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Cellnex se descorrelaciona con su bono, en máximos de 2022

Torre de Cellnex.
Madridicon-related

La mala evolución de las acciones de Cellnex en los últimos años siempre ha venido justificada, o al menos explicada, en gran parte, por el comportamiento de las expectativas sobre los tipos de interés. "Cellnex es un proxy del bono americano", se aseguraba. Sin embargo, el giro de timón de los mercados durante las últimas semanas se debería haber reflejado más en el precio de la acción, cosa que no ha sido exactamente así.

Es cierto que en los últimos días Cellnex ha venido recuperando parte del terreno perdido en el parqué. Desde los mínimos de junio, por debajo de los 31 euros, el título ha rebotado un 16% hasta superar los 35 euros por acción. Sin embargo, este repunte no ha sido suficiente para ponerse en positivo en lo que va de año.

Parte de esta mejoría viene, sin duda, explicada por el hecho de que el mercado, a raíz sobre todo del último dato de empleo en EEUU, se haya inclinado a descontar en torno a 100 puntos de recortes de tipos, tanto en la Fed como en el BCE, antes de acabar el año.

Esto es algo que sobre el papel beneficia a las compañías más apalancadas, como es el caso de Cellnex, que según las estimaciones del consenso de analistas que recoge FactSet, acabará este curso con una deuda que será seis veces más elevada que el ebitda, aunque la mayor parte de la misma está colocada a tipo fijo.

Este cambio de tendencia sí se refleja en el precio de los bonos de Cellnex en el mercado secundario. En cualquiera de los vencimientos vivos se puede ver que la rentabilidad está en mínimos desde abril de 2022 (o máximos en precio). Sin embargo, en bolsa, por aquel entonces, superaba los 44 euros, casi un 25% por encima de sus niveles actuales.

En este sentido, los expertos esperan que Cellnex vuelva a esos precios ya que marcan ahí, de media, su precio objetivo a 12 meses, lo que le deja casi un 26% de recorrido al alza. "Está avanzando en la consecución de sus objetivos tanto de crecimiento como de reducción de deuda, apoyada en gran medida en la venta de activos no estratégicos después de lograr el grado de inversión por parte de S&P", apuntan desde Bankinter. "Además, su cotización debería verse soportada en un un entorno de rebajas de tipos", agregan.

En este sentido, los analistas calculan que este año el flujo de caja libre sea positivo por primera vez en los últimos ocho años a la vez que estiman que este sea el último de pérdidas netas. Además, con los ingresos extra procedentes de las ventas de sus activos en Polonia y en Austria, podrían acelerar la mejora de su política de retribución al accionista. "Las desinversiones pueden ser un catalizador puesto que adelantaría la retribución al accionista, con lo que consideramos que podría utilizar hasta 300 millones a una recompra de acciones previo al dividendo esperado de 500 millones en 2026", arguyen desde Sabadell.

De cara a 2026, el consenso prevé que reparta un dividendo por acción de 0,77 euros, lo que a precios actuales implica una rentabilidad del 2,2%. "Pensamos que adelantará el reparto de sus beneficios al 2025 gracias a estas ventas ya anunciadas, aunque no descartamos que haya algún activo no estratégico más en venta", explican en Citi.

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