
De ser la apuesta segura de inversión a la corrección bajista protagonista de Wall Street tras el golpe arancelario del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Las small caps norteamericanas decepcionan en el balance trimestral del mercado con una corrección de su índice de referencia, el Russell 2000, de más del 16% -el doble que el S&P 500- y cercana al 24% si se toman como referencia los máximos históricos recientes del grupo. La expectativa en torno a la nueva legislatura y la promesa de una agenda económica más liberal y pro-empresarial, basada en la desregulación y los incentivos fiscales, alimentaron el optimismo en torno a este segmento de mercado tradicionalmente más sensible al ciclo económico doméstico. Ahora, con la amenaza de una recesión encima de la mesa por el giro arancelario de la Casa Blanca y el retraso en la aplicación de las políticas económicas prometidas en la campaña electoral parecen haber frenado el frenesí de hace unos meses.
Oficialmente, a cierre semanal, el Russell 2000 se situó en territorio bajista tras una caída acumulada desde los máximos de diciembre superior al 20%. Un movimiento que ha devuelto al índice a niveles no vistos desde mediados de 2023 y evoca a episodios antes en la historia de los que nada o poco se ha aprendido, como el de 2018, cuando el mismo selectivo sufrió una gran corrección tras una subida igualmente abrupta ante una escalada de expectativas que giraban en torno a la primera administración trumpista.
A diferencia de lo que se vivió entonces, el entorno actual es más complejo: tipos de interés elevados, presiones inflacionistas que no cesan -menos con la guerra comercial de fondo- y una creciente aversión al riesgo de los inversores que ha vuelto a concentrar el capital en valores defensivos y grandes tecnológicas. "Cuando todo corrige, el inversor tiende a aprovechar para tomar posiciones en Nvidia antes que en otros valores de menor capitalización", exponen desde ATL Capital. Esto ha dejado a las small caps, de nuevo, rezagadas. ¿Qué ha fallado esta vez? ¿Han ajustado su posición las gestoras que apostaban hace unos meses fuerte por este segmento? ¿Sigue habiendo argumentos para confiar en una remontada en la segunda mitad del año?
"Los pequeños valores tienden a obtener peores resultados cuando los inversores se preocupan por el riesgo de recesión o cuando cae la confianza de los consumidores", rezaba un informe de Goldman Sachs en los días previos a la ofensiva arancelaria de Trump contra el mundo a principios de diciembre que llevaron a las bolsas del mundo entero a perder billones de dólares de capitalización.
Desde entonces, los analistas del banco de inversión estadounidense han elevado sus expectativas de recesión del 45% al 65% en 2025 con una contracción del PIB del 0,3% si todo se mantiene tal y como está. A su vez, los expertos de JP Morgan hablan de un 60% de probabilidades a que la actividad económica se contraiga a lo largo de los próximos meses, aunque Citi recorta las perspectivas de recesión hasta el 40%. En cualquier caso, ningún atisbo de luz al final del túnel para las small caps.
"El optimismo de las pequeñas empresas, los consumidores y los inversores se ha ido debilitando cada vez más la semana pasada, alcanzando extremos en algunos casos que vale la pena detenerse a analizar", valoran desde RBC Capital Markets en un informe recogido por Bloomberg.
La incertidumbre, a día de hoy, es máxima y a largo plazo el abanico de resultados sigue siendo "muy amplio" y, en gran medida, dependiente de la política comercial. Pero, aunque ésta pueda entenderse como un revulsivo hacia las empresas de pequeña capitalización, algunos gestores creen que puede ser, precisamente, lo contrario: una oportunidad.
Álvaro Antón Luna, responsable de Aberdeen Investments para Iberia cree que los aranceles han estimulado la innovación y la mejora de la eficiencia entre las empresas de pequeña capitalización. "Muchas empresas están invirtiendo en automatización, técnicas avanzadas de fabricación y otras innovaciones para compensar el aumento de los costes de los materiales y mejorar la productividad", dice. Esfuerzos que las ayudarán a mantener los márgenes y a posicionar mejor a estas empresas "para el éxito a largo plazo".
Los ingresos de estas empresas se centran entre un 70% y un 80% en EEUU, frente al 50 % de sus homólogas de gran capitalización. "Si los aranceles obligan a reajustar la cadena de suministro mundial, las empresas estadounidenses de pequeña y mediana capitalización deberían beneficiarse, ya que son la columna vertebral de la economía de Estados Unidos", recuerdan desde Federated Hermes donde dicen estar viendo "cómo surgen oportunidades que se benefician de unas valoraciones razonables y de una dislocación de los precios impulsada por la volatilidad".
Indexarse: ¿solución a medio plazo?
La infravaloración sigue siendo, en todo caso, una marca de agua sobre las small caps norteamericanas. Pero a pesar de la espiral bajista en la que se ha instaurado el índice, algunos de los principales fondos de inversión en pequeñas empresas de EEUU consiguen batir al índice con caídas que escapan de la negatividad del mercado. Aquí destacan, entonces, fondos como el abrdn North American Smaller Companies A Acc USD de la gestora Aberdeen (-18,7% en 2025), el Indosuez Funds America Small & Mid Caps PE (-19,5%) de Crédit Agricole y el Brown Advisory US Smaller Companies Dollar A Acc (-19,9%) con exposición predominante a compañías de energía, consumo defensivo y consumo cíclico en las que concentran casi la mitad de las posiciones.

Muchos de estos fondos, tras entrar en el radar de los expertos hace unos meses por sus bajas valoraciones y el potencial de crecimiento esperado, están todavía a la espera de poder capitalizar todas esas esperanzas liberales despertadas en torno a la segunda presidencia de Trump. De momento, esa expectativa no se ha trasladado a beneficios concretos… al menos todavía.
Pero conviene recordar que los valores de pequeña capitalización cotizan a valoraciones atractivas, con un descuento respecto a los valores de gran capitalización cercano a mínimos históricos. Así, a medida que los beneficios de las small caps se aceleren, este descuento debería empezar a reducirse, presentando una oportunidad atractiva para los inversores.
Y es que aunque las small caps fueron las grandes favoritas del mercado a finales de 2024, ahora el foco se desplaza a la selectividad: no todas las pequeñas compañías están igual de expuestas ni tienen las mismas perspectivas. Pero al tiempo, los expertos consultados por este diario advierten: "la corrección podría ser una oportunidad a largo plazo", especialmente, para aquellos que contemplan un movimiento de flexibilización monetaria o "un rebote en el crecimiento económico de EEUU". Eso sí, a corto plazo sentencian: "cautela y menos euforia" en comparación con las declaraciones vertidas en diciembre.