Bolsa, mercados y cotizaciones

El euro/dólar se mantendrá en rangos recientes a medida que disminuye la volatilidad

Pendientes de la evolución del euro

La convergencia clara de los perfiles económicos en muchos mercados desarrollados hacia una situación de estancamiento del crecimiento, solidez de los mercados laborales e inflación persistente, junto a la ralentización del ciclo de subidas mundiales, con los tipos de interés oficiales ya en su nivel terminal o cerca de él, no solo ha marcado el tono en los mercados, sino que ha hecho que volatilidad de las divisas haya ido disminuyendo gradualmente en los últimos meses.

Para la mayoría, incluida la Reserva Federal, la política monetaria se encuentra en una posición precaria, donde los efectos sobre la inflación de las medidas políticas anteriores aún no han sido tan evidentes como para que los responsables políticos puedan confiar en el canal desinflacionista. No obstante, no creemos que la baja volatilidad vaya a predominar necesariamente en los próximos meses, sobre todo a medida que los efectos de la política monetaria empiecen a hacerse más visibles y algunos bancos centrales se vean obligados a llevar su política monetaria más allá del terreno restrictivo, aumentando los riesgos de un endurecimiento excesivo.

Con la nueva ronda de decisiones de política monetaria a la vuelta de la esquina, es probable que la mayoría de los bancos centrales se mantengan al margen de las orientaciones explícitas manteniendo su compromiso con la dependencia de los datos y, en el caso del BCE y de la Fed, presentando nuevas previsiones. Esto debería proporcionar a los mercados cierta orientación sobre la senda de los tipos, más teniendo en cuenta que las condiciones económicas han cambiado significativamente desde la última ronda de previsiones.

En este contexto, y con datos económicos dispares y recuerdos persistentes de inestabilidad financiera, creemos que la Fed querrá tomar una senda más prudente de la que adelantan los mercados y hacer una pausa en junio y esperar a una nueva ronda de datos económicos antes de actuar ante una posible persistencia de la inflación a principios del tercer trimestre. Si bien queda conocer un último informe sobre el IPC en EEUU antes de la próxima reunión, dado que la evolución reciente de la inflación subyacente respalda una posible pausa en el ciclo de subidas, no esperamos que nuevos datos inclinen la balanza en el seno del FOMC.

En el caso del BCE, al igual que en el caso de la Fed, creemos que los operadores del mercado monetario han reaccionado de forma exagerada a la evolución de la inflación en mayo y que esto se va a evidenciar en las próximas decisiones de política monetaria. Con una situación que se asemeja a la de EEUU en diciembre, cuando los primeros indicios de desinflación en las medidas básicas llevaron a los mercados a valorar menos subidas de tipos y a vender el dólar, creemos que un descenso continuado del IPC subyacente será mucho más difícil en la zona euro de lo que los mercados descuentan actualmente. En consecuencia, mantenemos que el BCE suba el tipo de depósito hasta el 3,75% en la reunión de julio. No obstante, los riesgos de una ampliación del ciclo de subidas son mayores de lo que los mercados están valorando actualmente.

Además de los retos monetarios, los mercados también tendrán que hacer frente a corto plazo a un probable repunte de las emisiones del Tesoro a medida que la Cuenta General del Tesoro comience a reponerse de efectivo, a los continuos signos de inestabilidad en el sector inmobiliario europeo, o a la revalorización más significativa del perfil de crecimiento de China, fuertemente rebajado por la mayoría de los pronosticadores después de que los datos de actividad de abril mostraran signos de debilidad generalizada.

En definitiva, nuestra previsión de que la Fed no cumplirá las expectativas del mercado en su reunión de junio, junto a un BCE que mantiene su compromiso con nuevas subidas durante el verano, debería provocar una compresión de los tipos entre la zona euro y EEUU y apoyar un retroceso parcial del euro/dólar a corto plazo. En un horizonte de 3 a 6 meses, creemos que el euro tendrá dificultades para superar el nivel de 1,10 con los riesgos generales se inclinándose a la baja.

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