
La forma de negociar de Trump ya no es ninguna sorpresa. En abril anunció unos disparatados aranceles para dar marcha atrás apenas una semana después e iniciar negociaciones que van mucho más allá de meros acuerdos arancelarios.
Aunque la fecha límite inicial del 9 de julio para llegar a acuerdos se ha pospuesto al 1 de agosto, los escasos acuerdos comerciales ya cerrados con Reino Unido y Vietnam aportan información relevante de los múltiples objetivos de Estados Unidos con estas negociaciones, que exceden con mucho la fijación de determinados niveles de aranceles.
En primer lugar, Trump descarta las negociaciones comerciales multilaterales entre múltiples países, sustituyéndolas por acuerdos bilaterales, donde EE.UU. pretende imponer su posición de fuerza para lograr múltiples concesiones en distintos ámbitos por parte de sus socios comerciales que desean seguir vendiendo en EE.UU.
Con esta guerra de aranceles, Trump tiene una excusa para negociar con cada socio comercial todo tipo de acuerdos bajo el paraguas de un acuerdo comercial. Entre otros objetivos claros, está la eliminación de barreras no arancelarias actualmente vigentes en muchos países que afectan a las eventuales exportaciones estadounidenses. Estas barreras son múltiples: desde regulación a las tecnológicas, a normas sanitarias para productos agrícolas, trámites y autorizaciones, subvenciones a empresas e industrias, o cargas como los impuestos digitales.
Así, en las cartas enviadas a Japón, Corea del Sur y otros 12 países amenazándoles con elevados aranceles si no llegan a un acuerdo antes del 1 de agosto, Trump menciona explícitamente su voluntad de reconsiderar o de ajustar los aranceles si abren sus mercados a los productos estadounidenses y eliminan barreras no arancelarias.
Una de las prioridades, como se ha visto en las negociaciones con Canadá es eliminar las restricciones a la actividad de las grandes tecnológicas estadounidenses. Canadá ha retirado el impuesto digital. Estos impuestos digitales presentes en algunos países europeos son uno de los principales escollos para el acuerdo con la UE.
La cooperación tecnológica, descartando la inclusión de componentes chinos y comprometiéndose a utilizar tecnología estadounidense es otro de los factores determinantes de los acuerdos. Estados Unidos quiere asegurar su supremacía tecnológica y de Inteligencia Artificial frente a China.
En el acuerdo alcanzado por EE.UU. con el Reino Unido se incluye la exclusión de productos chinos de las cadenas de suministro, limitando la incorporación de tecnología china, bajo el criterio de "requerimientos de seguridad estrictos". Esto ha provocado la queja de China y la amenaza del gigante asiático a los países en desarrollo de tomar represalias contra los países que negocien con EE.UU. a expensas de China.
En el acuerdo de Estados Unidos con Vietnam se fijan aranceles del 20% para los productos vietnamitas exportados a EE.UU., incrementándose al 40% si el producto viene originariamente de otro país (léase China). Claramente, otro de los objetivos de las negociaciones arancelarias es evitar que China evada las leyes comerciales a través de la triangulación de las exportaciones a EE.UU. a través de terceros países.
Por último, pero no menos importante, otro objetivo de los aranceles también es aumentar los ingresos fiscales. Los ingresos en este epígrafe serán notablemente superiores a los obtenidos en 2024 cuando la media de los aranceles aplicados por EE.UU. fue de apenas el 3,3%, y el arancel medio en función del volumen y valor de las importaciones fue de apenas el 2,2%. En el ejercicio fiscal de 2024, los ingresos por aranceles apenas supusieron el 5% del total de los ingresos fiscales de EE.UU. Ese porcentaje puede subir significativamente, pero difícilmente conseguirá por sí solo enderezar el elevado déficit estadounidense.
La guerra arancelaria es solo la excusa para lograr otros objetivos, siendo uno de los prioritarios intentar alejar a China lo más posible de las cadenas de suministro y de la tecnología utilizada por los socios comerciales de EE.UU. Conociendo la puesta en escena de Trump no se pueden descartar nuevos momentos de tensión, pero posteriormente llegar a sucesivos acuerdos.