
El Nikkei va camino de recordar 2023 como uno de los años más alcistas de sus últimas cuatro décadas. El selectivo japonés, a escasas 10 jornadas para el cierre de año, se revaloriza más de un 25% desde enero. Ha conseguido erigirse como uno de los índices que ha sabido sacar más partido a uno de los años históricamente más alcistas para las grandes referencias de renta variable en el planeta.
No obstante, además de saber sacar el mayor rédito posible a la dinámica alcista en la que se ven envueltas este año las bolsas, el índice nipón ha recibido el impulso de una divisa débil frente a sus pares más negociados. El yen se ha dejado cerca de un 10% de media frente a las monedas más importantes del planeta, entre las que se encuentra el dólar estadounidense. Y eso siempre es bien recibido en los parqués en general y en el Nikkei en particular. Al menos así lo dictamina la estadística.
En los últimos 40 años, siempre que la divisa asiática ha acumulado cesiones frente al dólar, la bolsa de Japón ha registrado de media ganancias superiores al 10%, siendo el año 2013 el más recordado en ese sentido, al repuntar el Nikkei más de un 55% con un yen en caída libre (-17%). Y en los últimos años las alzas del Nikkei han sido de incluso un 30% cuando el yen ha registrado sus peores caídas. Sin embargo, cuando la divisa ha ganado fuerza, las alzas de las bolsas se han visto mermadas a un 2% anual de media.
Por eso, cobra tanta importancia la inevitable decisión que debe afrontar el Banco de Japón en el futuro más inmediato. El necesario ajuste de la política monetaria que ha venido implementando hasta ahora la entidad central, está más cerca. Sobre todo, tras el toque de atención del FMI, quien instó al banco presidido por Kazuo Ueda a seguir preparándose para una subida de tipos a corto plazo.
"Ueda manifestó al Gobierno japonés que la fijación de la política monetaria sería aún más difícil hacia finales de año y en 2024 y aunque no es más que un sutil cambio en la retórica, los inversores lo han percibido como el primer cambio real en la orientación hacia unos tipos de interés más altos", explica en ese sentido Matthew Ryan, director de estrategia de mercado en Ebury, la fintech especializada en pagos internacionales e intercambio de divisas. "La próxima reunión del Banco de Japón de este martes, se perfila ahora como una reunión muy importante. No esperamos cambios en los tipos, aunque el banco podría abandonar su política de control de la curva de tipos y ofrecer una orientación de línea dura, lo que podría dar lugar a una primera subida en el primer trimestre de 2024", comenta el experto.
Kelly Chia, analista de mercado en Asia de Julius Baer, pone el foco, por su parte, en "la relación inversa entre la divisa y el mercado bursátil, que podría estar debilitándose". De no ser así, la gasolina que ha utilizado la bolsa nipona en los últimos años -tres de los últimos cuatro años ha registrado alzas que al menos han rondado el 30%- estaría en claro riesgo de agotarse porque los inversores han percibido el movimiento del BoJ como el primer cambio real en la orientación hacia unos tipos de interés más altos.
El drástico movimiento del yen
La reacción del yen a los cambios de politica monetaria que se preseumen en Japón, fue más que evidente. El pasado jueves, la divisa llegó a revalorizarse cerca de un 4%, con todo lo que ello supone para los principales índices locales. El Nikkei, por ejemplo, llegó a registrar descensos cercanos al 2% en las dos jornadas posteriores y ha llegado a alejarse cerca de un 4% de sus máximos anuales, que son las cotas más elevadas desde 1990.
En ese sentido, las perspectivas de la media de firmas de inversión ya se han ido adpatando a las nuevas circustancias y apuntan a una revalorización del Nikkei de un 11% de cara a los siguientes doce meses, cuando a principios de 2023 llegaron a pronosticarle un recorrido del 25%. Para el yen, las previsiones apuntan a una revalorización del 3% frente al dólar de cara al primer trimestre de 2024 y del 6% para el cuarto.