
La Reserva Federal se reúne este miércoles, en un encuentro en el que todo apunta que no habrá ninguna noticia de nuevas medidas de política monetaria, pero en el que el Comité Federal del Mercado Abierto tendrá un debate importante. Por primera vez en 30 años, existe la posibilidad de que dos miembros con derecho a voto se opongan al criterio del presidente de la Fed. Jerome Powell, con los datos en la mano que reflejan una inflación que se resiste a caer, aunque haya señales de debilidad en el consumo, cree que no es momento de bajar tipos, pero hay dos disidentes a esta decisión: Christopher Waller y, posiblemente, Michelle Bowman.
Las claves de este encuentro estarán más en el discurso de Powell, y cómo encara el tramo final de su mandato en el que está siendo el foco de las críticas de Donald Trump, con una amenaza latente de ser destituido antes de tiempo. Su continuidad como Gobernador, con mandato hasta 2028, aunque no sea presidente, está en el aire, y puede haber noticias en este sentido, aunque lo más probable es que Powell prefiera esperar hasta el evento del 21 de agosto en Jackson Hole para aclarar su futuro.
Cuando los banqueros centrales se reúnen en julio, lo más probable es que no haya cambios importantes en su política monetaria. El encuentro previo a las 'vacaciones' de agosto no suele dejar grandes noticias, y la reunión de este año de la Fed, que tendrá lugar este miércoles, apunta en la misma dirección… pero con matices.
El debate entre inflación y desempleo
La Fed se reúne el miércoles y sería una enorme sorpresa cualquier cosa que no sea 'mantener el piloto automático'. Esto, para la institución, ahora se traduce en esperar a tener más datos sobre el impacto de la política arancelaria de Trump antes de tocar los tipos, y más, teniendo en cuenta que hay datos que invitan a no rebajar el precio del dinero. El primero, y más importante, la propia evolución de la inflación, que en junio sorprendió con un crecimiento más rápido de lo esperado, del 2,7%, frente al 2,6%, pero hay otros indicadores, como la tasa de desempleo, que tampoco invitan a bajar tipos en este momento.
Michael Krautzberger, director de inversiones de mercados públicos de Allianz GI, explica cómo "En términos de inflación, el indicador preferido por la Fed (la inflación subyacente del PCE) sigue por encima del objetivo, en el 2.7% interanual, y hay indicios de que los aranceles comienzan a trasladarse a los precios de los bienes subyacentes". Las dudas sobre la debilidad que está mostrando el consumo es lo que podría usarse como argumento para bajar los tipos, pero todavía parece poco probable que esto convenza a la Fed a bajar los tipos anticipadamente. "Las expectativas de los consumidores han descendido desde sus niveles máximos de varias décadas, pero siguen siendo lo suficientemente altas como para que la Fed se muestre reticente a recortes de tipos en julio", explica Krautzberger.
Como ha indicado Powell en reuniones anteriores, ahora no es el momento de bajar tipos, si no de esperar a que la incertidumbre se disipe antes de tomar una decisión. Los acuerdos que ha cerrado Estados Unidos con Japón, Reino Unido y la zona euro en los últimos días ayudarán en este esfuerzo, pero todavía es pronto para saber cómo reaccionarán los consumidores y la economía estadounidense a estos pactos comerciales.
Mientras tanto, la Fed llega a esta reunión con un Comité Federal del Mercado Abierto muy dividido. La incertidumbre es tal, que las opiniones de los miembros de la Fed con derecho a voto sobre los tipos se están distanciando, algo que quedó patente tras la publicación de las actas de la última reunión de la Fed, el pasado 18 de junio. El documento reflejó visiones opuestas sobre la inflación: "Algunos miembros comentaron que perciben el peligro de una inflación elevada más prominente, o al menos, con menos caídas que los riesgos que enfrenta el empleo. Unos pocos participantes perciben los riesgos para el mercado laboral más predominantes", indica.
Aquí es donde la decisión sobre los tipos se enquista. No exactamente por el empleo, sino por la debilidad que están mostrando algunos datos de consumo, al tiempo que la inflación sorprende al alza. O la Fed se centra en reducir la inflación, sin bajar tipos, y se arriesga así a castigar más el consumo, o se centra en impulsar a este último y al crecimiento económico, con bajadas de tipos que pueden dar gasolina a la inflación y estropear esta parte de su mandato.
David Kohl, economista jefe de Julius Baer, espera que "más allá de julio anticipamos una mayor debilidad económica en Estados Unidos. El gasto en consumo privado apenas ha crecido en términos reales en la primera mitad del año. Un menor crecimiento de las ganancias y la subida de precios probablemente seguirán castigando al consumo en la segunda mitad de año. Además, la disputa comercial ha resultado en una caída de las intenciones de invertir por parte de los fabricantes estadounidenses, como ha quedado confirmado en la última encuesta de la Fed de Kansas", explica. Esto llevará a que la Fed pueda plantearse una hoja de ruta de más bajadas de tipos: "El deterioro de las perspectivas económicas cada vez necesitará más una postura menos restrictiva por parte de la Fed, en los siguientes encuentros", indica.
