
El 56,7% del dinero que llega a los fondos de inversión españoles lo hace procedente de los traspasos realizados desde otros productos de inversión colectiva, mayoritariamente también de otros fondos. Este porcentaje se ha incrementado en la última década hasta prácticamente doblar lo que representaba en 2013, año en que los traspasos acaparaban el 30% de los flujos brutos hacia los fondos, es decir, sin descontar el dinero que los partícipes retiran, según Inverco con datos de cierre del año pasado, los últimos disponibles.
El traspaso, una herramienta que únicamente se aplica en España, permite que los inversores puedan mover su dinero de un fondo a otro sin tener que tributar en el IRPF por las plusvalías latentes obtenidas, algo que solamente deberá realizar cuando realice un reembolso final. Así, puede estar de manera indefinida pasando su dinero de un vehículo de inversión a otro sin preocuparse por el peaje fiscal, y lo puede hacer de manera parcial o total.
Hay que tener en cuenta que el traspaso también es aplicable a fondos constituidos en otro país comunitario siempre que estén registrados en la CNMV y a las sicavs que cuenten 500 accionistas como mínimo.
Esta singularidad española permitió a las entidades financieras, los grandes distribuidores de fondos en España, impulsar un producto que a principios de los noventa, cuando empezaron a comercializarlos masivamente, no contaba con el interés o el conocimiento necesario de los ahorradores.
Con esta ventaja, era más fácil vender productos muy conservadores, como los fondos garantizados, que además de garantizar el capital invertido, permitían diferir el pago de impuestos. De esta manera, se podía encadenar la venta de un fondo garantizado con otro una vez que llegaba la fecha de vencimiento de los activos subyacentes con los que se creaba la carcasa de estos productos, que principalmente eran de renta fija.

Con el auge de la gestión discrecional de carteras de los últimos años, la figura del traspaso ha encontrado una utilidad mucho mayor. Mediante este servicio, los clientes pagan una comisión sobre el patrimonio anual más el coste de los fondos en que están invertidos, dejando en manos de las gestoras la decisión sobre la asignación de activos en cada cartera, según el perfil de cada inversor.
Mediante los traspasos, las gestoras pueden decidir en cada momento qué fondos consideran más adecuados o nivelar su nivel de exposición según las circunstancias del mercado. Esto ha propiciado que el volumen de traspasos represente casi el 57% de las suscripciones brutas, que el año pasado fueron de 175.083 millones de euros, en un momento en que la industria de inversión colectiva española ha alcanzado un patrimonio de 388.000 millones solo con los fondos.
Pese a lo alto de este porcentaje, no es el más alto de la serie histórica de Inverco, que ofrece datos desde el año 2006. En 2019, los traspasos llegaron a acaparar el 65%. No obstante, es probable que pueda recuperar esa fracción, dado que con la subida de tipos de interés por parte de los bancos centrales, las entidades captaron nuevos ahorradores para fondos con objetivo de rentabilidad o garantizados que, ahora que ya están 'enganchados' a la inversión colectiva, son más fáciles de convencer para mantener su dinero en productos conservadores.

Y es que el verdadero foco de negocio para las firmas y las gestoras, sobre todo para los bancos, está en captar clientes para sus carteras de gestión discrecional, un segmento que ya mueve el 25% de la distribución de fondos en España, que se eleva a casi el 73% si se considera el asesoramiento. Es decir, que la mera venta de vehículos de inversión colectiva ya solo representa una cuarta parte de la venta de fondos en España, según los datos de Inverco, correspondientes al segundo trimestre del año.
Venta de fondos
Aunque Bruselas finalmente optó por mantener las retrocesiones en la comercialización de fondos de inversión, aunque con más requisitos de transparencia, la sensación en la industria de inversión es que más tarde o temprano terminarán por tener más trabas, por lo que la gestión de carteras y el asesoramiento se convierten en los verdaderos vectores para obtener ingresos.
CaixaBank es la entidad que lidera a las firmas por volumen en gestión de carteras, con casi 48.000 millones de euros, seguida de lejos por BBVA, con casi 21.000 millones, y Santander, con algo más de 19.300 millones. Más atrás quedan KutxaBank, con 11.600 millones, e Ibercaja, con 4.576 millones.
Precisamente la entidad catalana celebra este año el quinto aniversario del lanzamiento de su gama de Carteras Master, que según cifras del banco, a cierre de agosto de 2024 sumaban más de 300.000 clientes y un patrimonio de más de 35.000 millones de euros, entre los que se encuentran los fondos asesorados por gestoras internacionales como Amundi, JP Morgan, Nomura, Morgan Stanley y Robeco.