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El peligro japonés

  • El país nipón es el mayor acreedor del mundo, lo que puede afectar a nivel internacional
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Lo que ocurra en Japón tendrá repercusiones considerables en los mercados occidentales. Su aparente insostenible nivel de deuda tiene más peligro para Europa y Estados Unidos que para el propio Japón.

La deuda pública japonesa supera el 250% de su PIB, siendo los tipos de interés de sus bonos soberanos los más bajos entre los países desarrollados. Esto solo se explica por la política ultralaxa del Banco de Japón (BoJ), que ha sido el principal comprador de esta deuda durante años. El BoJ controla el 57% del total de la deuda pública japonesa. Durante años, el BoJ ha estado comprando más bonos soberanos que los emitidos por el Tesoro japonés. La mayor parte de la deuda pública japonesa está en manos de nacionales japoneses.

Adicionalmente a lo anterior, el BoJ ha seguido durante años una política de control de la curva de tipos de interés (YCC: yield curve control). Mediante esta política, fija el tipo de interés máximo de los bonos a largo plazo, actualmente no superior al 1%. Si por ventas de bonos por parte de inversores el tipo sube del nivel fijado, el BoJ compra bonos para que no supere dicho límite.

El BoJ además de adquirir bonos japoneses, también ha sido un apoyo a la bolsa japonesa, tomando posiciones por un importe equivalente al 7% de la capitalización de la bolsa japonesa.

Japón es el mayor acreedor neto del mundo. Décadas de superávit por cuenta corriente le han permitido acumular la mayor posición de inversión internacional neta (NIIP: net international investment position) del planeta. Japón mantiene 3,3 billones de dólares (trillones americanos) invertidos en el exterior. De ellos, mantiene más de 1,1 billones de dólares en bonos del Tesoro estadounidense. Este factor es determinante por el efecto que puede tener en los mercados internacionales un cambio en la situación interna de Japón que llevara a vender parte de sus posiciones en el exterior.

Japón ha vivido décadas de ausencia de inflación, incluso de deflación, salvo picos muy coyunturales. Esta situación comenzó a cambiar con las tensiones en los mercados energéticos de 2021, incluso antes de la invasión de Ucrania. Japón importa el 90% de la energía que consume. La fuerte depreciación del yen japonés encarece sus importaciones y es un factor adicional que provoca presiones inflacionistas. Desde principios de 2023 el yen se ha depreciado más de un 20% respecto al dólar estadounidense y desde 2020 un 50%. La elevada diferencia de tipos de interés entre el dólar y el yen marca esta evolución.

A diferencia de los particulares, los bancos japoneses tenían la necesidad de rentabilizar sus balances cuando los tipos de interés japoneses eran cero o negativos. Para ello, invirtieron cantidades significativas en bonos del Tesoro en Estados Unidos y en Europa. Con la fuerte subida de los tipos de interés en EE UU y en Europa, dichos bonos comprados a tipos de interés muy reducidos han producido fuertes pérdidas "latentes" que pueden poner en apuros a más de un banco japonés y provocar ventas considerables de bonos soberanos occidentales.

Así, el quinto banco japonés por activos, el NORINCHUKIN BANK (NORI) ha sufrido fuertes pérdidas latentes en sus posiciones en bonos soberanos estadounidenses y europeos y se ve en la obligación de deshacer posiciones. Se estima que NORI tiene que liquidar más de 63.000 millones de dólares en bonos europeos y estadounidenses durante este año fiscal. Con la venta de los bonos se estima que las pérdidas de la entidad ascenderán a 9.400 millones de dólares en el año fiscal finalizado en marzo de 2025.

Teniendo en cuenta la fuerte exposición de la banca japonesa a los bonos europeos y estadounidenses, 700.000 millones de dólares de acuerdo con BoJ, es lógico pensar que esta situación se repetirá en otras entidades. El peligro reside en que una vez NORI comience a vender, otros se sumen a las ventas provocando caídas adicionales de precios y subidas de los tipos de interés de los bonos.

La situación de NORI es similar a la vivida el año pasado con los bancos regionales de Estados Unidos que provocó la quiebra del Silicon Valley Bank, Signature Bank y Silvergate Bank. La Reserva Federal resolvió el problema prestando dinero a los bancos admitiendo como garantía el 100% del valor nominal de los bonos soberanos, aunque su valor de mercado estuviera un 20% o un 30% por debajo. De esta forma muchos bancos regionales evitaron tener que vender los bonos en el mercado.

Aunque Japón tenga un nivel de deuda tan elevado, su fuerte posición de inversión en el exterior hace que el principal riesgo no esté en el impago de los bonos japoneses, sino en los efectos que cualquier situación anómala en Japón puede provocar en los mercados occidentales. Lo que sucede en Japón no se queda en Japón.

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