
Desde hace décadas se viene hablando con cierta asiduidad de la llegada del peak oil mundial, una teoría (formulada por el geofísico M. King Hubbert) que preveía que la producción de petróleo seguiría una curva en forma de campana, alcanzando un punto máximo (cenit) antes de entrar en un declive inevitable y rápido por el agotamiento del petróleo. Este concepto ha sido ampliamente debatido desde entonces, ya que el agotamiento de los combustibles fósiles ha sido una preocupación recurrente para la comunidad energética. Sin embargo, varios factores, en particular los avances tecnológicos en la industria petrolera, han demostrado que las predicciones iniciales de Hubbert no se han cumplido, y es poco probable que lo hagan en el futuro cercano. Un buen ejemplo es el del pozo de petróleo más profundo del mundo que está preparándose en Colombia. Hace 30 años habría sido inimaginable la extracción de petróleo a kilómetros bajo el mar. Hoy, sin embargo, esto no solo es posible, sino que podría convertirse poco a poco en la norma. El petróleo no desaparecerá porque se acabe, sino porque el ser humano lo sustituirá por fuente de energía más eficiente y limpia.
Occidental Petroleum y Ecopetrol están preparando toda la parafernalia necesaria para explorar las profundidades de las aguas caribeñas de Colombia en busca de gas natural y petróleo. El proyecto inicial que ya ha comenzado consiste en perforar el pozo Komodo-1 antes de que termine este 2024 en el mar con una profundidad de casi 4 kilómetros (más de 3.900 metros) de profundidad. Como se puede ver en la ilustración, Komodo-1 supera en 300 metros al segundo pozo más profundo del mundo bajo el mar que se encuentra en Angola y fue perforado en 2021.
El esfuerzo por romper el récord de profundidad en agua con Komodo-1 ha sido posible en parte gracias a una tecnología sísmica marina mejorada que permite la exploración a mayores profundidades y distancias, según revelaba la directora de operaciones offshore de Ecopetrol, Elsa Jaimes, durante una entrevista con Bloomberg este verano.
Colombia está explorando su enorme potencial offshore a medida que parte de las reservas onshore o en tierra comienzan a agotarse. "Tienen la tecnología y también tienen este enorme potencial que fortalece nuestra cartera", añade Jaimes. En todo el mundo, se espera que este año se perforen más de 40 pozos en mares de al menos 1.500 metros de profundidad, lo que haría de 2024 el año de mayor actividad de perforación en aguas ultraprofundas en una década, según el proveedor de datos de la industria Enverus.

"El hecho de que podamos perforar a esas profundidades es lo que nos da el incentivo a seguir", comenta Dai Jones, director de inteligencia global de Enverus. La creciente demanda de energía también está proporcionando un impulso, señaló.
Los perforadores offshore miden los pozos de dos maneras: la profundidad del agua y la denominada profundidad vertical real, o TVD. La primera mide la distancia entre la plataforma que flota en la superficie y el punto en el fondo marino donde comenzará la perforación. La TVD, por otro lado, mide la distancia entre la plataforma y el fondo del pozo en las profundidades de la Tierra.
El drama del petróleo colombiano
Con este proyecto se pretende (además de obtener beneficios económicos, obviamente) reanimar la industria del petróleo de Colombia, que está pasando por duros momentos. Este mismo jueves se ha producido un sabotaje a un oleoducto que amenaza con desabastecer al país. Colombia llegó a producir más de un millón de barriles diarios de petróleo en 2015. Sin embargo, hoy la industria del país lucha por alcanzar los 800.000 barriles diarios.
"El gobierno colombiano ha dado un giro hacia las energías renovables y ha paralizado las nuevas licencias de exploración de petróleo y gas. El impacto de esta decisión pesará más sobre el petróleo debido a la naturaleza de los sistemas de hidrocarburos del país y los recientes descubrimientos de gas en alta mar… se espera que la oferta continúe en un descenso controlado, cayendo de los 790.000 barriles por día de media en 2023 a 620.000 al final de la década", aseguraba la Agencia Internacional de la Energía en sus últimas previsiones para 2030.
El presidente Gustavo Petro ha puesto coto a las nuevas licencias de exploración, mientras que también ha intentado prohibir el fracking (la fracturación hidráulica) en el territorio colombiano. Sin embargo, esta última propuesta ha fracasado este mismo verano. Mientras tanto, las empresas petroleras buscan maximizar las licencias y los activos que ya tiene y este es el caso del pozo Komodo-1. Ya que el permiso de exploración está concedido en esa zona, Occidental y Ecopetrol van a ir hasta el fondo (nunca mejor dicho) para tratar de encontrar crudo comercialmente viable. El mar se ha convertido a nivel global en la nueva gran apuesta de los productores de crudo.
