
La guerra del petróleo, que comenzó hace poco más de un año, cambió de forma radical el escenario para los países productores y también para las compañías. En unos pocos meses se tuvieron que despedir del barril a 100 dólares y afrontar un futuro por debajo de los 60 dólares; escenario que obligó a las petroleras y gasistas a reorientar toda su estrategia empresarial, desde sus decisiones de inversión, hasta su política de dividendos.
Toda crisis -y esta no es menos- abre consigo una época de oportunidades. Esta es la lectura que se desprende de la última encuesta de Ernst & Young a ejecutivos del sector del gas y del petróleo, ya que el 56% de los directivos explica que su empresa prevé hacer adquisiciones corporativas durante este año. Desde la última encuesta, de octubre, el porcentaje de ejecutivos que prevén realizar una compra ha subido en 31 puntos. Esta situación no es extraña, ya que la caída del crudo ha recortado las valoraciones de las petroleras y gasistas en bolsa. He aquí la oportunidad de esta crisis: las grandes firmas del sector encuentran empresas con buenas reservas, o con una elevada capacidad de producción, a precios atractivos. En muchos casos, más atractivos que invertir en la exploración o la extracción.
La depreciación del crudo significa un descenso de los beneficios, lo que obliga a las compañías a responder a este cambio del entorno. La mayor parte, un 38%, responderá con un descenso de su dividendo o su recompra de acciones. Por su parte, el 11% pretende posponer sus decisiones de inversión, el 8%, recortar gastos ordinarios y el 5%, gastos de capital.
Irán prepara su petróleo
Una de las noticias más importantes para el mercado del petróleo es el fin de las sanciones a Irán, que se producirá, probablemente, en diciembre. El país ya se está preparando para que EEUU, la UE y sus aliados levanten su embargo: la compañía pública National Iranian Oil (NIOC) ha comenzado una ronda de reuniones con compradores asiáticos y del Mediterráneo, según se filtró este miércoles. Una noticia que evidencia que el país está acelerando para volver a vender su petróleo, lo que provocó un descenso del crudo superior al 2%.
