
Falta una semana para dar por concluido un año que ha traído muchas alegrías al inversor de renta variable, con las principales bolsas europeas y estadounidenses con saldos anuales de dos cifras y con índices como el español, el italiano, el EuroStoxx 50 o el S&P 500 superando la simbólica barrera del 20%. El hecho de que este ejercicio sea uno de los más alcistas para las bolsas de ambos lados del charco –habría que remontarse hasta 2013 para encontrar un curso con más ganancias en el Ibex 35– no era el escenario esperado al principio de 2023, ya que las turbulencias macroecónomicas parecían tener más peso que las fortalezas.
Sin embargo, una inflación descontrolada, unos tipos de interés en niveles históricos y el estallido de la guerra en Gaza no han sido suficiente para frenar el buen ritmo bursátil. Al menos, no a la hora de hacer un balance final. Pero, tras un año tan optimista como el actual, ¿qué puede esperar el inversor para el ejercicio que está por empezar? El denominador común entre los expertos es, a grandes rasgos, que la incertidumbre seguirá presente en 2024, pero que continuará habiendo oportunidades en renta variable. Muchos expertos recomiendan volver a una cartera en la que se unan renta fija y variable. No obstante, las rentabilidades de las bolsas, aún mayores a la de la renta fija, podrían no dar el suficiente margen de mejora con respecto a la deuda como para que el inversor se decante por mayor riesgo. La expectativa de rentabilidad que ofrece la bolsa europea para el próximo año (calculada a través de la inversa del PER) es del 8%, y de la americana, del 5%.
"En 2024, las incertidumbres se mantendrán y es probable que los mercados de renta variable sigan siendo volátiles. Sin embargo, pensamos que hay varias áreas que pueden resultar ser altamente rentables para los inversores en renta variable global en el año próximo", explica Alex Tedder, responsable de Renta Variable Global de Schroders. El experto considera que, con el panorama actual, el inversor está en el momento de dejar de hacer lo que venía haciendo 10 años atrás.
"Los inversores en renta variable tienen que cambiar el chip. Sus nuevos objetivos deberían ser: mayor diversificación entre regiones (menos Estados Unidos y más resto del mundo); mayor foco en las implicaciones que tienen los cambios estructurales y mayor atención a las valoraciones, la calidad y el riesgo", añade. Como matiz a la primera pata, Tedder desarrolla que no tiene perspectiva negativa para el mercado estadounidense. "Si dejamos fuera el grupo de las Súper 7 [las grandes compañías tecnológicas] y otros títulos de alto crecimiento, el S&P cotiza ligeramente por encima de su media a largo plazo. No obstante, probablemente sea cada vez más un buen momento para buscar oportunidades en mercados a los que los inversores han dado la espalda, como Japón o el Reino Unido". Desde Schroders valoran al mercado nipón como "muy competitivo", con una economía fuerte, tras llevar rezagado desde que estalló su burbuja de precios en 1992, con una moneda que se deprecia un 50% frente al dólar.
Con todo, desde la firma recuerdan que, en un entorno de tipos altos como el actual, las valoraciones son mucho más importantes que cuando los tipos están a cero. "Mientras que en la última década todo giraba en torno al crecimiento (sobre todo el crecimiento de los ingresos), para la próxima probablemente sea mucho más importante encontrar empresas que ofrezcan verdadero valor". En este punto, cabe recordar que la semana pasada tuvieron lugar las últimas reuniones de la Reserva Federal estadounidense (Fed) y del Banco Central Europeo (BCE) de 2023, y ambos organismos han realizado una pausa en la subida de tipos por tercera y segunda vez consecutiva, lo que volvía a animar la idea de que el fin del ciclo hawkish ya está aquí.
Benjamin Melman, CIO Global de Edmond de Rothschild AM aporta que en los últimos 30 años, en los periodos posteriores a la un pico de subida de tipos, en el 75% de los casos, el S&P 500 ha acumulado rentabilidades razonablemente sólidas, especialmente si la recesión no ha comenzado después de la bajada de tipos, como en 2019. Con este escenario en el horizonte, e incluso con los riesgos para los beneficios, el experto indica: "Recomendamos una ponderación neutral del mercado de renta variable –para beneficiarse de cualquier mejora de las perspectivas de beneficios derivada de una inflexión de los bancos centrales– y estar preparados para sobreponderar si los bancos centrales parecen estar cambiando de rumbo", completa.
Desde Barclays, por su parte, ven una subida de la renta variable de un solo dígito en 2024, a medida que disminuye la presión sobre los tipos y se evita un aterrizaje brusco. "Pero seguimos esperando crecimiento mediocre y una alta incertidumbre geopolítica, mientras que la renta fija ofrece valor. Así que no hay prisa por aumentar", indican.
"Es probable que hayamos superado los tipos máximos, lo que significa que los peres (veces que el beneficio se recoge en el precio de la acción) deberían estar más amortiguados, pero la relación riesgo-rentabilidad de los bonos también está mejorando. Sin embargo, a falta de una profunda recesión, los recortes de los tipos en EEUU nos parecen demasiado agresivos. Tras años de exuberancia de liquidez, unos tipos más altos y más largos y un mayor coste del capital podrían devolver la disciplina a la inversión, lo que sería positivo a largo plazo para la renta variable", añaden desde la firma.
