El lujo sigue mostrando signos de fortaleza a pesar de la crisis en la que lleva meses instaurada la industria con la desaceleración de China y las incertidumbres a nivel global provocadas por la política comercial a base de mensajes en redes sociales aplicada por la administración estadounidenses de Donald Trump desde su toma de posesión a mediados del mes de marzo como telón de fondo.
En este contexto, los ingresos del sector del lujo en todo el mundo repuntaron un 2% de forma orgánica a cierre del cuarto trimestre de 2024, lo que supuso una mejora de seis puntos porcentuales respecto de los mínimos del trimestre anterior.
Sin embargo, la falta de ímpetu demostrada durante los casi tres primeros meses de 2025 y la disminución constante de la demanda procedente de Estados Unidos -sumada a la decrepitud de China derivada de la atonía del consumo interno local- no dejan ver apenas un rayo de sol en el nublado horizonte del sector.
Recientemente, varias casas de análisis han aprovechado la oportunidad para ajustar sus previsiones a la baja -fue el caso a finales de la semana pasada de Bank of America- reajustando sus perspectivas de beneficios por acción para las empresas del sector con caídas de entre el 3% y 4% y un retroceso del crecimiento de los ingresos en el primer semestre, lo que se suma a un dólar estadounidense cada vez más débil respecto del euro.
En síntesis, lo que dicen los analistas del banco de inversión estadounidense es que el mercado del lujo se enfrenta a un futuro incierto con expectativas de moderados repuntes -sobre todo en la segunda mitad del año-, a pesar de que, por el momento, los ingresos no consiguen revalidar las cifras históricas de ejercicios recientes. "No obstante, el sector continúa lidiando con la incertidumbre macroeconómica, y el riesgo de márgenes será un tema clave durante la próxima temporada de resultados", exponen.
Actualmente, acorde a los cálculos de BofA, la industria del lujo cotiza con un PER (veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción) de 21 veces, cerca del extremo inferior del rango histórico entre las 20 y 25 veces. Así, desde Bank of America entienden que cualquier noticia positiva, especialmente procedente desde China, podría impulsar una nueva senda de crecimiento. Con todo y con ello, avisan: "hasta que los ingresos no crezcan entre el 6% y el 9%, es probable que el sector siga experimentando fluctuaciones significativas".
Y en esas aguas navegan en el barco de Puig. La compañía catalana se negocia en estos momentos un 8% por debajo de las cotizaciones de a principios de año aunque, si se toman como referencia los máximos históricos de junio de 2024, las acciones han perdido más de un 40% de su valor.
Sin embargo, en los menos de doce meses de vida en el mercado, Puig ha cosechado el favor de cerca de la veintena de los analistas que cubren el título quienes coinciden, en una abrumadora mayoría, en que hay que 'comprar' participaciones del grupo español.
El último analista en actualizar el estado de salud de la compañía ha sido José Rito, de CaixaBank BPI, reiterando su optimismo para con el conglomerado de lujo cuyo precio de aquí a doce meses vista entiende que podría estar sobre los 32 euros -es el más optimista de entre los expertos- a pesar de las caídas en bolsa. Le otorga un potencial alcista superior al 94%.
En una fotografía general sobre el valor, el precio objetivo medio de Puig está actualmente en los 24,92 euros por acción, lo que supone valorarla un 51% por encima de los niveles de negociación actuales.
La incertidumbre persiste
Las acciones de Puig, a punto de cumplir su primer aniversario en bolsa, empezaron a cotizar en el parqué de la Bolsa de Barcelona la primavera pasada a un precio de 24,5 euros por acción -tras una colocación entre inversores minoristas e institucionales- y en las primeras horas se anotaron una revalorización de algo más de un 4%. La capitalización bursátil -que llegó a rozar los 5.000 millones de euros- es de algo menos de 2.900 millones en la actualidad.
Entre los temores del mercado para con la acción se encuentran los aranceles que, a partir de este próximo fin de semana, el Gobierno estadounidense de Donald Trump pretende aplicar a las importaciones procedentes de la Unión Europea y otros países.
Siendo el país americano uno de sus principales mercados, los inversores todavía se encuentran dubitativos sobre si los productos de Puig se verán o no afectados. Unos temores que podrían resolverse a lo largo de los próximos días cuando la Casa Blanca dé a conocer la letra pequeña de las barreras comerciales que quiere aplicar contra el Viejo Continente.
Las joyas, el artículo preferido
A nivel global y más allá de los perfumes o la ropa, las joyas volvieron a ser en el último trimestre la categoría de productos de lujo más demandada por el cliente con cuatro de cada diez consumidores interesados en la adquisición de productos de este segmento, según una encuesta de Barclays.
Chanel, Dior, Saint Laurent, Louis Vuitton y Gucci se mantuvieron como las cinco marcas de lujo más compradas en el mercado en las diferentes regiones en las que operan estos titanes del sector en un contexto en el que la casa italiana Prada y la francesa Hermès ganaron un impulso "significativo" y Cartier se mantuvo como la marca de joyería más comprada, seguida por Bulgari que recuperó parte del terreno perdido en los últimos meses.
¿De aquí en adelante? El banco de inversión británico ve un recorrido más interesante para Richemont -después de que la joyería haya vuelto a ser el producto más comprado de su catálogo-, Prada -por un mayor aumento de las compras en 2024- y Hermés, que se coló entre las marcas más "deseables" por el público. Aún así, mantiene su recomendación de 'sobreponderar' para LVMH o Moncler.