Las primeras 14 cartas con los aranceles que había prometido Donald Trump ya han llegado. Las dos primeras han sido para a Corea del Sur y a Japón, con aranceles del 25% para ambos países. Poco después, ha publicado otras 12, todos con niveles prácticamente idénticos a los del famoso 'Día de la Liberación' de abril. Estos aranceles entrarán en vigor a partir del 1 de agosto, un nuevo aplazamiento tras los tres meses iniciales, aunque dejan la puerta abierta a nuevas negociaciones "si [los países] cambian sus prácticas comerciales".
Los niveles, hasta ahora son del 25% a Corea del Sur, Japón, Malasia y Kazajistán, a los que había impuesto aranceles 'a la carta' en abril que rondaban ese 25%: prácticamente solo ha redondeado la cifra. A Sudáfrica le ha vuelto a imponer el mismo 30% de abril. Laos recibe una 'rebaja' del 48% de abril al 40% de hoy, y Myanmar baja del 44% de abril a también el 40% de hoy. En el tramo final de cartas, Túnez se lleva un 25% (frente al 28% de abril), Bosnia un 30% (35%), Indonesia un 32% (32%), Bangladés un 35% (37%), Serbia un 35% (37%), Camboya un 36% (49%), y Tailandia un 36% (36%).
En las cartas, calcadas más allá del nombre del país, Trump repite su teoría, ampliamente rechazada por los economistas, de que el déficit comercial de EEUU se debe a "las barreras arancelarias y no arancelarias" de ambos países, y anuncia que "cobraremos a [país] un arancel de solo el [x]%", argumentando que esta cifra es "menor de la necesaria para eliminar el déficit comercial", según los famosos (y polémicos) cálculos de abril. Trump insiste en que "no habrá aranceles si [el país], o las compañías de vuestros países, deciden fabricar sus productos en EEUU".
El presidente también amenaza con subir los aranceles en la misma cifra si estos países imponen contraaranceles sobre EEUU, y advierte de que pondrá tasas aún mayores si utilizan terceros países para evadirlos. Además, especifica que los aranceles sectoriales (a los coches, o al aluminio) se sumarán a este nivel base. Y termina recordando que Trump espera "trabajar con vosotros como socios comerciales por muchos años" y prometiendo que "nunca estará decepcionado con Los Estados Unidos de América", antes de despedirse con un "'¡Gracias por su atención a este asunto!", como suele terminar sus tuits.
Ahora, la mayor pregunta es si estas cartas son un nuevo incentivo a seguir negociando, o si de verdad permitirá que las tasas entren en vigor en agosto, después de los tres meses de retraso "para negociar" desde abril. Las cartas indican que está dispuesto a cambiar las tasas si los países "abren sus mercados hasta ahora cerrados" y eliminan "las barreras arancelarias, no arancelarias y regulatorias". El problema de este argumento es que Trump ha dejado claro que, para él, lo único que importa es eliminar el déficit comercial, y que cualquier déficit que exista él lo atribuirá a la existencia de barreras comerciales de algún tipo, y no a la simple diferencia entre el consumo y el ahorro de los distintos países, que es lo que la teoría económica apunta como el principal causante de estos desequilibrios.


La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha declarado que en los próximos días se enviarán cartas adicionales. Preguntada sobre por qué este grupo ha ido primero, se ha limitado a decir que "el presidente ha decidido empezar por estos por decisión propia", ha argumentado.
La agencia Reuters informa de que la Unión Europea no está en la lista de países que recibirán esas cartas, un alivio para Bruselas, que mantiene las negociaciones abiertas con Washington, al menos por el momento.
Tras el anuncio, Wall Street ha acelerado las caídas con las que ha iniciado la sesión, y los mercados de bonos se acercan a los niveles de peligro que ya obligaron al presidente a dar marcha atrás en abril.