
El arma más poderosa de la Reserva Federal de Estados Unidos contra la inflación está oxidada. Esta ha sido la conclusión del último informe de Nomura, en el que defiende que, a diferencia de lo que opina Wall Street, vendrá probablemente un nuevo acelerón con los tipos para terminar de doblegar a la inflación hasta llevarla de nuevo al objetivo del 2%.
Esta opinión contrasta con la de la mayoría de los estrategas de las principales casas de análisis y los diferentes expertos que han seguido a la economía norteamericana. Estos creen que el ciclo de subidas o ha finalizado o está a muy poco de hacerlo. Sin embargo el consenso coincide en que a pesar de no ver nuevas subidas, el destino de la Fed pasa por un largo periodo con los tipos al 5,25%, una postura restrictiva que acabará enfriando la economía y, en última instancia, controlando las subidas de precios.
Pero esta teoría, según Nomura, no tiene en cuenta el hecho de que años de políticas expansivas por parte del banco central, con estímulos monetarios, grandes inyecciones de liquidez y tipos bajos, habrían anestesiado a la economía de EEUU en el corto plazo frente a las decisiones de Jerome Powell, presidente de la Fed.
Richard Koo, explica que, durante la última oleada inflacionaria, la de 1979, el entonces presidente, Paul Volcker, hizo un despliegue de medidas lideradas por un recorte de liquidez. En aquel momento "las entidades no tenían exceso de reservas, lo que les llevó a buscar liquidez rápidamente, reduciendo al mínimo la oferta". Esta situación provocó finalmente que los tipos federales se disparasen al 22% y que la economía se enfriara, estabilizando así los precios.
El experto señala que la situación hoy en día es radicalmente diferente. "Desde la quiebra de Lehman Brothers en 2008 (y la crisis financiera), la Fed ha aplicado estímulos financieros e inyecciones de liquidez ha dejado las reservas de los bancos llenas". Por lo tanto, la Fed "ya no tiene la opción de aplicar restricciones a través de la oferta monetaria, por lo que solo puede atacar la inflación con subidas de tipos". Los últimos datos registrados por la Reserva Federal de San Luís muestran como las reservas de los bancos en la Fed ascendían en agosto 3,2 billones de dólares. Esta cifra contrasta claramente con los 5.700 millones de dólares que estaban registrados en diciembre de 2007.
¿La economía 'ignora' a la Fed?
Este es el motivo, según Nomura, por el que las decisiones de la Fed no están teniendo un impacto directo en la economía, y la lucha contra la inflación está fraguando a fuego lento. De momento el PIB de EEUU se mantiene lejos de la recesión un alza del 2,4% en el segundo trimestre, creciendo incluso respecto al 2% del primero.
Los últimos datos respecto al mercado laboral sí que mostraron cierto enfriamiento, pero la tasa de paro se mantiene baja situándose en el 3,8%, prácticamente en el pleno empleo. La inflación, aunque está retrocediendo sensiblemente desde su máximo del 9,1% en julio de 2022, hasta el 3,2% actual, sigue mostrando problemas.
La caída ha ido de la mano de los precios de la energía, que han retrocedido tras estabilizarse el suministro mundial, dañado por la guerra de Ucrania. Pero la subyacente (descontando energía y alimentos frescos) se ha mostrado mucho más resistente y, a pesar de haber retrocedido hasta mínimos de 2021, todavía sigue alta, en el 4,7%.
¿Más subidas de tipos?
Estas cifras, para Nomura, muestran ese menor poder de acción de la Fed y, por lo tanto, creen que para lograr el objetivo del 2%, aún quedan por emprender nuevas subidas de tipos. "En las circunstancias actuales, no se puede esperar que el ajuste funcione a menos que desalientes a los bancos con tipos mucho más altos de los que utilizarían normalmente".
Sin embargo, no muchos coinciden con esta tesis. La mayoría de Wall Street espera que la Fed ya esté al borde de lograr el punto óptimo con los tipos para dejarlos en esos niveles hasta que la inflación se modere. El consenso de analistas de FedWatch muestra que un 93% de los expertos ven un respiro en las alzas e la próxima reunión. A partir de entonces, la opinión está más dividida, pero la mayoría cree que no habrá ninguna clase de movimiento hasta junio de 2024 y sería para un recorte de un cuarto de puntos. Hasta entonces aquellos que apuestan por una subida lo hacen solo por un ajuste leve.
"No esperamos que la Fed suba los tipos ni en septiembre ni después"
Estas opiniones se mantienen tras el simposio de Jackson Hole, la reunión de la banca central norteamericana. En la reunión el presidente de la Fed, Jerome Powell, mostró un tono 'hawkish' en su discurso, en el que abrió la puerta a nuevas subidas de tipos "si es necesario" y señalando a la resistencia de datos clave como el PIB o el empleo como factores clave para la decisión.
A pesar de este tono, el mercado ha quedado convencido tras ver la subida del paro y los recientes datos PMI (que mostraron síntomas de debilitamiento que la Fed se limitará a mantener los tipos altos. Thomas Hempell, director de estudios macroeconómicos y mercado de Generali Investments, explica que las palabras de Powell apuntan a "unos tipos altos durante más tiempo". David Page, Head of Macro Research en AXA IM, coincide y afirma que "no esperamos que la Fed suba los tipos ni en septiembre ni después" debido a que "esperamos que se ralentice tanto el gasto de los consumidores como el PIB".