En un sentido similar, Tiffany Wilding, economista en Pimco, considera que "un camino razonable a seguir, según nuestras perspectivas económicas, es volver a una postura de política monetaria neutral para finales de 2026, con los tipos de interés estableciéndose cerca del punto medio del rango neutral estimado por la Fed, del 2,6%-3,6%", señala, anticipando bajadas de tipos en el último tramo del ejercicio. A su juicio, "los ajustes de precios al consumidor resultantes de los aranceles más altos han sido leves. Si esta tendencia continúa, hay un fuerte argumento para que la Fed, liderada por Powell, reanude la normalización de los tipos a finales de este año," explica.

Los mercados también esperan que haya ajustes a la baja en los tipos de interés en la segunda mitad del año, y los inversores ahora descuentan un recorte de 25 puntos básicos en el encuentro de septiembre como el escenario más probable, seguido de otra bajada, del mismo calibre, en la última reunión del año, en diciembre.
Dos miembros disidentes
La reunión de esta semana también tiene especial interés por ser un encuentro al que la Fed llega dividida. El dilema económico (centrarse en la inflación, o, por el contrario, en el crecimiento) no es sencillo de solucionar, y ya se están apreciando las primeras grietas en el seno del banco central, algo que no ocurría desde hace décadas.
La dispersión en el gráfico de puntos que se vio en junio, en la última reunión de la Fed, dejó patente que hay distintos puntos de vista entre los miembros del banco central, y las actas de ese encuentro lo confirmaron.
Ahora, hay dos miembros que pueden romper con la ortodoxia del Comité de la Fed a la hora de votar las decisiones: Christopher Waller y Michelle Bowman. El primero es uno de los favoritos de Trump en la Fed para sustituir a Jerome Powell en la presidencia, y suena como uno de los nombres que pueden ser nominados en los próximos meses. Waller, históricamente, ha defendido una política de tipos bajos, por lo que su interés en favorecer un recorte va más allá de la intención de contentar al presidente estadounidense. Bowman, en un sentido similar, ha defendido la necesidad de bajar el precio del dinero desde que entró en la Fed, y se considera, junto a Waller, los dos miembros del Comité que más se inclinan por una política monetaria basada en estímulos, frente a los tipos altos.
Erik Weisman, economista jefe de MFS Investment Management, explica sobre esto cómo "es casi seguro que Powell tendrá que abordar por qué uno o tal vez incluso dos gobernadores disintieron a favor de recortar los tipos. El gobernador Waller prácticamente ha anunciado que disentirá (con la mayoría interpretando esta decisión como un intento de ganarse el favor del presidente Trump en el intento de Waller de convertirse en el próximo presidente de la Fed). Y la gobernadora Bowman ha insinuado que podría unirse a la defensa de un recorte", señala.
Weisman también destaca lo poco habitual que es esta distención actual de la Fed. "Si, de hecho, ambos votaran en contra del presidente, sería la primera vez que al menos dos gobernadores disienten en más de 30 años", indica.
Jackson Hole y el futuro de Powell
Otra de las cuestiones que sin duda se plantearán en la reunión de este miércoles es el futuro de Jerome Powell como presidente de la Fed. Su mandato termina a principios del año que viene, y desde la Casa Blanca ya se están preparando para decidir quién será el nominado para tomar el testigo al frente del banco central.
"No cabe duda de que al presidente Powell se le formularán múltiples preguntas sobre su mandato y las presiones y críticas generalizadas que está recibiendo de la Casa Blanca. Es probable que se le pregunte sobre el papel de la independencia de la Fed y su participación en el intento de preservarla", confirma Weisman.
Powell tendrá que enfrentarse a estas preguntas en la rueda de prensa, pero no hay que olvidar que, en el pasado, el presidente de la Fed ha evitado cualquier confrontación con Trump, y ha evitado entrar a detallar cuestiones sobre su futuro. Además, hay que recordar que el próximo 21 de agosto tendrá lugar el simposio de banqueros centrales en Jackson Hole, organizado por la Fed de Kansas, un evento en el que la Fed suele aprovechar para comunicar novedades, y Powell podría aprovechar ese encuentro, más distendido, para anunciar sus planes.
No hay que olvidar que el cargo de Powell como presidente finaliza en mayo de 2026, pero no así el de miembro de la mesa de gobernadores, que no caduca hasta 2028. De este modo, Powell podría optar por mantener su asiento en la Fed hasta esa fecha.