
En los últimos tres meses, las materias primas han vivido una tendencia de subidas generalizadas, hasta el punto de que la cesta de recursos básicos que pondera Bloomberg, el índice 'Bloomberg Commodity Index', se ha encarecido un 13,3%. Se trata de una subida significativa, que deja al selectivo de materias primas cerca de volver a entrar en una tendencia de mercado alcista, algo que no ocurría desde 2022. Para los bancos centrales, el encarecimiento de las materias primas no son buenas noticias, ya que pone en riesgo el cumplimiento de su objetivo de inflación y puede echar por tierra el trabajo que han hecho estos organismos en 2022 y 2023, con subidas de tipos y recortes de balance, para conseguir moderar el avance de los precios.
Las materias primas dejaron de cotizar dentro de una tendencia de mercado alcista en verano de 2022. Desde entonces, y hasta el pasado mes de febrero, el índice de recursos básicos que recoge Bloomberg ha experimentado un proceso de moderación de precios que ha reducido el precio de la cesta un 32%. Sin embargo, en febrero parece que algo cambió, y el selectivo ya acumula un 13,3% de subida en estos últimos tres meses. Si los avances desembocan en una subida superior al 20% desde mínimos, el índice habrá vuelto a entrar en una tendencia de mercado alcista, y esto puede ser un problema para los bancos centrales.
Los 'señores del dinero' han tenido en las materias primas un aliado en los últimos meses, ya que han sido un apoyo fundamental para conseguir que la inflación se moderase. Las caídas de precios de los recursos básicos han contribuido mucho a recortar el aumento del IPC, y este es el principal objetivo del Banco Central Europeo (BCE) y de la Reserva Federal estadounidense (Fed) en este momento. Por eso, los bancos centrales no querrán ni oír hablar de una nueva tendencia alcista en el mercado de materias primas.
Más demanda, y menos oferta
La economía ha demostrado ser más resistente a la subida de tipos de lo que esperaban los analistas, y el aguante del consumo y del PIB ha ayudado a mantener los precios de las materias primas en 2023. En febrero, cuando se tocaron los mínimos, fue cuando el mercado empezó a asimilar que la economía parecía aguantar mejor de lo esperado, y esto ha podido tener que ver con las subidas de los precios de los recursos básicos, uno de los activos más cíclicos que existen en mercado.
Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, considera que "el repunte de precios de las materias primas tiene visos de continuar, ya que la economía mundial se muestra optimista, las perturbaciones meteorológicas continuarán, y los bajos precios frenarán el aumento de la oferta", señala, además de destacar que "las perspectivas de una ligera debilidad del dólar podrían echar más leña al fuego".
Laidler incide en dos cuestiones, al margen de la fortaleza de la demanda, que también están contribuyendo a la subida de los precios: la escasez de oferta y un dólar que no termina de repuntar. En el primer caso, una producción de materias deficiente, después de años de precios bajos, ha aumentado el desequilibrio entre la demanda y la oferta, y esta situación necesita tiempo para poder solucionarse. Se necesitan años de inversión para poder atender la demanda, y por el camino es posible que los precios sigan aumentando.
Un dólar débil, además, tiene un impacto alcista en los precios de las materias primas, ya que favorece aumentos de demanda, al cotizar las materias primas en dólares, y presentarse más atractivas para los compradores con un dólar relativamente débil. Con la Fed preparándose para bajar tipos en los próximos meses, lo que haga el dólar puede también afectar a los precios de los recursos básicos.
Recursos energéticos
El petróleo y el gas natural son dos de los recursos básicos más importantes si se trata de analizar el impacto que tienen las materias primas en la inflación, ya que el encarecimiento de estos recursos energéticos suele contagiarse a los precios de otros bienes y servicios. Marco Mencini, responsable de análisis en Plenisfer Investments, lo confirma: "El aumento del coste de las materias primas tiene sin duda un impacto inflacionista que ya hemos experimentado tras la pandemia. Pero la piedra de toque es el petróleo: si subiera por encima de 100 dólares produciría un impacto inflacionista significativo", señala el analista.
Por ahora, el crudo se mantiene relativamente tranquilo en 2024, con una subida de precio del 4,2% en el caso del barril estadounidense, el West Texas, y algo menor en el del Brent europeo. El precio del petróleo se debate en los últimos meses entre las noticias que llegan de Oriente Medio, por la incertidumbre que genera la guerra en la región, pero, por otro lado, la fortaleza de la oferta de petróleo, que ha forzado a la OPEP+ (el cártel que recoge a los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y otros socios externos, como Rusia) a limitar la producción para evitar que los precios se hundan, es un factor que podría presionar a la baja al crudo, y más si el pacto de recorte de oferta termina fracasando.
Pase lo que pase, hay que tener en cuenta que la posibilidad de que el petróleo se encarezca debido a los conflictos abiertos en Oriente Medio puede tener un impacto significativo en la política monetaria y también en la economía mundial. Matthew Michael, director de inversiones, y Duncan Lamnt, responsable de análisis estratégico de Schroders, explican las posibles consecuencias: "Una de ellas es el impacto macroeconómico, que sería probablemente estanflacionario para la economía mundial. El aumento de la inflación provocado por la sacudida de los precios de las materias primas podría suponer un duro golpe para la confianza de las empresas, que probablemente reducirían el gasto de capital en un momento de gran incertidumbre. La situación obligaría a los bancos centrales a retrasar el inicio de la relajación de tipos y el retraso de los ciclos de flexibilización podría entonces lastrar el crecimiento en 2025", indican.
La evolución del gas natural es más preocupante: desde los mínimos del año del índice de materias primas que se tocaron el 23 de febrero, hasta ahora, su precio ha subido un 65,6% en el mercado estadounidense, la mayor subida de toda la lista de materias primas. En el caso del gas estadounidense, la subida se ha producido casi por completo en el último mes, mientras que la referencia europea remonta cerca del 40% desde febrero. En este caso, el miedo a que la guerra en Ucrania pueda deteriorar la oferta de gas también está jugando un papel importante en las últimas subidas de precio.
Metales industriales y preciosos
Después del gas natural, las materias primas que más se han encarecido desde febrero son los metales. La plata, el cobre y el estaño suben más del 30% en este periodo, mientras el zinc, el níquel, el aluminio, y el oro remontan entre un 20% y un 26%.
El cobre y el oro son los dos metales que más titulares están acaparando en los últimos meses. El metal industrial acaba de superar los 11.000 dólares por tonelada por primera vez en su historia, impulsado por una importante falta de oferta derivada de años de baja inversión en nuevos yacimientos y minas, que se ha combinado con el aumento de demanda que ha generado la transformación energética. La electrificación del parque móvil, por ejemplo, es un proceso que necesitará enormes cantidades de cobre para su desarrollo, algo que está contribuyendo a incrementar los precios del metal industrial en un momento en el que la oferta no está siendo suficiente para equilibrar el mercado.
En cuanto al oro, sube más de un 22% desde los mínimos del año, que tocó el pasado 14 de febrero, y acaba de alcanzar los 3.438 dólares la onza, un nuevo máximo histórico para el metal precioso. La combinación de una mayor demanda como activo refugio frente a la incertidumbre geopolítica, sumada a las compras que han llevado a cabo los bancos centrales en los últimos años para sus propias reservas, estaría impulsando los precios del metal.