
No voy a marearles repitiendo la hipótesis que vengo sosteniendo desde hace semanas. A estas alturas ya deberían tenerla clara: el riesgo más evidente que manejamos a corto y medio plazo es que Wall Street esté replicando, casi con precisión quirúrgica, el mismo patrón bajista que vimos entre finales de 2021 y octubre de 2022. Aquella caída duró diez meses y solo encontró suelo en octubre. Si la historia rima -como tantas veces ocurre en los mercados- eso podría llevar al S&P 500 de nuevo a la zona de los 4.500 puntos. ¿Y qué hay ahí? Lo que siempre les digo: regalos de Navidad. Oportunidades de compra inmejorables con una visión paciente, de medio/largo plazo.
Como decía Mark Twain, "la historia no se repite, pero rima", y en los mercados esa rima suele pagarse o aprovecharse. De nosotros depende.
Y dentro de cualquier tendencia bajista de medio plazo hay rebotes. Es ley de mercado. Son potentes, veloces y, sobre todo, necesarios para que se vayan formando los distintos máximos decrecientes que caracterizan toda estructura bajista. Si miramos la última tendencia bajista del año 2022, veremos que el Nasdaq 100 protagonizó cuatro rebotes relevantes: dos del 10%, uno del 16% y otro del 23%, antes de encontrar suelo en octubre. Así que, no debería sorprendernos lo que estamos viendo ahora.
Desde el pánico generado tras los anuncios de nuevos aranceles de Trump, el Nasdaq 100 ha logrado rebotar un 16% desde los mínimos del 7 de abril. Y no es poca cosa: ha recuperado ya la mitad de toda la caída sufrida desde los máximos de DeepSeek a mediados de febrero. Este tipo de rebotes suelen ser trampas para incautos, pero también oportunidades para estrategas.

Como decía Buffett, "en la bolsa hay dos tipos de personas: los impacientes y los pacientes. Los primeros alimentan a los segundos". Este rebote lo interpreto como una segunda oportunidad para quienes no redujeron exposición cuando se perdieron soportes clave de forma tan rápida. Ahora pueden aplicar lo que siempre les recomiendo: la técnica del acordeón. Expandimos exposición cuando el viento sopla a favor, y la reducimos cuando el mercado se pone de espaldas. Ni más ni menos. Flexibilidad táctica con una brújula estratégica clara.
Volviendo al análisis técnico: si seguimos el paralelismo con 2022, veremos que los dos rebotes más intensos se frenaron justo tras recuperar el 61,80% de Fibonacci, ese nivel mágico que tantas veces separa el ruido de las verdaderas señales. Si el Nasdaq 100 repitiera ese patrón, podríamos verlo subir hasta los 20.000/20.300 puntos, lo que supondría otro 10% adicional de subida. Y tengan claro que si eso ocurre, seré el primero en reducir exposición a bolsa hasta el 30-50%.
Porque, como decía Jesse Livermore, "el dinero no se gana en la compra ni en la venta, sino en la espera". Prefiero tener liquidez lista para disparar en una próxima caída que quedarme atrapado arriba con las manos vacías. Y si me equivoco y el mercado sigue subiendo, no pasa nada: prefiero perderme un 5% más de subida que comerme un 20% de bajada. Lo importante es estar preparado para actuar cuando el mercado se gira de verdad. Y eso solo lo sabremos si las bolsas superan con claridad ese 61,80% y también los dos tercios de retroceso, esa resistencia clave según la Teoría de Dow. Solo entonces vería motivos técnicos para confiar en que los mínimos del 7 de abril han sido un suelo fiable.

Mientras tanto, no perdamos de vista lo que está haciendo el Ibex 35, que ha sido uno de los índices más fuertes del mundo en este último tramo. No solo ha aguantado mejor las caídas, sino que ha sido el primero en superar el 61,80% de Fibonacci de la última corrección. Eso no me sorprende. La fortaleza llama a la fortaleza. Y todo apunta a que los 11.589 puntos marcados el 7 de abril han sido un suelo de mercado para nuestro selectivo.
En una próxima caída que aproxime al Ibex 35 a la zona de los 12.000 puntos, lo veré como una buena oportunidad de compra. ¿Dónde mirar? En esos títulos que, como el índice, hayan sido capaces de superar esa recuperación clave de Fibonacci. Y no se preocupen: yo les iré guiando paso a paso.
Al fin y al cabo, como suele decirse en la trinchera bursátil: "no hay que ser más listo que el mercado, solo hay que escuchar lo que te dice". Y, por ahora, el mercado nos está susurrando que las oportunidades no se han acabado… pero que toca ser más francotirador que pistolero.