Bolsa, mercados y cotizaciones

La depreciación del real no alarma al mercado

Lula da silva, presidente de Brasil
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El avance de la aversión al riesgo en los mercados mundiales, impulsado por el aumento de los rendimientos estadounidenses y de los índices de referencia del petróleo, junto con la intensificación de la dinámica de estanflación fuera de Estados Unidos, se unió a los factores específicos de la región para influir en las divisas de Latinoamérica a finales del tercer trimestre, antes de lo que habíamos previsto.

En México y Brasil, el enfriamiento de las condiciones inflacionistas ha obligado a los operadores a afrontar la perspectiva de una relajación monetaria y el riesgo que ello supone para el carry trade a largo plazo en Latinoamérica, una estrategia que se ha comportado notablemente mejor en un año en el que se han observado pocas tendencias duraderas en los mercados y oleadas de apreciación del dólar.

Aunque a primera vista la erosión del perfil de carry trade en Latinoamérica debería pesar sobre las respectivas divisas, por ahora hemos observado respuestas bastante estables en los mercados al contado. Aunque la mayoría de las divisas latinoamericanas han resistido el entorno de mayor fortaleza del dólar, la situación no es homogénea, y esperamos que siga siendo así.

Es especialmente importante detenerse en analizar el comportamiento de la divisa de Brasil, la mayor economía latinoamericana y país clave para la inversión y la operativa de grandes pesos pesados de nuestro Ibex, como Iberdrola, Banco Santander, Telefónica, Naturgy, Aena, Red Eléctrica, Meliá, Mapfre, ArcelorMittal o Cie Automotive, por citar solo algunos ejemplos.

La decisión del Banco Central de Brasil (BCB) de iniciar un ciclo de relajación de la política monetaria debería haber pesado sobre el real brasileño, especialmente en un entorno en el que la Fed sigue apuntando a otra subida de tipos este año. Sin embargo, esto no ha ocurrido necesariamente, en parte porque el ciclo de relajación del BCB parece más moderado de lo que se temía inicialmente y ha relajado las tensiones entre el banco central y el ejecutivo, un importante inhibidor del ánimo de los inversores; pero también porque las condiciones externas han mejorado para la divisa.

Aunque esperamos que el BCB siga recortando los tipos a un ritmo de 50 puntos básicos por reunión este año, esto ya debería estar descontado en los mercados de divisas y, como tal, no será una sorpresa. Mientras tanto, con la aparición de brotes verdes en los datos manufactureros de China y los recortes de la oferta de la OPEP+ que mantienen el petróleo por encima de los 90 dólares por barril, la demanda del real debería aumentar junto con la mejora de la balanza por cuenta corriente del país.

En conjunto, el real brasileño debería seguir obteniendo mejores resultados al contado, incluso cuando el aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EEUU y la preocupación por la recesión en otras economías de mercados desarrollados respalden un repunte generalizado del dólar. Sin embargo, nuestra visión alcista del real no está exenta de riesgos.

En primer lugar, no podemos ignorar el riesgo de que el Gobierno de Lula reavive la presión sobre el BCB para que suavice la política monetaria de forma más agresiva en caso de que las condiciones de crecimiento interno empiecen a flaquear o de que el repunte de la inflación siga por debajo de las previsiones del BCB. En segundo lugar, sigue existiendo la posibilidad de que las recientes mejoras en los datos chinos resulten ser una pista falsa, especialmente tras la última ronda de preocupaciones en el mercado inmobiliario.

Dejando esto a un lado, si las condiciones evolucionan como esperamos, el real brasileño debería mantenerse en el intervalo 4,8-4,9 en el cuarto trimestre, ya que los inversores siguen favoreciendo la exposición a altos niveles de carry, pero observamos que los riesgos se inclinan hacia un real más débil en dicho trimestre.

Con respecto a México, con algo menos de peso que Brasil como foco de inversión entre las empresas españolas pero con notables intereses en comercio para nuestro país, ha visto como la depreciación del peso superó a la del real brasileño en septiembre. A pesar de la venta masiva del peso, la evolución de los fundamentales en México sigue siendo positiva, lo que consideramos que proporciona un mayor apoyo a la divisa.

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