
Del Dacia al Gucci. Luca de Meo abandona el grupo Renault. Lo hace cinco años después de haber asumido la dirección del grupo automovilístico francés, al que llegó para impulsar un revés estratégico en las tres marcas del conglomerado: Renault, Dacia y Alpine. El italiano, firme convencido de la electrificación de la movilidad como punta de lanza de la nueva industria del vehículo, ha sido el responsable del lanzamiento del Renault 5 E-Tech Electric o el Alpine A290, vehículos del año 2025, así como del Scenic E-Tech Electric y el renovado eléctrico asequible Dacia Spring.
El CEO saliente de la región francesa de Boulogne-Billancourt -donde Renault Group tiene sus cuarteles generales- deja tras de sí no solo un reguero de nuevos modelos, sino una estrategia de crecimiento que ha supuesto un resurgir de la acción del fabricante de coches galo en bolsa: Renault se ha revalorizado desde la llegada de Luca de Meo más de un 100% en el Euronext de París.
Nombrado consejero delegado de Renault en julio de 2020, Luca de Meo nació en Milán en 1967. Entre 2015 y el año de la pandemia, el italiano fue el encargado de abanderar, dentro de Volkswagen, la renovación de Seat, incluyendo el lanzamiento de Cupra. En las décadas anteriores, pasó por Toyota Europa y el grupo Fiat con cargos en Lancia, Alfa Romeo, Abarth y Fiat.
Más de 30 años después, decide ahora abandonar todos sus cargos ejecutivos y buscar "nuevos retos" fuera del sector del automóvil. La prensa francesa da por hecho que el dueño de Gucci, Yves Saint Laurent y Balenciaga, Kering, le va a ofrecer el puesto de CEO. Una propuesta que puede venir envenenada: tiene que acabar con una deuda descomunal -unos 10.500 millones de euros a cierre de 2024-, reacondicionar las cuentas y plantar cara a LVMH y Hermés. Desde 2020, el grupo de lujo francés ha perdido más de un 70% de valor en bolsa.
Haciendo retrospectiva sobre el último lustro, sale a relucir la disparidad de las trayectorias de ambos grupos. De 2020 hasta ahora, bajo la supervisión de Luca de Meo, Renault ha pasado de unos ingresos que no alcanzaban los 44.000 millones de euros a superar los 56.200 millones a cierre del pasado ejercicio, lo que representa una tasa de crecimiento anual compuesto del 6,6%.
Por el contrario, la tendencia de Kering ha sido descendente desde sus máximos de 2022. Sus ingresos cayeron de los 20.351 millones de euros en 2022 a los 17.194 millones en 2024. No obstante, la evolución del beneficio neto ilustra incluso aún mejor los caminos opuestos emprendidos por sendos nombres propios: Renault ha pasado de unas pérdidas de 8.008 millones en 2020 a dar beneficios de 752 millones en 2024.
Kering, mientras tanto, ha visto deteriorarse su rentabilidad desde los 3.613 millones de euros cosechados de ganancias en 2022 hasta los 1.133 millones en 2024, una caída del 62% que refleja principalmente las dificultades de su marca estrella, Gucci. Pero cuidado porque tampoco se libran de los problemas las otras marcas del portfolio. Yves Saint Laurent firmó un retroceso de las ventas el año pasado del 9% como consecuencia de su estrategia de distribución exclusiva.
La compañía, sin contemplar la venta de ninguna de sus marcas o escisión, sí que está en proceso de crear una entidad separada que agrupará activos inmobiliarios valorados en unos 4.000 millones de euros (propiedades en Milán, Nueva York y París). Eso sí, ya ha descartado un spin off o salida a bolsa de la misma.
Un 'outsider' en la casa de la moda
Lo que sí que parece que 'compran' los analistas este lunes es la idea de que un directivo ajeno a todo lo que tiene que ver con la moda pueda ser el nuevo capitán del barco de Kering. Las acciones se han disparado en el inicio de la sesión bursátil de este lunes más de un 10%, mientras que las de Renault se han desplomado en el entorno de los siete puntos porcentuales.
"La gestión de marca y el marketing son el punto fuerte de Luca de Meo, lo que encaja con lo que hace la industria del lujo", apuntan los analistas de Bernstein en una nota a los inversores este lunes.
Sin embargo, la industria del lujo enfrenta uno de los momentos más complicados de su historia reciente. Kering, entre los más rezagados, ya no sabe qué hacer para que los compradores vuelvan a tener interés en sus marcas.
El actual presidente y director ejecutivo, François-Henri Pinault, miembro de la familia que controla el grupo, lleva más de dos décadas al frente del holding y entiende que ahora es el momento de dar un paso al lado. Según Reuters, Pinault estaría valorando una posible segregación de los dos altos cargos de dirección, lo que encajaría a la perfección con el fichaje de Luca de Meo como consejero delegado mientras él mantendría la presidencia de la compañía.
"Aún queda mucho trabajo por delante en Gucci y Saint Laurent... para rejuvenecer ambas marcas y generar un flujo constante de ingresos y caja para el grupo", apuntan desde Citi antes de añadir: "de lograrse, podría resultar en una importante recalificación de múltiplos". Sea como fuere, la próxima fase será crucial para ambas empresas: Renault deberá mantener el momentum de transformación sin su arquitecto principal, mientras que Kering apostará por que la experiencia probada de De Meo en turnarounds -cambios de rumbo- corporativos pueda replicarse en el complejo mundo del lujo de alta gama.
A cierre del primer trimestre fiscal, Kering firmó una caída interanual de las ventas superior al 14%, por debajo de lo previsto por el mercado -Gucci entró en pérdidas-, apuntando a ciertas dificultades "a futuro" ante la atonía de la demanda, sobre todo, la procedente de China.
La guerra en TikTok: el boicot chino
Precisamente, hace unas semanas, ciudadanos chinos viralizaron en TikTok varios vídeos en los que se llamaba al boicot a las marcas de lujo occidentales. ¿La razón? Los aranceles de Trump. Pekín decidió dar la opción a los consumidores de 'burlar' los gravámenes del 145% propuestos por Washington comprando el producto directamente a las fábricas, la mayoría, en suelo chino.
Un usuario de TikTok llegó a afirmar ser el fabricante original de los bolsos Birkin de Hermés -disponibles desde 12.000 euros- y otros tantos decían ser los proveedores de Chanel o la marca deportiva de lujo norteamericana, Lululemon.
¿Es esto así? Ni sí, ni no. La realidad es más compleja: algunas firmas sí externalizan partes del proceso de fabricación en China, aunque el ensamblado final se hace en Europa.