El petróleo bajo el mar
Las petroleras de medio mundo están invirtiendo grandes cantidades de dinero en la búsqueda de crudo en las profundidades del mar. La evolución de la industria ha sido claro. Primero llegó la explotación del petróleo convencional en tierra. Más tarde irrumpió el fracking (fracturación hidráulica) para extraer el petróleo y gas no convencionales también de la tierra. Dos buenos ejemplos de esto último son la Cuenca Pérmica en EEUU y Vaca Muerta en Argentina. Ahora, la siguiente fase pasa por estrujar al máximo el petróleo que se encuentra bajo el mar a grandes profundidades.
SLB, el mayor proveedor de servicios petroleros del mundo, calcula que hay un potencial de más de 100.000 millones de dólares en compromisos para proyectos offshore (mar adentro) para 2024-2025. "La industria petrolera offshore y de aguas profundas está experimentando actualmente un notable renacimiento, impulsado por los imperativos de la seguridad energética, la regionalización y un suministro de shale oil (esquisto) norteamericano maduro y disciplinado", asegura James West, analista de Evercore ISI, en una nota a los inversores.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) también destacaba esta tendencia en uno de sus últimos informes de previsiones, señalando que la inversión en plataformas marítimas y sistemas de exploración en alta mar estaba disparándose, alcanzando niveles ni vistos en la última década. A ello hay que sumarle los nuevos descubrimientos de petróleo en el mar. Hoy, casi todos los nuevos hallazgos de crudo se realizan en alta mar: Guyana, Brasil, Surinam, Colombia, Senegal, Namibia. La profundidad ya no importa, lo que importa es el crudo recuperable.
La tecnología aplicada al petróleo
Da la sensación de que, si el petróleo se sigue usando a gran escala y en algún momento llega a escasear de verdad, el ser humano será capaz de perforar hasta la luna y hacer que ese crudo sea rentable. Las mejoras tecnológicas han transformado radicalmente la capacidad de la industria para descubrir y extraer petróleo. Tecnologías como la perforación horizontal, la fracturación hidráulica (fracking) y las plataformas de perforación en aguas profundas han permitido acceder a reservas que anteriormente eran inaccesibles o no rentables. Esto ha dado lugar al descubrimiento y explotación de vastas cantidades de petróleo no convencional, como el petróleo de esquisto y las arenas bituminosas.
Estas técnicas permiten no solo mantener la producción, sino también aumentar la tasa de extracción en áreas donde antes se consideraba que el agotamiento estaba cercano. Como resultado, la producción mundial de petróleo ha superado las predicciones pesimistas de Hubbert, retrasando el "pico" y expandiendo las reservas globales.
Además, la energía requerida para extraer petróleo ha sido considerablemente optimizada. A diferencia de las primeras décadas del siglo XX, cuando el costo energético y logístico de extraer petróleo era elevado en términos relativos, los avances en eficiencia energética, automatización y control de datos han reducido significativamente el consumo energético en las operaciones de extracción y procesamiento. El desarrollo de tecnologías que permiten perforar pozos más profundos y precisos con menos recursos energéticos ha sido un factor clave para desacreditar la teoría del cenit del petróleo. En resumen, lo que se consideraba un límite técnico y energético en la extracción de petróleo ha sido desplazado por la innovación constante.
El pozo de China en territorio uigur
Otro pozo célebre por su profundidad alcanzada, en este caso en tierra, ha sido perforado por el gigante petroquímico chino Sinopec, que en 2023 completó con éxito un pozo de petróleo y gas de 9.432 metros de profundidad en la Región Autónoma Uigur de Sinkiang (Xinjiang), en el noroeste de China, estableciendo un nuevo récord: este es el pozo direccional terrestre más profundo de Asia, según reveló la propia compañía este mes de noviembre.
Esta obra de ingeniería se realizó en el pozo Yuejin 3-3XC , ubicado en la cuenca del Tarim, perteneciente a la región occidental de Xinjiang (una región étnicamente dominada por los uigures, un pueblo túrquico y musulmán que lleva años pidiendo más autonomía a Pekín) y rica en recursos petroleros y gasísticos. Este pozo alcanzará una capacidad de producción diaria de más de 1.000 toneladas de petróleo (ahora mismo ha dado comienzo con 200 toneladas diarias), según han informado los medios chinos. Hasta la fecha, el pozo más profundo era de más de 8.800 metros de profundidad, también operado por Sinopec, y se encontraba en Sichuan.
El pozo se encuentra en Taklamakán, el desierto más grande de China. Los medios locales aseguraron que los trabajadores han completado al 100% esta hazaña notable al perforar a una profundidad de 9.432 metros y comenzado a extraer petróleo y gas, estableciendo el nuevo récord de perforación más profunda en Asia.
El petróleo sigue siendo la principal fuente de energía del mundo. Mientras su demanda siga siendo intensa, la inversión para mejorar las técnicas de extracción seguirá avanzando, haciendo que el petróleo que antes no 'existía' (a nivel comercial) puede existir para subir a la superficie y abastecer al mundo.
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