
Como todo en la vida, el parecer sobre algo cambia según con qué lo compares. Con el precio de los mercados ocurre lo mismo. Un índice puede comprarse caro o barato según el precio al que se haya adquirido anteriormente, y éste siempre va fluctuando. Y en los últimos tiempos, el titular que más resonaba era el del abaratamiento de la bolsa europea frente a su propia media histórica, pero este descuento deja de existir si la comparativa se realiza con la era post Covid, que además de ser la perspectiva más cercana, desecha la anormalidad de beneficios que se vieron en esa etapa. Frente a la media del propio índice desde el año 2022, el Stoxx 600 cotiza con una prima del 10%, con un PER (veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción) de 14,2 veces frente a las 12,9 veces de los dos últimos años.
Intentar igualar los ratios actuales a los correspondientes a un periodo tan largo (si este ejercicio se realiza con la media histórica del propio índice), y por ende, en el que han sucedido muchas cosas que han distorsionado las métricas, como la crisis de Lehman Brothers o la pandemia sanitaria, aleja la percepción real de lo que un inversor podría estar dispuesto a pagar por los beneficios de una bolsa.
El caso del S&P 500 es diferente. El índice americano dejó de ofrecer ningún tipo de descuento con su propia media histórica hace tiempo, y la prima actual con respecto a la era post Covid asciende a casi el 15%. Cabe recordar que esta referencia cuenta con multiplicadores mucho más elevados debido a la composición del propio índice, con un gran peso de las compañías tecnológicas, que cotizan a múltiplicos más altos por el mayor crecimiento con el que cuenta su negocio. Así, el S&P 500 se compra actualmente a un PER de 22,3 veces frente a las 19,4 veces de los últimos años.
El Ibex 35 sería la excepción en este sentido, ya que el índice español sí que mantiene un ligero descuento con respecto a la media de la era posterior a la irrupción de la pandemia sanitaria, con un multiplicador actual de 10,5 veces frente a las 10,8 veces a las que se compraba su beneficio, de media, entonces (ver gráfico). Los ratios que ofrece el Ibex 35 frente a sus principales pares del Viejo Continente son atractivos desde el inicio del curso, pero según avanza el año, y por comparativa, ha ido sacando pecho.
Aunque la tónica general, hasta la fecha, ha sido optimista para la renta variable de ambos lados del Atlántico, las últimas jornadas están poniéndolo difícil en el parqué, con retrocesos en las principales plazas europeas que arrebatan los saldos de dos cifras que algunas de ellas (como la de Fráncfort y Milán) aglutinaban en el año. Estas correcciones llegan a todas las plazas, pero el Ibex 35 aguanta con una subida de dos puntos más que el Stoxx 600, con un 7,5% frente al algo más del 5% de la del Viejo Continente. Esta mejor evolución de la plaza española, sumaba a la fortaleza que muestra también en la estimación de beneficios para este año, hace que su multiplicador se mantenga a un precio más atractivo para los inversores.
A diferencia del Stoxx 600 y el S&P 500, el Ibex 35 ve un incremento en el BPA (beneficio por acción) estimado para este año del 7% con respecto a lo pronosticado el primero de enero, al pasar de los 931euros de principios de 2024 a los 997 euros actuales. Las principales referencias americana y europea, sin embargo, no consiguen aglutinar esta mayor confianza por parte del consenso de expertos y el Stoxx 600 ve un recorte del 2,6% de esta estimación de ganancias para 2024 y el americano, por su parte, de un tibio 0,3%.
Y es que, pese a que la primera mitad del año ha sido generalmente complaciente en el parqué, los resultados empresariales no están sentando bien en renta variable, con la caída de algunas de las big tech en ambos continentes y el batacazo que, esencialmente, sufren los bancos en las últimas sesiones (y también el resto del mercado) por la aceleración de la bajada de tipos, tanto por parte del BCE como de la Reserva Federal que provoca, también, una avalancha hacia el mercado de renta fija.
"Hemos asistido a un buen comienzo de año, con un sólido comportamiento de los mercados bursátiles, la relajación de la inflación y el resurgimiento del mercado de renta fija. El crecimiento tecnológico ha seguido impulsando los mercados bursátiles estadounidenses, con rendimientos del 15,3% y el 18,6% en el S&P y el Nasdaq, respectivamente, y los estrategas no dudan de que los mercados de EEUU seguirán a la cabeza en la segunda mitad del año", explica Mabrouk Chetouane, responsable de Estrategia Global de Mercados de Natixis IM.
El experto matiza que, sin embargo, los inversores deben ser cautelosamente optimistas, "ya que siguen enfrentándose a una serie de vientos en contra en la segunda mitad del año, encabezados por la política, las tensiones geopolíticas, unos tipos potencialmente más altos durante más tiempo, la ralentización del gasto de los consumidores y los elevados niveles de deuda pública".
Javier Cabrera, analista de mercados, aporta que, en este contexto, donde el mercado tiene miedo a una recesión y en el que las bolsas acumulan importantes subidas sin apenas correcciones fuertes, "pensamos que el sector de consumo defensivo puede ser uno de los grandes beneficiados". "Los inversores no querrán salir de la renta variable, debido a que las bajadas de tipos podrían borrar los nubarrones de crisis. Sin embargo, ante esta incertidumbre las empresas de consumo no discrecional podrían verse como un refugio momentáneo hasta que la situación económica se aclare ya entrando en 2025 e incluso más aún si de verdad entramos en recesión", explica.
Ahora bien, Cabrera cree que el consumo discrecional podría ponerse en precios atractivos si continúan las caídas de estos días, ya que las bajadas de tipos podrían relajar la situación económica y facilitar el consumo. "Por ello, rotar desde el consumo defensivo hacia el discrecional podría ser una estrategia rentable a lo largo de 2025", completa.