
El tipo de interés neutral se ha convertido en los últimos meses en la gran incógnita para los banqueros centrales y, en consecuencia, para los mercados. Es una de las piezas clave en este momento para saber dónde se estabilizarán los tipos de interés, tanto en Estados Unidos, como en la zona euro, y por ello, en las últimas reuniones de política monetaria de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo, las preguntas sobre el tipo neutral se han repetido. Anticipando esto, el BCE, a través de su presidenta, Christine Lagarde, señaló la semana pasada que este viernes, 7 de febrero, publicará sus estimaciones oficiales sobre el tipo neutral. El organismo va a anunciar cual es la horquilla en la que sitúa este dato y, la publicación del BCE puede tener un impacto destacable a los mercados, especialmente si se separa mucho de las estimaciones.
La búsqueda del tipo de interés neutral en la zona euro ha tenido un papel protagonista en los últimos años. Desde la pandemia, los analistas consideran que el tipo de interés neutral (el nivel de tipos con el que un banco central no afecta a la economía, ni estimulándola, ni contrayéndola) ha cambiado, y es ahora más alto del que hubo en el periodo que ha transcurrido desde la Gran Crisis Financiera, y la llegada del Covid-19.
Los últimos años no han sido fáciles para los analistas e inversores que toman sus decisiones en función de los movimientos esperados para los bancos centrales, y en parte ha sido por la búsqueda del tipo de interés neutral perdido. Sin saber dónde está el tipo neutral, es muy complicado hacer cábalas sobre dónde se estabilizarán los tipos de interés y, en consecuencia, el mercado de renta fija.
Las diferencias que hay en las previsiones de los propios banqueros centrales son el mejor ejemplo del desconocimiento que existe sobre el tipo neutral. Si en Estados Unidos la horquilla donde lo ven los propios miembros de la Fed es la más amplia que se recuerda en este momento, en la zona euro las declaraciones de los miembros del BCE confirman que la situación no es muy distinta.
La presidenta Lagarde se ha aventurado a situar el tipo neutral entre el 1,75% y el 2,25%, según su estimación personal, pero esta horquilla no coincide con la que mantienen otros miembros del Consejo de Gobierno del banco central. Por ejemplo, la alemana Isabel Schnabel, uno de los halcones del BCE (partidarios de mantener una política monetaria más dura), considera que el tipo neutral se encuentra "entre el 2% y el 3%", pero otros, como Olli Rehn, lo colocan entre el 2,2% y el 2,8%. Villeroy de Galhau, por su parte, y Yannis Stournaras, lo sitúan en el 2%, y Mario Centeno lo ve un peldaño por debajo.
La última encuesta que ha lanzado Bloomberg al respecto, entre los días 17 y 22 de enero, sitúa el tipo neutral entre el 2% y el 2,25%. Si se toma el 2% como referencia, un nivel que parece siempre estar presente en las estimaciones, este escenario encajaría con el que esperan ahora los analistas para los tipos de interés de la zona euro: el mercado de futuros sobre los tipos los ve en el 2% al cierre de este año, después de tres bajadas más de 25 puntos básicos por parte del BCE en las próximas reuniones.
Eso sí, hay que recordar que el tipo neutral no tiene porqué coincidir necesariamente con el suelo donde se estabilizará el precio del dinero en los próximos meses. Todo dependerá de lo que quiera hacer el banco central: si considera que la economía está en equilibrio, y que quiere mantenerla así, sí dejará los tipos en el nivel en el que vea el tipo neutral. Pero existe la posibilidad de que la inflación caiga por debajo del objetivo del 2% del BCE, o que se quede por encima. En el primer caso la teoría forzará al BCE a bajar los tipos por debajo de la neutralidad, para tratar de impulsar a la inflación, mientras que en el segundo caso los tipos se deberían dejar por encima de la neutralidad, para continuar presionando a la baja al avance de los precios. Y lo que ocurra en este frente determinará los movimientos de la renta fija, para adaptarse a la nueva situación.