
Las rabietas de la renta fija, cuando la rentabilidad de los bonos se desmadra, suelen terminar de una manera para las bolsas a corto plazo. Dolor y caídas bruscas. El T Note ha puesto la directa al 5% y varios analistas ya comienzan a vislumbrar este hito como una nueva normalidad para la deuda.
La escalada se está produciendo de forma extraña. El bono está subiendo en plena bajada de tipos de la Reserva Federal. Se esperaba que la relajación de la política monetaria que comenzó en septiembre continuara al mismo ritmo que la desaceleración de la economía y la inflación, lo que haría que los bonos se recuperaran, pero el escenario a cambio con el efecto Trump. Las medidas que baraja para iniciar su mandato, empezando por un cañón de aranceles para Europa y Asia, y terminando por una gran bajada de impuestos, sobre el papel supone desatar de nuevo presiones inflacionistas por todo el mundo.
Aquí está la primera señal de que el 5% está para quedarse. En Reino Unido, los rendimientos de los gilts del Reino Unido se dispararon al alza en medio de una protesta por los planes fiscales del naciente gobierno laborista. En un momento dado, el rendimiento de la deuda británica a 30 años se disparó a su nivel más alto desde 1998. "Hay un berrinche en el mercado y es a nivel global", explica Gregory Peters de PGIM Fixed Income.
Brasil, Francia y Alemania están sufriendo repunte en el interés de la deuda. Incluso los bonos japoneses están en máximos de quince años en estos días. "Tendremos algún tipo de evento fiscal del mercado de bonos en algún momento durante los próximos dos años", advierte Peters de PGIM. Evento suena a susto. Nadie sabe el país, pero algún Gobierno se verá obligado a tomar medidas indeseadas.
Históricamente, el aumento repentino de la rentabilidad de los bonos americanos a diez años ha traído malas noticias y han sido el desencadenante de la crisis de 2008 y de la burbuja puntocom. Episodios evocadores cuando en el mercado se huele a exceso de valoraciones.
Cuestión de la prima
Para Peters el cambio al alza de los intereses forma parte de un reajuste natural tras años de un entorno de tipos cercanos a cero tras las medidas de emergencia adoptadas tras la crisis financiera y luego el Covid. Pero otros ven dinámicas nuevas y preocupantes que presentan grandes desafíos.
La llamada prima a plazo de los bonos a diez años, el interés adicional que exigen los inversores para aceptar el riesgo de asumir deuda a más largo plazo, se encuentra ahora en su nivel más alto en más de una década y, según un modelo de la Fed, se ha convertido en un componente cada vez mayor de los rendimientos generales. Es otro de los indicadores para pensar que la zona del 5% será transitoria.
"El aumento de la prima por plazo para nosotros indica una creciente preocupación en torno a la trayectoria fiscal de EEUU", comenta Zachary Griffiths, jefe de estrategia macro de CreditSights. "El empinamiento de la curva también es más consistente con la relación histórica entre déficits grandes y crecientes".
A medida que la deuda y los déficits de Estados Unidos se acumulan, los inversores están cada vez más obsesionados con las decisiones fiscales y presupuestarias y lo que pueden significar para los mercados y la Reserva Federal, especialmente antes del regreso de Trump y un Congreso controlado por los republicanos este mes.
La Oficina de Presupuesto del Congreso estimó el año pasado que el déficit presupuestario está en camino de superar el 6% del PIB en 2025, una brecha notable en un momento de sólido crecimiento y bajo desempleo. Ahora, la preferencia de Trump por los aranceles, los recortes de impuestos y la desregulación prepara el escenario para déficits aún mayores, así como el potencial de una aceleración de la inflación.
Cuánta más deuda, más emisiones
"Parece probable que este año aumente el enfoque en la política fiscal y otras medidas gubernamentales, estos incluyen cosas como aranceles, posibles recortes de impuestos, posibles recortes de gastos, medidas que afectan a la fuerza laboral", subraya Cameron Crise, estratega macroeconómico de Bloomberg Intelligent.
Cuánta más deuda, más emisiones. En la trayectoria actual, el tamaño del mercado de bonos puede casi duplicarse a 50 billones de dólares en la próxima década, agregando oferta en un momento de demanda nerviosa.
Los mercados de bonos son famosos por sus berrinches, fue memorable la de 2013, cuando la Fed dijo que reduciría las compras de bonos y a fines de 2023, cuando los rendimientos a 10 años tocaron el 5%, solo para llegar a un punto percibido como una oportunidad de compra que inicia un nuevo repunte en el precio.
Para Jim Bianco, fundador de Bianco Research, el aumento de los rendimientos de los bonos no es necesariamente peligroso. Así es como solía ser el mundo antes de la crisis financiera. Señala que los rendimientos a 10 años promediaron alrededor del 5% en la década hasta 2007.
El verdadero caso atípico, dijo, fue el período posterior a 2008, cuando las tasas estaban ancladas a cero, la inflación era persistentemente baja y los bancos centrales estaban comprando cantidades masivas de bonos en respuesta a la crisis. Eso adormeció a la nueva generación de inversores para que aceptaran que un rendimiento de los bonos del 2%. "Lo normal era tener una tasa de interés real ajustada a la inflación de cero", recalca.
En un informe de este mes, los estrategas de JPMorgan Chase & Co. mencionaron la desglobalización, el envejecimiento de la población, la volatilidad política y la necesidad de gastar dinero en la lucha contra el cambio climático como razones para esperar que la nota a 10 años rinda un 4,5% o más en el futuro.