. En la sesión de pánico del pasado 24 de agosto", recalca el experto, "el índice cayó hasta los 1.867 enteros. Si se alcanza este nivel, recomendaríamos empezar a comprar bolsa otra vez".

Valoraciones más atractivas

"Una de las cuestiones más importantes" para contextualizar la caída de la bolsa, afirma Fernando Hernández, de Andbank, es que "ya no estábamos comprando un mercado tan barato como el que comprábamos en agosto de 2012". Los inversores que decidieron hacerse con acciones durante el pico de mercado del mes de abril lo hicieron pagando una prima del 38 por ciento con respecto al PER medio (número de veces que una acción recoge en precio el beneficio de la compañía) de la última década de la bolsa española. En la actualidad, esa prima se ha reducido hasta el 22 por ciento para el Ibex, frente al 18 por ciento que se está pagando por el Eurostoxx 50 -ver gráfico-.

El mercado más ajustado a su precio es el americano, donde el S&P 500 -considerando que cuenta con el mayor PER medio de los últimos diez años, en 13,9 veces- presenta una prima del 9 por ciento a los niveles actuales. Ahora bien, incluso entendiendo que la bolsa estadounidense se encuentra a niveles atractivos, analistas como Marc Ribes, cofundador de Blackbird, reconocen estar "haciendo coberturas y estar cortos en Estados Unidos" ante la sospecha de que la tendencia bajista tiene más visos de permanecer en el tiempo que de ceder al rebote. "Un 50 por ciento de las mayores compañías americanas de la bolsa están marcando mínimos de las últimas 52 semanas. Hasta que no veamos que estos valores se alejan de mínimos hay que ser precavido", apunta el experto que señala, además, otro dato relevante: las compras a crédito realizadas en la bolsa americana se encuentran en máximos históricos que superan ya los 500.000 millones de dólares, por encima del pico de 2007 previo al estallido de Lehman Brothers, según datos oficiales del NYSE (New York Stock Exchange) a cierre de julio. "Cuando se compran acciones a crédito", dice el analista, "es un dinero que no se tiene y en el momento en el que cae el mercado y el banco -que ha realizado el préstamo- exige más garantías a los inversores -garantías que no tienen-, estos se ven obligados a vender", lo que no deja de ser una razón más para esperar futuros episodios de volatilidad en las bolsas.

No hay que olvidar que en medio del desplome de las bolsas, las más afectadas han sido, sin lugar a dudas, los propios mercados emergentes. Wim-Hein Pals, director de Robeco Emerging Markets Equities, reconoce que "el ratio esperado de relación precio/beneficio" para las compañías emergentes "está muy por debajo de 10 veces" y se trata de "niveles no vistos desde la crisis financiera mundial de los años 2008 y 2009".

¿Miedo a una recesión?

China podría aplicarse a sí misma el refrán tan manido empleado en Wall Street: aquello de que cuando su economía se resfría, el resto del mundo, como poco, estornuda. Los expertos coinciden en descartar una nueva recesión a nivel global después de conocer la ralentización de la economía del gigante asiático, la entrada en recesión de actores internacionales tan relevantes como Canadá o Brasil, arrastradas por la debacle de las materias primas o por una mayor fortaleza del dólar. "Hay grandes diferencias entre el momento actual y la crisis de los países emergentes del año 97", asegura Jacobo Blanquer, consejero delegado de Tressis Gestión, en una idea reforzada por distintos expertos consultados por elEconomista. "En aquel momento", continúa el experto, "las reservas en dólares de los bancos centrales eran muchísimo más reducidas. Ahora, ese problema no lo tendrían porque, en caso de quiebra, contarían con moneda con la que pagar sus deudas".

Desde Andbank, Hernández apunta a un "crecimiento menor" de la economía global, tras sendas revisiones a la baja por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) y, este mismo jueves, por parte del Banco Central Europeo (BCE), lo que "no significa una nueva recesión", dice, puesto que en esta ocasión "los países desarrollados están tomando el relevo de los emergentes" en terreno de crecimiento de sus economías y, además, "los bancos centrales son mucho más activos que en los últimos tiempos, lo que ayudará a que las economías desarrolladas crezcan internamente todo lo que no podrán crecer hacia el exterior". El propio presidente del BCE, Mario Draghi, reconoció estar dispuesto a incrementar el programa de expansión cuantitativa (QE) apelando, por segunda vez, a aquello del y si fuera necesario. Los expertos de Citi no descartan, incluso, que el organismo comunitario pudiera "ajustar al alza el dinero destinado a las compras de bonos en un futuro en caso de que fuera necesario".

Una vez dibujado un marco de menor crecimiento internacional, la economía española cuenta con una casuistica muy particular que proviene del otro lado del Atlántico y, en particular, de Brasil, cuya economía entró en recesión esta misma semana tras dos trimestres en contracción. "Es obvio que compañías como Telefónica (el país representa un 25,8 por ciento de su Ebitda) o Banco Santander (otro 35,8 por ciento de sus ingresos) y prácticamente todas las del Ibex tienen exposición a este país", reconocen desde Andbank. Es el caso de compañías como Mapfre o de Dia, en cuyos casos el país reporta ingresos mínimos del 20 por ciento sobre sus cuentas.

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