
El Ibex 35 es la excepción que confirma la regla entre los principales índices bursátiles europeos. El indicador más importante de los mercados españoles es el único del Viejo Continente que ha logrado desterrar de una vez para siempre los máximos históricos alcanzados en tiempos de la burbuja tecnológica. Hoy, el Ibex ha abierto con ligeras subidas y con la vista puesta en un nuevo máximo histórico.
Mientras que el Ibex (IBEX.MC) ya fue capaz de derribar esa muralla en septiembre del año pasado -y desde entonces no ha parado de dejarla cada vez más atrás-, otros índices continentales no pueden decir lo mismo.
El más rezagado es, precisamente, el índice de referencia de la zona euro, el EuroStoxx 50 (SX5E.ST), que aún ve su récord a una distancia del 18,2 por ciento. No presenta mucho mejor aspecto el francés Cac 40 (PX1.PA), que se encuentra a un 12 por ciento de los 6.922,3 puntos a los que cerró el 4 de septiembre de 2000. El Dax Xetra (DAX.XE) alemán tampoco ha pasado la página de la burbuja tecnológica, y eso que en 2007 está siendo -de largo- el mejor índice europeo, con una subida acumulada del 16,1 por ciento en lo que va de año. Sin embargo, aún le separa un 5 por ciento de los 8.064,9 puntos marcados el 7 marzo de 2000. El británico Footsie 100 también va acercándose poco a poco a sus máximos: su reto consiste en subir un 2,82 por ciento más para conseguirlo.
Entre la resaca y la euforia
Al otro lado del Atlántico, el papel del Ibex 35 lo interpreta el índice Dow Jones (DJI.NY), que sí ha sido capaz de pulverizar los guarismos del frenesí tecnológico. Lo hizo en octubre del año pasado, y al igual que el índice español ha seguido abriendo brecha en el transcurso del presente ejercicio. Por el contrario, el S&P 500 (SP500.CH) y el Nasdaq 100 (NDX100.NQ) aún no lo han conseguido, pese a que el primero estuvo a punto de lograrlo el pasado lunes, cuando a media sesión llegó a situarse por encima de los 1.527,4 puntos registrados en enero de 2000, un hito que no consiguió confirmar al cierre de la jornada. Por el contrario, el tecnológico Nasdaq 100 continúa reflejando en la actualidad la dura resaca que sufrió tras los fastos vividos en la segunda mitad de los 90. Las cifras son elocuentes, ya que aún se encuentra a un 59,4 por ciento los niveles registrados hace siete años.
Algo similar ocurre con el japonés Nikkei 225, si bien sus máximos datan de la burbuja financiera e inmobiliaria que atravesó el país a finales de los años 80. Entonces llegó a aproximarse a los 39.000 puntos. Hoy, mira ese nivel desde los 17.680,05 puntos.
La misma determinación que el Ibex y el Dow Jones vienen mostrando en 2007 los índices de los principales mercados emergentes. Así, los indicadores más representativos de países como Rusia, Brasil o China han renovado sus máximos históricos continuamente en los últimos meses.
Sin rematar la faena
Aunque el Ibex figura, por lo tanto, entre los índices que más han despuntado en los últimos meses, su leyenda podría haber crecido aún más si en la sesión de ayer hubiera rematado la faena. Como ya hizo el lunes, caminó por encima de los 15.100 puntos, por lo que durante muchos momentos de la sesión aspiró a marcar un nuevo máximo histórico, que hubiera sido el decimosexto del año. Pero se quedó con la miel en los labios por segunda sesión consecutiva. Cerró en los 15.070,9 puntos, justo diez por debajo de su plusmarca. Es decir, a un escaso 0,07 por ciento del récord marcado el pasado 20 de abril.
Resultó clave la poca decisión que mostraron los inversores, ya que la negociación se limitó a 4.595 millones de euros, la cifra más reducida desde el pasado 28 de marzo. También influyó la tibieza de varios de los principales valores del índice, como BBVA, Endesa y Repsol, que cerraron la sesión con unos números rojos que no llegaron el 0,2 por ciento, pero que sí actuaron como freno.