Bolsa, mercados y cotizaciones

Las gestoras de fondos de inversión sostenible afrontan 2025 "sin miedo a Trump"

  • El presidente de EEUU no será tan agresivo con las renovables como ha afirmado
  • Hay oportunidades en energía solar, en rehabilitación de viviendas e infraestructuras
  • Más allá de las empresas más 'verdes', hay que mirar hacia las de transición
Donald Trump recibe a Elon Musk en el escenario, durante un acto de campaña en octubre. Foto: Alamy.

El año que está a punto de terminar ha sido, por así decirlo, una prueba de fuego para los inversores con sesgo sostenible. 2024 no ha acompañado a estos perfiles, sobre todo a los que optan por invertir en las empresas de energías renovables. A éstas les penalizó, durante buena parte del año, el retraso en las bajadas de tipos (éstas les favorecen, ya que son firmas muy apalancadas). Y cuando por fin los bancos centrales iniciaron los recortes, llegó Donald Trump: la victoria del candidato republicano, con un claro perfil anti sostenibilidad, derrumbó las cotizaciones de estas compañías. El nuevo presidente podría retirar ayudas a algunas energías verdes (la eólica offshore no le gusta en absoluto, por ejemplo).

Por todo esto no sorprende que el índice bursátil mundial de las renovables, el S&P Global Clean Energy, se haya desplomado cerca de un 26% en 2024, frente a una caída próxima al 5% en su homólogo para petroleras y gasistas, el S&P Global Oil Index. Pero esos descensos entre las cotizadas de energías limpias abren oportunidades. Especialmente porque, según explican las gestoras consultadas, Trump no será tan devastador con las energías verdes como ha vendido en su discurso, según se puso de relieve en el último Encuentro ESG de elEconomista.es.

Jorge González, director de análisis de fondos en Tressis, es muy claro respecto a la foto general: "No tenemos miedo a Trump. Desde 2022 se ha hecho una limpia importante entre aquellos que de verdad creen en la sostenibilidad y los que no creen. Quien se ha quedado en inversión socialmente responsable es porque de verdad piensa que hay algo más aparte de la mera rentabilidad financiera". En Tressis consideran que la Administración Trump podría "apostar de manera fuerte por sectores muy sostenibles que pensamos que pueden ser ganadores, como la rehabilitación de viviendas". Home Depot, por ejemplo, es una de las compañías más grandes dentro del MSCI World ESG Leaders Index. "Los republicanos quieren apostar por el empleo, y este sector crea puestos de trabajo". Tampoco temen a las renovables. "Probablemente [Trump] suprimirá las subvenciones a la eólica offshore, pero las mantendrá en la solar, porque la necesidad de energía es muy elevada". Sobre todo, por la proliferación de los centros de datos para la IA (inteligencia artificial), que está incrementando exponencialmente esa demanda, "y con los combustibles fósiles no es suficiente", señala González.

Otra apuesta fuerte que, sin duda, veremos, es la de las infraestructuras. "Es algo común a todas las Administraciones, independientemente de sus ideologías: necesitamos nuevas redes", explica el director de Análisis de Tressis. Se trata de adaptar las redes de transporte de gas al hidrógeno, de desplegar redes eléctricas, pero también de invertir en puertos, aeropuertos... González se muestra optimista y cree que 2025 puede ser el año en que veamos flujos de entrada en los fondos sostenibles después de una época de salidas, y también piensa que los índices bursátiles sostenibles podrían batir a sus homólogos tradicionales, algo que no han logrado hacer en 2024.

Tampoco en Pictet temen a Trump. Rocío Jaureguízar, senior sales manager y especialista en inversión ASG en Pictet AM en España, comenta que, aunque el republicano ha hecho mucho ruido con su posición escéptica frente al clima (amenazando con retirarse del Acuerdo de París y con derogar la Inflation Reduction Act de Biden, que tanto apoyo supone para las renovables), "desde que ganó las elecciones ha guardado silencio sobre varias de estas cuestiones".

