
Si Warren Buffett encontrase una compañía bien gestionada, puntera en innovación en un sector que va a ser transformador y transversal para el conjunto de la economía durante las próximas décadas, presente incluso en la carrera espacial, bien diversificada geográficamente y sin apenas competencia la incluiría sin dudarlo en la cartera. Y, si encima, valiendo potencialmente hasta más de 10 euros, la puede comprar a 3, diría que es la idea del año.
Sin embargo, esta empresa no está en Wall Street y en lugar de tener la sede en Nueva York la tiene en Llodio, un pueblo de menos de 20.000 habitantes bañado por el río Nervión a unos 25 kilómetros de Bilbao. Tubacex, que nació en la década de los 60 como una siderurgia tradicional especializada en tubos inoxidables fue escalando en tamaño hasta tener presencia ahora en 60 países.
Sus principales clientes han sido siempre las petroleras y gasistas más grandes del mundo, y lo seguirán siendo mientras el mix energético sea mayoritariamente de origen fósil. Sin embargo, desde hace años la compañía viene prepararándose para el gran cambio que ya ha empezado y ha readaptado sus productos precisamente hacia la descarbonización de la economía, el hidrógeno, la energía nuclear y otras soluciones finales para el sector sin perder el pie que siempre han tenido en el Oil & Gas.
Cumple las premisas de Buffett sobre el valor y el precio, la calidad de la empresa, la gestión... y también la del tiempo, "amigo de los negocios maravillosos". Y de eso fue de lo que trató el último Capital Markets Day, celebrado hace casi tres meses, en el que dibujó su estrategia de crecimiento de cara a los próximos 4 años, que culminará con una compañía que facture entre 1.200 y 1.400 miilones, con un ebitda de 200 millones y un apalancamiento por debajo de 2 veces, como mínimo y donde el Oil & Gas tan solo suponga un tercio de su negocio.
En el radar de 'La Cartera'
Hace tres meses La Cartera del Economista.es (herramienta de gestión activa que propone este medio) incluía en su radar a la empresa vasca tras este Día del Inversor que dejó un regusto tan bueno en el mercado (en el siguiente mes se revalorizó más de un 25%), con un precio de entrada de 3,06 euros que nunca llegó a cruzar y, pese a mantener la convicción de que es una idea de inversión de las mejores hay ahora en la bolsa española (las ocho casas de análisis que la siguen, según Bloomberg, recomiendan comprar sus títulos), la pasada semana se optó por reemplazarla en el radar por Catalana Occidente. No obstante, si el valor sigue corrigiendo en las próximas semanas, se valoraría incluirla de nuevo en el radar para una futura entrada.
Sin embargo, en las últimas semanas el título ha venido corrigiendo parte de esa fuerte subida y ya cede algo más de un 12% desde los máximos de diciembre, lo que vuelve a incrementar, más si cabe, el atractivo de una compañía que ahora ofrece un 50% de potencial alcista hasta los 4,8 euros donde los analistas, de media, sitúan su precio objetivo a 12 meses.
A largo plazo, no obstante, el recorrido se dobla prácticamente, tal y como explicaba su director financiero Guillermo Ruiz-Longarte en noviembre y recordaba esta misma semana en el XIX Foro de 'Empresas que crean valor para el accionista', organizado por elEconomista.es, ya que "tirando un multiplicador ev/ebitda de 7 veces, que es mucho menor a las 10 veces donde históricamente ha cotizado, 200 millones de ebitda y, como mucho, 400 de deuda neta, justifican una valoración de entre 1.000 y 1.200 millones, con lo que puede incluso triplicar su precio en bolsa actual y alcanzar los 9,5 euros en 2027". Y esto, contando solo con el perímetro actual y los acuerdos ya firmados. "Una cosa es el precio y otra el valor que tiene una compañía", que diría Buffett.