Estados Unidos se enfrenta en estos momentos al ciclo de endurecimiento de su política monetaria más atípico en los últimos 30 años. Es cierto que la tasa de paro se hunde a un mayor ritmo que en 1987, 1994, 1999 y 2004 pero, sin embargo, la inflación es bastante baja, el crecimiento real del PIB es débil y el dólar se encuentra en niveles mucho más altos que en otros momentos en que la Reserva Federal comenzó a cerrar el grifo de la liquidez.
El billete verde sufre una combinación marcada por una valuación bastante alta y un momento extremo que no se veía desde la mitad de los 80 y finales de los 90. Algunos recuerdan estas etapas doradas como los rallies alcista más impresionantes para el rey dólar mientras hacen sonar las alarmas de una posible burbuja. Para estos últimos, sólo es cuestión de tiempo antes de que un traspiés provoque un efecto dominó que frene esta euforia.
"Según estos estándares, el dólar parece estar experimentando las primeras fases de una burbuja a no ser que la Fed sitúe los tipos de interés al 3,5%", advierte John Normand, estratega de divisas de J.P. Morgan en Londres. Sin embargo, el catalizador que podría servir de shock para enfriar el sobrecalentamiento de la divisa estadounidense no hará acto de presencia este año. "La posibilidad de que la Fed se tome un respiro después de iniciar la subida de tipos, que el Banco Central Europeo o el Banco de Japón retiren sus estímulos al estar acercándose a los objetivos de inflación o un repunte de los mercados emergentes son todavía eventos que tardarán en llegar", explica Normand.
Dicho esto, en esta ocasión la burbuja del dólar no estará ligada a la renta variable, como ha ocurrido en el pasado. De acuerdo a los expertos del banco estadounidense, si realmente el billete está sufriendo un sobrecalentamiento fruto de la exuberancia irracional, el epicentro está en el mercado de bonos. Actualmente, la economía de EEUU es la menos desequilibrada cuando se compara a otros mercados desarrollados y emergentes. En estos momentos 10 de las economías más grandes del mundo cuentan con tipos de interés cercanos a cero y cerca del 7% de los bonos soberanos ofrecen un interés negativo. Es por ello que el mercado de renta fija está sufriendo una entrada masiva de inversiones mientras el dólar toca máximos en más de una década.
A día de hoy el cambio real del dólar se encuentra sólo un 5% por debajo del pico de la burbuja de las dot.com en 2002 y un 15% del techo tocado en 1985. Además ha generado movimientos en los spreads durante los últimos seis meses en los bonos del Tesoro a 5 y 10 años. La rentabilidad de estos debería subir al menos 100 puntos básicos para justificar los niveles actuales en los que se cambia la divisa estadounidense. La subida interanual del dólar se excede ya en un 15%, algo que sólo ha ocurrido tres veces en las últimas décadas: la primera cuando Alan Greenspan comenzó a endurecer la política monetaria a comienzos de los 80, durante la burbuja de Internet y tras la quiebra de Lehman Brothers.