
Este año se han cumplido cinco desde que la pandemia por Covid-19 irrumpió en escena provocando una de las mayores sacudidas en los mercados financieros de las últimas décadas. La brusca caída de las bolsas, la parálisis económica global y una incertidumbre sin precedentes marcaron el inicio de una etapa convulsa cuyo impacto, para la mayoría de los activos, ya ha quedado atrás. También lo ha superado la industria de la inversión colectiva. En este periodo, los fondos de inversión han logrado rentabilidades medias anualizadas del 3,62%, mientras que los planes de pensiones han ofrecido aún más: en torno al 4,5% al año. Dentro de estos, los planes de empleo han mostrado un comportamiento ligeramente superior al de los individuales: entre los de mayor tamaño, la mitad alcanza o supera el 4% anualizado desde el estallido de la crisis sanitaria.
El plan de pensiones de empleo de los trabajadores de CaixaBank ha sido el más rentable en los últimos cinco años, con una rentabilidad anualizada del 5,23% en ese periodo. Su objetivo es alcanzar una rentabilidad equivalente al Euribor a tres meses más un 2,75%, medida también en términos anualizados a cinco años. Todo ello con un nivel de riesgo moderado, reflejado en una volatilidad anual del entorno al 10%. En cuanto a la asignación de activos, el fondo mantiene una estrategia bien diversificada: aproximadamente un 47% del patrimonio está invertido en renta fija, un 30% en renta variable y un 19% en activos alternativos. Esta última categoría incluye inversiones en capital riesgo, infraestructuras, deuda privada, hedge funds y activos inmobiliarios (real estate). El 4% restante se mantiene en liquidez, para garantizar flexibilidad en la gestión.
Dentro del sector bancario, el plan de pensiones de los empleados de Ibercaja se sitúa como el cuarto más rentable a cinco años, con una rentabilidad anualizada del 4,5%, según datos de Inverco a junio. Le siguen el de los empleados de Banco Sabadell, en novena posición con un 4,08% anualizado, y el de Santander, en décimo lugar con un 4,04%. El resto de planes de empleo del sector financiero se encuentran por debajo de la décima posición en este periodo. No obstante, cada fondo aplica una política de inversión distinta, por lo que la comparativa de rentabilidades no es homogénea en muchos casos.
De vuelta a los planes de empleo que más rentabilidad han generado desde el Covid, aparece en segunda posición el de los funcionarios de la Generalitat, que junto al de los trabajadores de CaixaBank son los únicos dos vehículos que han logrado rentabilidades anualizadas de más del 5% (ver gráfico). Esta cifra supera con creces la que obtiene el plan de los Funcionarios del Estado, gestionado por BBVA, que ha alcanzado una rentabilidad anualizada del 3,6% desde aquel momento.
Dentro del sector eléctrico, el plan de Naturgy, gestionado igualmente por Vidacaixa, como los dos anteriores, supera al de Endesa en un horizonte de cinco años. El plan de Naturgy acumula una rentabilidad anualizada del 4,77% -es el tercero más rentable en el periodo analizado-, mientras que el de Endesa, gestionado por Ibercaja, se sitúa en un 3,83%. En el caso del de Iberdrola, hay que tener en cuenta que desde el segundo trimestre de 2022 la compañía cuenta con un nuevo modelo de gestión, basado en el ciclo de vida, que ajusta el riesgo de la cartera a medida que se acerca la fecha de la jubilación. Esto supone, en la práctica, la existencia de tres subplanes. Dos de ellos -el 1 y el 3- figuran entre los más grandes, pero carecen de dato a rentabilidad a cinco años.
En cambio, entre petroleras, el de los empleados de Cepsa, gestionado por Santander Pensiones, gana más a cinco años que el de los empleados de Repsol, que está en manos de BBVA (ver gráfico).

Un punto de inflexión
Más allá del sólido desempeño que han mostrado los grandes planes de empleo en los últimos años, comienzan a vislumbrarse también señales positivas en términos de entradas de capital. Tras más de una década -desde 2012- en la que las prestaciones superaban de forma sistemática a las aportaciones, el pasado año se logró revertir esta tendencia, registrando entradas netas por valor de 169 millones de euros. Esta evolución favorable se mantiene en 2025, con suscripciones que alcanzan los 12 millones de euros hasta el mes de junio. Este punto de inflexión coincide con una serie de reformas legislativas dirigidas a fomentar los planes de empleo, que incluyen incentivos fiscales y la creación de nuevos vehículos, como los planes simplificados.
Los planes de pensiones de empleo simplificados (PPES) son una nueva modalidad de planes de pensiones colectivos, diseñada para facilitar el ahorro para la jubilación en colectivos que tradicionalmente han estado menos cubiertos por el sistema de pensiones de empleo, como los autónomos, las pymes o sectores regulados por convenios colectivos. Además, los PPES permiten una mayor deducción fiscal en el IRPF, de hasta 5.750 euros al año: 1.500?euros como aportación propia y hasta 4.250?euros si hay aportación empresarial o del promotor, mientras que, tras la reforma, los planes individuales solo permiten una deducción máxima de 1.500 euros al año desde 2022, lo que los ha hecho menos atractivos.
A cierre de junio, ya se encuentran en funcionamiento 52 planes de empleo simplificados, que en conjunto acumulan un patrimonio de 486 millones de euros, según los últimos datos de Inverco. La mayor parte de estos fondos corresponde al plan de pensiones de empleo simplificado del sector de la construcción, el primero impulsado desde un ámbito sectorial en España. Este plan reúne a más de 760.000 partícipes y ya gestiona cerca de 200 millones de euros.
Dos planes ganan más de un 12% anualizado
De todos los planes de empresa que existen, hay dos que logran rentabilidades anualizadas superiores al 12% en los últimos cinco años. Se trata del plan de los trabajadores de Thermo Fisher, que gana un 12,68% al año en este periodo. El otro es el de los empleados de Schroders, que obtiene una rentabilidad anualizada del 12,32%. Los dos están gestionados por la misma gestora, Mutuactivos. El tercero más rentable es el de los trabajadores de Unilever, con un 9,06% anualizado a cinco años.