Uno de los indicadores de inflación que más utiliza el Banco Central Europeo (BCE) para orientar el rumbo de su política monetaria está dando malas señales en 2023, al persistir una fortaleza que puede obligar al organismo a subir los tipos de interés más de lo previsto.
El swap de inflación 5y5y se utiliza como un indicador de las expectativas de inflación por parte de los mercados para el largo plazo; en concreto, es el dato que se emplea para medir la inflación esperada para los cinco años que empiezan dentro de cinco años. Muchos analistas lo utilizan como la referencia para calcular los tipos reales de un bono: la rentabilidad que ofrece el título, descontando el porcentaje que marque el 5y5y.
En máximos de 2012
En los últimos días el indicador ha vuelto a recuperar niveles que lo acercan a máximos de 2012. Volverá a alcanzar estos niveles si supera el 2,59% que llegó a tocar el 3 de marzo, y que se mantienen todavía como los máximos del año. Ahora el swap se encuentra en el entorno del 2,5%, después de varios años, desde la pandemia de Covid, en los que ha repuntado rápidamente, pasando del 0,71% el 23 de marzo del año 2020, hasta los niveles actuales.
Frente a las expectativas de inflación de largo plazo, aún por encima del objetivo del 2% del BCE, los indicadores adelantados para el corto plazo continúan suavizando su crecimiento, aunque, eso sí, también superan con creces los niveles aceptables para la institución.
Ayer se actualizaron las perspectivas de inflación para el más corto plazo, y aunque han caído desde el 5% de marzo, los datos del cierre de abril todavía se mantienen en el 4%, lo que fuerza al BCE a continuar la subida de tipos hasta que estos indicadores terminen encajando con el objetivo del 2%. Lo que parece claro es que los mercados han interiorizado que, en el próximo ciclo, la inflación va a ser muy superior a lo que se ha visto en la década posterior a la Gran Crisis Financiera, cuando hubo incluso momentos en los que el temor de los bancos centrales era entrar en una situación de deflación sistémica.
A día de hoy, el Banco Central Europeo parece tener claro que, aunque los datos de inflación más recientes estén dando señales de moderación, lo cual son buenas noticias, la realidad es que el avance de los precios sigue estando descontrolado, si se mide según los cánones del BCE.
Este mismo lunes, Christine Lagarde, presidenta del organismo, dejó claro que todavía queda mucho trabajo por hacer, al declarar que "no hay evidencias claras" de que se haya tocado techo en el crecimiento del IPC, y reconociendo que todavía queda "mucho trabajo por hacer" en este frente.
Si se tienen en cuenta los tipos de interés que esperan los mercados, algo queda recogido en los contratos de futuro sobre los tipos de la zona euro, a día de hoy los inversores están descontando dos subidas de tipos de interés más en este ciclo. Se esperan para las reuniones de junio y de julio, y descuentan un movimiento al alza de 25 puntos básicos en cada ocasión. De cumplirse, en julio se cerrará este ciclo de subidas de tipos en Europa con un aumento de 425 puntos básicos en un año, el alza más agresiva de la historia de la institución.