La foto del año en el mundo de la inversión, en mi opinión, fue la de febrero con centenares de ciudadanos haciendo colas a las puertas del Banco de España para invertir en Letras del Tesoro. Es el año de resurrección de la renta fija, con la sublimación que desde este jueves un bono español renta más del 4%. Para los más alejados a la deuda queda todavía el regusto amargo de las pérdidas que sufren muchos activos en el año, pero creo que es suficiente consuelo que en los niveles que se están alcanzando las potenciales pérdidas se compensan con el cobro de los cupones.
Pongo un ejemplo, el bono americano ha alcanzado el 4,64%, y el peor escenario es el que vaticina BofA, que se vaya hasta el 5% de rentabilidad. Lógicamente, si esto sucede, las pérdidas son seguras, pero serán compensadas por el cupón. El riesgo, evidentemente, es de divisa, sobre todo teniendo en cuenta que el cambio del euro se ha ido a los 1,05 dólares. Si se retornara al nivel del 1,1 se perdería todo el interés del cupón. El riesgo divisa, además, parece innecesario cuando hay bonos italianos que rozan el 5% de rentabilidad, y veo difícil que se produzca un impago transalpino.
Mientras confirmamos que la meseta de la subida de tipos es una larga altiplanicie de la política monetaria es comprensible que los inversores busquen de cabeza la renta fija segura -Letras-, aunque deberíamos cada vez más alargar el vencimiento, pese al riesgo de incurrir en pérdida puntuales. ¿El motivo? Aunque no tenemos ninguna certeza, acabarán llegando bajadas de tipos que elevarán la rentabilidad de la inversión. Con un bono a diez años en el 4%, por primera vez en mucho tiempo, el ahorrador tiene la posibilidad de superar la inflación. El BCE en su última revisión del cuadro macro situó su expectativa de inflación para el año que viene en el 3,2%, y la de medio plazo -que es la que realmente vigila la autoridad monetaria- la redujo al 2,1%.
Tanta seguridad en la renta fija no inhabilita que la renta variable siga siendo una opción con mucha más expectativa de rentabilidad, aunque lógicamente queda eclipsada porque la prima de riesgo entre ambos activos se ha reducido. Sin embargo, si uno es capaz de sufrir pérdidas temporales con el objetivo de lograr una rentabilidad muy superior, es relativamente sencillo construir carteras que tripliquen la ganancia de un bono. A día de hoy, la cartera que asesora elEconomista.es en el fondo de inversión Tressis Cartera Eco30, una selección diversificada internacionalmente, los beneficios que se compran en los precios actuales generan una expectativa de rentabilidad anualizada para los próximos años de más del 9% a lo que hay que sumar el cobro de dividendos en cartera con una rentabilidad media del 4%. Nueve puntos son suficiente prima de riesgo para que no todo el dinero se refugie en la seguridad de los bonos.