
Un monarca en el exilio y una campesina es el origen de la magdalena. El monarca polaco Estanislao I se tuvo que refugiar en Francia tras perder la batalla de Poltava y, con ella, la Guerra de Sucesión de Polonia. Tras tener que replegarse al no contar con el apoyo francés, fue compensado con el Ducado de Lorena, donde se dice probó por primera vez un bollo dulce horneado por una campesina llamada Madeleine hacia la mitad del siglo XVIII.
Gracias a esta campesina y a la labor comercial del polaco hoy encontramos en los expositores de las pastelerías muffins, de todos los sabores y formas. En renta fija uno ahora puede encontrar magdalenas más o menos grandes que comerse e, incluso, optar a poner algún ingrediente extra de rentabilidad.
El inversor conservador, aunque comenzó el año con dudas, finalmente ha cosechado este año, como poco, lo prometido, por el mercado. Sin embargo, todavía queda el postre atendiendo a los cupones que siguen en el escaparate, a lo que incluso se podrían añadir unos toppings extra en los próximos meses.
Fuera de símiles culinarios, pese a que el actual entorno de tipos ha propiciado que la saca de los inversores que sobreponderan bonos esté más o menos llena (en comparación con años recientes), todavía hay ganancias por delante. Por lo pronto, quien ha estado invertido desde comienzos de año ha podido ganar desde un 2,5% aproximadamente si toda su cartera ha estado enfocada en deuda soberana a un 9,5% que ha cosechado el high yield (esto, medido a través de los índices de renta fija Barclays Bloomberg). Entre medias, el resto de clases de activos de deuda, como la corporativa, que ha dado más de un 5%, o la emergente, con algo más de 8 puntos porcentuales de ganancia.
"Los tipos no han llegado a su punto más alto pero sí de la manera más rápida que recordamos del tiempo reciente y, cuando los tipos están altos hay que comprar renta fija", apuntan desde Mutualidad. "La deuda pública comienza a descontar el escenario de normalización y podemos anticipar que la debería tener un comportamiento muy positivo en los próximos tiempos", agregan.
El inversor que decida en este momento comprar renta fija lo hace sabiendo que cuenta con un doble viento a favor. El primero es el cupón, que asegura todavía rentabilidades reales positivas pese a la fortísima revalorización de los últimos meses. Y, el segundo, el movimiento futuro de los precios que, si siguen la lógica y la senda de recortes de tipos se mantiene, se seguirán incrementando hasta que se anticipe un suelo en el precio del dinero.
En todo caso, lo único garantizado son los cupones que se adquieren y estos, de media a nivel mundial, se encuentran en el 3,3% anual, todavía por encima de la expectativa de inflación tanto en la eurozona como en Estados Unidos, donde en 2026 se prevé un IPC del 2 y del 2,4%, respectivamente. La deuda pública, a nivel global, ofrece una rentabilidad media del 2,8%. Si los bonos son privados, de empresas, la remuneración asciende al 4,7% mientras que si prefiere el high yeld el retorno esperado escala por encima del 7%.
En el Viejo Continente, los cupones a comprar ahora van desde el 2,9% que te da la deuda pública al 6,3% fuera del grado de inversión. En su conjunto, invertir en bonos de la eurozona ofrece una rentabilidad actualmente del 2,7%, 7 décimas por encima de la inflación a medio plazo. "El crédito en euros sigue destacando como una de las clases de activos más atractivas de la renta fija mundial", apuntan en Fidelity. "Evitar una recesión es clave para los fundamentos macroeconómicos del crédito y es probable que una mayor relajación del BCE aumente el apetito por esta clase de activos", añaden.
Al otro lado del Atlántico las tires son algo mayores. De media, se puede obtener un 4,2%, casi 2 puntos porcentuales más que el IPC estimado de 2026. En deuda pública norteamericana hay un cupón medio del 3,7%, un punto menos que en la corporativa. En high yield se puede obtener, como mínimo, al año, un 7%.
"A medida que la situación económica se ha ido ralentizando, los bancos centrales han aprovechado el inicio de recortes de la Fed para relajar las condiciones monetarias y la situación geopolítica se ha ido deteriorando, se ha visto como los largos plazos de la deuda gubernamental ha vuelto a actuar de soporte para las carteras en episodios de volatilidad, volviendo a mostrar correlaciones negativas entre acciones y bonos", arguye Ignacio Fuertes, director de inversiones de Miraltabank. "A causa de la incertidumbre geopolítica y por unos retornos asimétricos dado los escasos diferenciales que muestra el crédito y en especial el high yield, que seguimos favoreciendo la calidad y duración, así como los bonos ligados a la inflación, a medida que los tipos de interés reales sigan bajando", agrega el experto.
En cuanto a la tipología de activo, desde Julius Baer favorecen la deuda corporativa por encima de las demás, pero manteniendo un filtro de calidad crediticia. "El sentimiento inversor parece que ha cambiado desde las caídas de comienzos de agosto y el tono positivo actual ha favorecido a todos los activos de renta fija, especialmente al high yield", exponen. De hecho, destacan que esto ya se nota en el mercado primario de emisiones con 40.000 millones emitidos en Estados Unidos solo en septiembre, por encima de la media histórica de 30.000 millones.

"Con esto, no estamos diciendo que haya que aumentar riesgos ya que seguimos viendo un mayor valor en crédito corporativo, aunque las valoraciones empiezan a ser exigentes y hay que tener en cuenta que las compañías más débiles están refinanciando deuda a precios más altos, hay más defaults , por lo que hay que mantener cierta precaución", comentan en Julius Baer. "Los inversores reconocen las ventajas de unos rendimientos públicos más elevados y unos diferenciales de crédito atractivos, lo que se traduce en mayores ingresos a largo plazo", señalan en Vontobel.
El 'topping' extra
Si no hay default, el la rentabilidad que al inversor le da el cupón que compre es asegurada. Sin embargo, el rendimiento total de este activo también incluye un componente de revalorización del precio. La rentabilidad a vencimiento está compuesta por el cupón cobrado y el movimiento del precio hacia la par (que puede ser positivo o negativo). La rentabilidad que se obtiene simplemente por quedarse a vencimiento se denomina carry, mientras que a medida que pasa el tiempo la yield va moviéndose hacia la parte corta de la curva, que en circunstancias normales, hace que el precio vaya subiendo (si no está invertida).
A esta rentabilidad se le denomina roll-down return, según explican desde Icaria. Los cambios del precio también vienen por movimientos en la propia curva de tipos y no por el simple paso del tiempo y esto se da en mayor medida en vencimientos largos. A priori, en los próximos meses y años, el movimiento de la curva será al alza a medida que bajen los tipos de interés. "Históricamente, las fluctuaciones de los diferenciales de crédito han tenido un impacto mínimo en los rendimientos a largo plazo haciendo de los ingresos por cupones un motor clave de los rendimientos estables", exponen desde Vontobel.
Si atendemos a lo que el mercado está descontando, dentro de un año los tipos de interés en Europa estarán 150 puntos por debajo del nivel actual. Es decir, la facilidad de depósito se situará en el 2%. En cuanto a Estados Unidos, lo que los inversores están comprando es un recorte de tipos algo mayor, de 175 puntos que dejaría la referencia en el 3,25%.
"Consideramos que aún hay recorrido para seguir consiguiendo buenas rentabilidades en este mercado. Seguimos observando un mayor potencial en renta fija corporativa ya que el carry es mayor aunque los diferenciales se hayan reducido con respecto a los soberanos", señala Rafael Valera, consejero delegado y gestor de renta fija de Buy & Hold.