Desde el departamento de análisis de Bankinter también vierten una visión positiva sobre el devenir de las bolsas para el año que viene, y consideran que la cosecha de ganancias que acumulan los índices en el ejercicio en curso no suponen un palo en las ruedas para el año que viene. "Lo que viene es mejor que lo que dejamos atrás", indican desde Bankinter, que confían en que 2024 será un año de ciclo expansivo tanto en EEUU –más sólido– como en Europa –más débil, pero suficiente–, con el euro apreciándose ligeramente y los precios del inmobiliario corrigiendo un 2% en Europa y Portugal. "Las bolsas están bien soportadas por la recuperación de los resultados corporativos tras un 2023 casi plano, sólido empleo, crecimiento suficiente, aunque no generoso y tipos de interés a la baja, sea cual sea el timing para su materialización".
Así, desde el banco pronostican un potencial de revalorización para el Ibex 35 del 12% y un 14% para el S&P 500 y EuroStoxx 50. Para los próximos meses, Bankinter aumenta su exposición en los sectores inmobiliario y tecnológico, con especial preferencia en las firmas de seguridad dentro del segundo. Por contra, los bancos y petroleras salen de su foco principal para el año que viene.
Apalancamiento controlado
Las compañías con sólidos balances, con márgenes elevados y estables son las favoritas para el próximo año para Renta 4. Desde la firma indican que hay que tener cuidado con los valores que tengan un elevado apalancamiento, "salvo en compañías de calidad con capacidad para reducir deuda". Dentro del Ibex, las apuestas de Renta 4 son Indra y Sacyr, como valores defensivos, Repsol e IAG, como cíclicos, y Grifols, como sensible a los tipos de interés, en lo que es su cartera de los cinco grandes.
Por su parte, Wolf von Rotberg, estratega de renta variable de Sustainable AM, elige a los sectores con una combinación de ventas defensivas y apalancamiento elevado, ya que "están bien posicionados para beneficiarse de nuestro escenario macro de referencia, que prevé un mayor debilitamiento de la economía estadounidense y el primer recorte de los tipos de interés oficiales en el tercer trimestre de 2024", argumenta el experto.
Von Rotberg indica que estos sectores verían una mejora de sus márgenes de ingresos netos a medida que los costes de financiación disminuyan gracias a la bajada de los tipos, al tiempo que no serían demasiado sensibles a un ciclo de ralentización, dada la estabilidad de su flujo de ingresos. "Los sectores que destacan en este sentido son el inmobiliario y el de servicios públicos, que han sufrido desproporcionadamente la subida de tipos en 2023", completa.
Que el año que viene sea un ejercicio altamente electoral también es una variante a tener en cuenta en el desarrollo bursátil. EEUU será uno de los países que irá a las urnas para elecciones presidenciales, sin embargo, Mark Sherlock, responsable de renta variable estadounidense en Federated Hermes Limited, recuerda que la renta variable estadounidense suele mejorar en el cuarto año de los mandatos presidenciales y mantiene una postura constructiva sobre la renta variable americana y en particular, sobre la renta variable estadounidense de pequeña y mediana capitalización.
"Desde el último año de mandato del presidente Hoover en 1932, el S&P 500 ha ganado una media del 6,5% en un año electoral. Aunque el índice Russell 2500 no dispone de datos tan antiguos como los de la administración Hoover, el SMID estadounidense ha batido la rentabilidad de los valores de gran capitalización de EE UU en todos los años electorales.", desarrollan desde la firma, a la vez que señalan que las elecciones aportan claridad a los inversores y el periodo posterior a una cita electoral ha sido históricamente positivo para la renta variable estadounidense. Desde su creación, el índice Russell 2500 ha superado al S&P 500 en tres de los últimos cinco primeros años posteriores a las elecciones.
Para Europa, a medida que se reduzcan los tipos, desde Federated Hermes Limited esperan "un repunte generalizado". Así, pese a que el apetito por el riesgo de los inversores se ha recuperado, "sigue siendo fácil y prevemos que la calidad seguirá siendo importante para los inversores". "En primer lugar, creemos que es probable que se busquen empresas de alta calidad que puedan ofrecer un crecimiento constante, en particular las que se pasaron por alto en el estrecho repunte del mercado mundial de 2023. En segundo lugar, las empresas más pequeñas y las cíclicas pueden resultar especialmente interesantes, dado que han quedado rezagadas en 2023. Esta tendencia es positiva para muchos mercados europeos, pero será importante ser selectivo".
Por PER, el consenso que recoge FactSet espera un multiplicador de 19 veces para el próximo ejercicio y de 12,7 veces para el Stoxx 600, así como sendas alzas en el BPA, hasta 37,61 euros para la referencia del Viejo Continente y 243,52 dólares para el índice norteamericano.