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¿Qué pasará con la inversión ESG si Donald Trump gana las elecciones?

  • La solar y la nuclear son las 'energías limpias' mejor posicionadas
  • Trump podría plantear una derogación parcial de la Inflation Reduction Act (IRA)
  • Este tema protagonizó el último 'Encuentro ESG' de elEconomista.es
Un cartel y una pintada contra el candidato republicano. Imagen: Istock.

"Basura de la izquierda", algo propio de verdes y de comunistas. Esto piensa Donald Trump de la sostenibilidad. El candidato republicano -muchos de cuyos feudos son estados petroleros- va en las encuestas ligeramente por delante de la demócrata Kamala Harris de cara a las presidenciales del 5 de noviembre. En los últimos años, el presidente Joe Biden ha proporcionado un potente apoyo a la transición energética, con la Inflation Reduction Act (IRA), que ha supuesto el mayor paquete de medidas pro descarbonización de la historia. La pregunta es ¿corre peligro esta Ley, un auténtico buque insignia de la Administración Biden? ¿Qué implicaciones tiene para la inversión sostenible una victoria de Trump? Este tema protagonizó el último Encuentro ESG de elEconomista.es.

Según Natalia Luna, analista senior de inversión temática de Columbia Threadneedle, "Trump ha incluido la oposición a esta ley en su retórica de campaña, pero otra cosa es lo que haga en la práctica". No puede olvidarse, señala Luna, que la mayor parte -más del 60%- de los beneficios fiscales de esta legislación han ido, precisamente, a estados republicanos, lo que ha impulsado la creación de empresas y de empleos. De ahí que Luna considere "bastante difícil" que veamos una derogación total de esta ley.

Pero esta analista sí considera que podríamos ver una derogación parcial de la IRA. Esta ley establece ayudas fiscales para proyectos relacionados con las energías limpias durante 10 años, y Trump podría reducir su alcance. Desde Columbia Threadneedle ven probable que lo haga, dado que el candidato ha afirmado que, de ser elegido, prorrogará los recortes de impuestos para las empresas; de ahí que necesite rebajar los beneficios de la IRA, para poder mantener ese recorte impositivo para las corporaciones.

"La gente piensa que la IRA implica sólo beneficios fiscales, pero Biden la complementó con otras regulaciones que favorecían la reducción de emisiones, o que promovían que algunos sectores cumplieran requerimientos sobre renovables. A esto se sumaron otros programas de financiación de la Environmental Protection Agency. De modo que, incluso si Trump no deroga totalmente esta ley, aún puede cambiar cosas; por ejemplo, modificar la regulación sobre las emisiones para determinadas compañías, o la normativa que promueve la sostenibilidad en ciertos sectores", plantea Natalia Luna.

¿Qué sectores sufrirán más y menos con Trump?

Ahora bien, ¿qué energías limpias son más vulnerables a una victoria de Donald Trump? Virginia Pérez, directora de Inversiones de Tressis, considera que "la energía solar es la que tiene unos riesgos políticos más modestos; es la energía más abundante y barata de EEUU. Tiene un importante potencial de crecimiento y tanto si un hipotético Gobierno de Trump concede subvenciones, como si no, la exposición a este sector, en nuestra opinión, sigue teniendo sentido". Estas compañías "son principalmente producción nacional, de manera que, además, podrían beneficiarse de un entorno arancelario más duro con las importaciones chinas, por no hablar de lo que supone la energía solar para la creación de empleo en Estados republicanos". Por ejemplo, un estado petrolero como Texas también es el estado que más invierte en renovables, por su privilegiada ubicación, que le brinda energía solar y eólica baratas.

Mucho más cautos se muestran en Tressis con la eólica terrestre, "que está más madura", y con la marina: "Era en la offshore donde los inversores esperábamos un crecimiento más significativo, pero Trump se ha mostrado muy negativo con ella, así que nos mantendríamos alejados". También creen, explica Virginia Pérez, que "existe un riesgo importante de que se eliminen subvenciones a la compra de vehículos eléctricos", unas ayudas que actualmente pueden alcanzar los 7.500 millones de dólares por vehículo en el país norteamericano. Desde Tressis también evitan invertir en empresas de hidrógeno, "al menos hasta que veamos más pruebas de que su rentabilidad es sostenible". Natalia Luna está de acuerdo en que entre las tecnologías limpias que están más en riesgo de ser cortadas o debilitadas están tanto el coche eléctrico como el offshore.

La energía nuclear, por el contrario, podría abrir una vía de colaboración entre republicanos y demócratas, ya que ambos partidos se han manifestado en algún momento a favor de esta fuente de energía, que representa el 20% de la generación de electricidad en Estados Unidos.

El panorama también es favorable para todas las inversiones en infraestructura energética, apunta Natalia Luna, en un país que necesita modernizar sus redes eléctricas para permitir el despliegue de las renovables y el avance en electrificación. Esto apoya a lo que se denomina utilities integradas.

En cualquier caso, las expertas coinciden en que, más allá del momentum que generen las elecciones, la inversión en compañías verdes seguirá creciendo porque es rentable. "En el corto plazo podemos ver una reacción en el mercado en muchas compañías, pero en el largo pensamos que hay motores de demanda muy fuertes para seguir invirtiendo en renovables, nuclear y redes", señala Luna.

No hay vuelta atrás

"Trump podrá frenar la IRA, pero no cancelarla por completo", coincide Jesús López Zaballos, presidente de Effas, la Federación europea de Asociaciones de analistas financieros y director general de Escuela FEF (Escuela de la Fundación de Estudios Financieros). "Desde Effas, vemos una dicotomía clarísima entre lo que los políticos afirman por una cuestión de propaganda electoral, y lo que hacen los inversores. Porque tenemos al gran fondo de planes de pensiones de empleo norteamericano, y a una gestora como Fidelity, apostando por temas ESG". Hay, por otro lado, "una serie de contradicciones" políticas, como que el candidato republicano haya elegido a Elon Musk, presidente del gigante del vehículo eléctrico Tesla, para liderar su nueva comisión de control gubernamental. "Lo que es cierto es que, si Trump saliese victorioso, tendríamos un problema de transparencia en la información", añade, mientras que Kamala Harris ofrecería continuidad con lo que ha llevado a cabo Biden.

Gane quien gane las elecciones, la sostenibilidad seguirá adelante, explica Alberto Andreu, director ejecutivo del master de sostenibilidad de la Universidad de Navarra y senior advisor de EY: "Hay un tema muy relevante, y es que la CSRD -la regulación europea de reporte de sostenibilidad [a cuya transposición en España acaba de dar luz verde el Consejo de Ministros] abre la puerta a que, a partir de 2028-29, el informe de sostenibilidad se someta a un aseguramiento razonable". Dicho de otro modo, esto igualaría el tipo de auditoría que se realiza sobre la información de sostenibilidad de las empresas con la financiera (actualmente se realiza una verificación mucho más light).

"Lo que hay detrás de este movimiento de reporte es la toma de conciencia de que los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza generan impactos económicos y pueden generar quebrantos patrimoniales. Cualquier inversor y cualquier analista, para conocer una compañía, tiene que conocer tanto los datos financieros como los de sostenibilidad", añade Alberto Andreu, quien incide en que "entre los estándares europeos (los ESRS) y los internacionales impulsados por la Fundación IFRS y su consejo ISSB, podemos decir que cerca del 75% del PIB y el 50% de la capitalización bursátil de las empresas mundiales están sujetas a algún marco de reporte en materia de sostenibilidad".

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