
La bolsa europea ha vivido un inicio de año espectacular, con subidas por encima del 15%, que finalmente se han ido moderando en marzo por las amenazas arancelarias de Trump. Estos ascensos han permitido a la referencia europea recuperar sus máximos históricos, niveles a los que ha tardado en regresar 25 años, desde la burbuja tecnológica, y es que ante cada signo de recuperación en el parqué aparecía una crisis que volvía a limitar los avances.
Sin embargo, el Ibex 35 ha logrado mantener su avance sin cambios radicales. A mitad de la semana acumulaba un alza anual del 16%, aunque en la última sesión corrige más de un 1% como reacción a la reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos. Aunque el Ibex Total Return sí ha logrado emular al EuroStoxx 50 y cotizar en sus topes históricos -los 12.850 puntos-, el Ibex sin dividendos está todavía a un 17% de volver a tocar a sus niveles más altos de la historia. Y, en promedio, los valores que componen al índice están a un 40% de recuperar estos máximos históricos.
Y es que, a pesar de que el contexto geopolítico va complicándose para las bolsas a este lado del Atlántico con cada palabra que pronuncia Donald Trump con respecto a los aranceles, el Ibex ha conseguido mantenerse por encima de los 13.000 puntos, niveles no vistos en su cotización desde hace 17 años, mientras que sus máximos históricos los consiguió antes a la quiebra de Lehman Brothers.
El momento cumbre para la bolsa española fue en pleno boom inmobiliario en el año 2007, cuando logró conquistar los 15.945 puntos, a diferencia de la bolsa europea, que consiguió anotarse sus máximos precios en la burbuja de las firmas puntocom. Pero aunque el índice ha logrado acercarse a sus marcas más altas, la firmas del Ibex tienen en promedio el doble de camino por recorrer para recuperar sus máximos. Las que más lejos están son Colonial, Sacyr y Telefónica. En cambio, Iberdrola y Aena están prácticamente cotizando en sus máximos de toda la historia, a menos de un 1% de sus niveles tope.
Colonial, Sacyr y Telefónica
Colonial está a años luz de volver a cotizar en sus máximos históricos, los cuales obtuvo a finales del año 2006, una acción de la socimi llegó a valer hasta 1.423 euros en el parqué (máximos intradía)en tiempos de Luis Portillo, ante el auge de la inversión inmobiliaria que terminó desencadenando una crisis global más allá del ladrillo, que empezó en el corazón de Manhattan con la bancarrota de Lehman Brothers en septiembre de 2008.
Este dato contrasta brutalmente con el valor de un título de la socimi en la actualidad, que no supera los 5,5 euros, con una subida del 5,4% anual, aunque los mejores niveles de este año los tocó en los 5,7 euros. El consenso de mercado que recoge FactSet estima que el precio objetivo de un título de Colonial está en los 6,5 euros, lo que implica un potencial del 18% para los próximos 12 meses. Una de las casas de análisis que ve un recorrido mayor para la compañía es Renta 4, que valora la acción en 8,5 euros.
Por su parte, Sacyr ha caído un 92% desde su mejor marca: los 42,976 euros, hasta el entorno de los 3 euros que vale su acción, tras su revalorización del 4% en el año. El grupo de infraestructuras vivió una historia similar a la de la socimi, aunque fue tal su hegemonía en el mercado español que intentó comprar BBVA, operación que finalmente no salió a flote. En cambio, el grupo sí llevó a cabo la adquisición de Eiffage, aunque no tuvo el resultado esperado y terminó escapando de la compañía por una serie de problemas judiciales en Francia, país de origen de la firma de construcción.
En el caso específico de Telefónica, la teleco logró sus máximos históricos a principios del año 2000, y se ha pasado prácticamente todo el siglo intentando recuperar estos niveles. A principios del milenio, una acción de la firma llegó a costar 27,96 euros, frente al entorno de los 4,3 euros en los que cotiza en la actualidad, lo que implica una caída del 85%. En ese momento, la multinacional había terminado de poner en marcha la operación Verónica, tomando el control de sus filiales en Latinoamérica, lo que supuso un crecimiento impresionante para la firma.
Pero la entrada en Alemania con la explosión de las licencias UMTS (Universal Mobile Telecommunications System), es decir el sistema 3G, terminó creando un nivel de deuda en la multinacional que sigue arrastrando hasta esta fecha. En el último ejercicio, el ratio de deuda neta frente al ebitda (los beneficios antes de restarle intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) alcanzó las 3,18 veces, un 47% más de las 2,17 veces del año 2000. La compra de la británica O2 era vista como la oportunidad de convertirse en la primera firma de telecomunicaciones en España, y la quinta más importante del país germano, una operación cuyo resultado fue lo opuesto y la cotización sigue sufriendo las consecuencias.