
La sorpresa ha sido mayúscula cuando el mercado abrió la jornada de este lunes con los precios del crudo variando apenas un 1% y las bolsas moviéndose unas décimas abajo, en algunos instantes de la sesión, incluso, poniéndose en positivo. La reacción de las bolsas a los ataques estadounidenses sobre Irán ha sido menos agresiva de lo esperado, especialmente, si se toma como referencia lo sucedido una semana antes cuando Israel lanzó los primeros ataques aéreos contra su vecino persa.
Los analistas de Bankinter creen que aunque el impacto en los índices haya sido "muy inferior a lo que la lógica dicta", tendrán que pasar "semanas" hasta que pueda realizarse una "evaluación fiable de la situación, siendo lo más probable que las bolsas se queden atascadas, que lateralicen o retrocedan ligeramente mientras tanto". "El mercado no está del todo convencido de que el ataque de EEUU a Irán conduzca en última instancia a un aumento significativo de las tensiones geopolíticas", explica Daniel Hynes, estratega en ANZ Banking Group.
Y es que, si bien hace algo más de siete días el temor de los mercados estaba puesto en si EEUU se involucraba o no en la crisis de Oriente Próximo, una vez visto el movimiento y reacción del régimen del ayatolá Ali Jamenei, el foco de los inversores se aleja de la región en guerra a la espera del inicio de la temporada de resultados trimestrales que comienza, el próximo 10 de julio, en Wall Street. Y otras dos fechas: el 9 de julio y el 12 de agosto cuando termina el plazo dado por Washington al resto del mundo para poner fin a las negociaciones comerciales.
En este punto está la clave de todo: en qué van a decir las empresas tras presentar unas cuentas que, de lleno, recogerán el impacto de la guerra arancelaria iniciada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, a principios de abril. Hasta ahora, la desescalada dialéctica en torno a estos gravámenes ha impulsado las bolsas, que han pasado de un excesivo pesimismo a principios de abril a la complacencia actual.
"Todavía necesitamos tener claridad sobre el futuro y ver dónde quedan los aranceles para poder prever lo que pueda pasar en el mercado", dice Natalia Aguirre, director de Análisis y Estrategia de Renta 4 Banco antes de añadir que, en cuanto a la geopolítica, todo estará condicionado por el posible cierre iraní del Estrecho de Ormuz. En cua
"En estos momentos, la gente no está muy invertida, lo que podría ayudar a recuperarse de una posible corrección", añade el director de inversiones de atl Capital, Ignacio Cantos, quien avanza la posible imposición de un arancel "general" del 10% que permita a EEUU "subsanar", en parte, el déficit presupuestario aunque avisa: "no será suficiente".
De momento, los profit warning anunciados por las empresas están por debajo de la media histórica. Eso sí, tanto el dólar como la deuda estadounidense se mantienen débiles. Al contrario de lo visto en episodios de tensión anteriores, los bonos del Tesoro de EEUU y el dólar, así como el oro, no repuntaron de forma tangible tras los primeros ataques de Tel Aviv. Una posición inversora que, al tiempo, respalda la teoría de que la verdadera preocupación del mercado está en el plano comercial y en la situación del déficit de la primera potencia económica del mundo.
Promesas por cumplir
Esa es otras de las claves sobre la que pivota este momentum del mercado: cómo pretende Trump acompasar una agenda de liberalización económica y rebaja de impuestos con el saneamiento de las cuentas públicas del país.
En campaña electoral, el republicano presentó su visión para liberalizar la economía estadounidense combinando recortes fiscales, una desregulación agresiva, un impulso a la producción energética nacional y un replanteamiento del rol del Estado en la economía. Prometió reducir significativamente los impuestos tanto para individuos como para empresas planteando una menor presión fiscal para las pequeñas empresas y anunció su intención de eliminar una gran cantidad de normas federales que, en su visión, entorpecen el crecimiento económico y la inversión. Creó el Departamento de Eficiencia Gubernamental dirigido por Elon Musk que lo abandonó a los meses.
Ahora, a medida que se acercan las elecciones de medio término de 2026, la presión sobre la administración para mostrar resultados concretos se intensifica porque muchos de los compromisos adquiridos ante el electorado aún no se han traducido en acciones efectivas o resultados tangibles para la mayoría de los estadounidenses.
"La posición de Trump de cara a las elecciones es sólida. El tema presupuestario nunca ha sido fundamental entre su electorado. Incluso si llega la recesión, está preparando todo para poder echarle la culpa a la Reserva Federal", comenta Alexis Ortega, profesor de finanzas en EAE Business School.
"Las midterms no solo determinarán el control del Congreso, sino también si el presidente podrá avanzar con el resto de su programa durante los dos años finales de su mandato. La historia reciente le sirve de advertencia: en 2018, Trump perdió la mayoría en la Cámara de Representantes tras una serie de promesas legislativas incumplidas, lo que paralizó gran parte de su agenda.