Jorge González (Tressis): "En 2025 es posible que los índices ESG batan a sus homólogos tradicionales"

"La demanda de tecnología enfocada al ahorro energético y la transición hacia las energías limpias va a seguir siendo robusta", afirma Jaureguízar. La producción de petróleo y gas podría recibir un impulso, lo que afectaría negativamente al segmento de renovables de Estados Unidos, pero, "la tendencia global hacia la adopción de energías renovables va a continuar sin lugar a dudas, impulsada tanto por factores geopolíticos como de seguridad", añade. Desde Pictet AM consideran que muchas de las megatendencias sostenibles van a seguir adelante; "puede que algunas se ralenticen de manera temporal, pero no creemos que vayan a detenerse. Donald Trump incluso favorece al vehículo eléctrico, ahora que Elon Musk lo apoya". Trump ha nombrado al presidente de Tesla director de su nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, por lo que es más que probable que evite hacer daño al coche eléctrico.

También ven desde Pictet AM recorrido en las utilities (servicios públicos), las empresas de gestión de residuos y reciclaje, así como las que ofrecen aislamiento en edificios; "no por los subsidios que puedan recibir, sino porque el ahorro que supone en la factura de energía va a hacer que merezca la pena utilizar este tipo de aislamientos". Por otro lado, en la gestora tienen claro que Trump "quiere construir una industria de semiconductores doméstica robusta", así que este seguiría siendo otro campo con potencial.

"El inversor ha pasado del idealismo al pragmatismo en ESG: no puedes construir un parque eólico sin acero", explica Rocío Jaureguízar (Pictet AM)

2024 ha supuesto, según Rocío Jaureguízar, un cambio importante, un paso "del idealismo al pragmatismo en sostenibilidad, sin que esto afecte a las tendencias a largo plazo". Advierte que los inversores necesitan invertir en empresas de transición, no sólo en las que ya tienen las mejores calificaciones en criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). "A día de hoy no puedes conducir un Tesla sin utilizar una electricidad que proviene de empresas de servicios públicos que generan el 35% de todo el CO2 mundial. Ni construir un parque eólico sin utilizar cemento ni acero. La pregunta sería ¿deberíamos excluir a todas esas empresas que están generando emisiones, o trabajar con ellas para generar el cambio? A eso me refiero con invertir en transición".

También ve una oportunidad en el vehículo eléctrico: "Aunque el coste inicial es superior que el de los vehículos de combustión interna, a lo largo de su vida útil es hasta cuatro veces más barato en términos de mantenimiento y genera significativamente menos emisiones. Con la mejora de las baterías y la transición a baterías de sodio, creemos que el vehículo eléctrico va a consolidarse como una opción viable y rentable". Según los expertos de Pictet AM, no está tan lejano un horizonte en el que sea posible sincronizar los ordenadores de varios vehículos que se dirigen a un mismo destino, de forma que puedan ir en fila, reduciendo el consumo energético hasta en un 40%.

"Dentro de la inversión más ambiental, estamos asistiendo un trasvase de la inversión desde lo que era más puro y verde hacia otros segmentos no tan verdes, pero absolutamente necesarios" para la transición ecológica, explica Claudia Antuña, socia de Afi responsable de Sostenibilidad. Los inversores con sesgo sostenible, tanto institucionales como minoristas, quieren "palpar soluciones concretas". Donde Afi detecta "nuevas oportunidades, que además el inversor va a entender mejor", es en todas las tecnologías o negocios "que ofrezcan soluciones que permitan alcanzar los objetivos a largo plazo, soluciones relativas a los procesos productivos, y nuevas tecnologías de captura y almacenamiento". Hasta ahora, señala Antuña, nos hemos focalizado mucho en las cotizadas más verdes, "pero esas empresas de renovables ya están funcionando; necesitamos apoyar también el desarrollo en tecnologías de innovación que permitan a otros adaptarse".

En su informe de perspectivas de 2025, desde Miraltabank destacaban cómo los bancos y empresas europeos se han visto lastrados por las consecuencias del Pacto Verde: "Al exigir que la banca canalice el crédito hacia actividades alineadas con la taxonomía, también se restringe la financiación a sectores clave con alto consumo energético -metalurgia, industria, automoción-. Estos sectores, que a su vez están afectados por la falta de visibilidad, dinamismo y competitividad que el exceso de regulación y la nueva guerra comercial generan, evitan acometer el capex necesario que la transición hacia una economía baja en emisiones necesita. El resultado es un círculo vicioso que no solo perjudica gravemente a los más vulnerables, como son las pymes y los sectores intensivos energéticamente, sino que también compromete actividades esenciales para la defensa del Estado". La capacidad de movilizar la masa de ahorro privado que facilite a empresas acceder a fuentes de financiación más flexibles y dinámicas, señalaban desde esta gestora, "se convierte en esencial".

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