Bolsa, mercados y cotizaciones

Dólares de madera frente al juego de no cometer fallos

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La expectativa real de recortes del precio del dinero se ha minimizado drásticamente en las últimas encuestas a gestores. Sin embargo, el mercado asumía a finales del pasado año hasta siete bajadas de tipos interés con lo que los inversores estaban dispuestos a pagar en el mercado de opciones. Este vaivén es el que está dirigiendo la renta fija -con un bono americano que llegó al 3,75% y ahora se sitúa en el 4,1%-, y en segunda lectura a las bolsa.

El positivo comportamiento de la renta variable esencialmente obedece a la impresión de que se va a producir un aterrizaje suave de la economía o que si pasamos por una recesión será meramente técnica, que sólo veamos unas levísimas décimas negativas. Ya hay quien afirma que hay que borrar de nuestro vocabulario la palabra recesión.

Para tomar una decisión de inversión hay hay que contemplar tres casos: el malo, el peor y el pésimo. Si te cuadra el tercero es que hay proyecto. A las bolsas parece encajarles que la concatenación de bajadas de tipos permitirá una mejora de los beneficios empresariales tan positiva que incluso veremos los mayores márgenes desde Lehman, casi el 22% sobre el beneficio bruto. Porcentaje que se elevará hasta el 40% en el caso de las siete magníficas -Alphabet, Apple, Microsoft, Meta, Nvidia, Tesla y Amazon-, que representan casi una tercera parte del S&P 500.

¿Pero qué sucede si el mercado está despreciando la posibilidad de que la acelerada bajada de tipos corresponda con una necesidad de evitar una recesión? El indicador de probabilidad de recesión a doce meses que construye la Reserva Federal de Nueva York está dando el segundo peor registro desde que se construye con 1958, sólo superado por el de los primeros años ochenta cuando repetidamente superó el 75%. Desde hace meses el porcentaje de probabilidad de recesión supera el 50%, siendo actualmente del 62%, aunque ha llegado a ser del 68%.

Este modelo reproduce la teoría clásica de la curva invertida de tipos como señal evidente de recesión. Recoge el diferencial de rentabilidad entre las tasas del Tesoro a 10 años y a 3 meses: 4,1% frente a 5,2%. Sirva o no para medir una recesión, el indicador recoge una de las ideas que están en la cabeza de todo inversor en renta fija que hace ahora Letras: cerrar una rentabilidad más baja al plazo más largo puede ser más interesante que hacerlo a una más alta a corto plazo cuando toquen renovar ambas.

Estas preguntas son el eterno debate entre las expectativas y las señales de miedo. La primeras son dólares de madera y las segundas son la naturaleza de un mercado profesionalizado que juega a cometer el menor número de errores. Por este debate siempre hay que estar en bolsa y, sobre todo, marcarse un precio de compra en el que siempre entraríamos si se produjese una caída, aunque estemos en el epicentro de un nuevo cisne negro.

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