Bolsa, mercados y cotizaciones

El BCE prevé un crecimiento moderado aunque advierte del riesgo de China

  • Las actas de la última reunión reflejan preocupación por el 'parón' del gigante

En la última reunión del Banco Central Europeo (BCE), hace cuatro semanas, los miembros de la institución no contaban con que China movería otra ficha -la devaluación del yuan- para intentar detener el frenazo de su economía. Pero sí se mostraban preocupados por el parón del gigante asiático, pese a que sus expectativas sobre la zona euro no han cambiado y siguen esperando un crecimiento económico "moderado".

Así lo recogen las actas de la reunión que publicó ayer el BCE, en las que la entidad detalla el contenido de sus discusiones. "La evolución financiera en China podría tener un impacto adverso mayor al esperado", recogía el comunicado. Y añadía otro escollo: "Este riesgo podría verse agravado por los efectos negativos colaterales de aumentos en los tipos de interés en Estados Unidos".

Aun con estas advertencias sobre la mesa, los miembros del BCE no cambiaron sus expectativas para la zona euro. "En general, se espera que la recuperación en la eurozona siga siendo moderada y gradual", apuntaron. Este mensaje está en línea con las expectativas anteriores. Desde el organismo consideran que "el consumo debe seguir siendo el principal motor de la recuperación en la zona euro", sobre todo gracias a que la caída en los precios del petróleo incrementa el poder adquisitivo de las familias.

Grecia ya no es el problema

Los problemas en Grecia no se ven como un freno. Todas las incertidumbres generadas por la falta de acuerdo no parecen haber tenido un impacto relevante en la actividad económica de la eurozona, según apunta el consejo del BCE. Y, aunque reconocen la volatilidad generada en los mercados, los miembros de la entidad ya esperaban en julio que las negociaciones y los principios de acuerdo llegarían a buen puerto. "Los riesgos por los acontecimientos relacionados con Grecia y las negociaciones en curso con sus acreedores parecen estar generalmente contenidos", recogen las últimas actas.

Es más, la autoridad monetaria incide en que el foco de las preocupaciones para los mercados ha cambiado totalmente. Tras meses en la palestra, ya no es Grecia la principal protagonista, sino que, como se ha visto durante esta semana, las miradas se centran más ahora en China y Estados Unidos.

Sin punto de inflexión

Uno de los datos que sigue vigilándose con lupa es la inflación, el banco central aún no encuentra un cambio claro. "Todavía era demasiado pronto para confirmar que se ha llegado a un punto de inflexión en la inflación subyacente", reconocen. Su previsión no han variado: "Las perspectivas de evolución de los precios no ha cambiado sustancialmente desde la reunión de política monetaria anterior a principios de junio, la inflación se mantiene baja, pero se espera que aumente a finales de año".

Unanimidad para comprar deuda hasta 2016

Nadie lo cuestionó. El crecimiento de la economía en la zona euro mantiene el ritmo moderado esperado, pero sigue necesitando el apoyo del Banco Central Europeo (BCE). En la última reunión del consejo de gobierno de la entidad hubo unanimidad a la hora de conservar intacto el programa de compras de deuda pública y privada (QE). Es decir, que la institución seguirá inyectando dinero a la economía mediante adquisiciones de deuda hasta la fecha que estaba programada: septiembre de 2016.

Los últimos datos sobre el PIB y la inflación no pedían "una reconsideración de la orientación de la política monetaria", indican las actas sobre la última cita que publicó ayer el BCE. Es más, desde la entidad insisten en que vigilarán muy de cerca los precios porque siguen teniendo artillería con la que disparar. "Dado el difícil entorno, [el BCE] está preparado para utilizar todos los instrumentos disponibles dentro de su mandato, si es necesario". La idea que Mario Draghi, presidente del BCE, traslada desde hace tiempo en cada reunión.

La institución europea mantiene un programa de compras de deuda al que ha ido añadiendo modificaciones. Su idea inicial era inyectar 60.000 millones mensuales, una cifra que ha ido variando. Además, desde entonces también ha abierto el abanico de compras. A principios de julio sorprendió al añadir en su radar a las empresas públicas, lo que suponía añadir a 13 nuevos emisores, entre ellos Adif. En la última reunión, Draghi aseguró estar preparado para comprar deuda griega dentro de su programa de compras, eso sí, si Grecia cumple los requisitos.

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