Para la renta variable de Europa, el 2023 ha empezado de la mejor manera posible: rompiendo récords. En estas pocas semanas, las acciones de la zona euro han registrados subidas de casi el 10%, lo que ha llevado a los inversores a redoblar su apuesta por estos valores al ritmo más rápido en casi un año, según Bank of America. Sin embargo, los principales gestores de activos creen que la fiesta podría durar poco debido a que existen cinco riesgos con el potencial de hacer caer las bolsas europeas este año.
La guerra en Ucrania
A punto de cumplirse un año desde comenzó la invasión rusa, no hay visos de que la contienda vaya a acabar en un futuro cercano y, como consecuencia, tampoco la guerra energética. Europa ha conseguido garantizar el suministro de gas gracias, en parte, a las cálidas temperaturas registradas este invierno, pero el tiempo es imprevisible y el próximo año las condiciones climáticas podrían empeorar. Por ello, medidas como el "apuntalamiento de las reservas de gas y el racionamiento de la demanda de energía" seguirán siendo necesarias, apunta Aneeka Gupta, directora de Wisdomtree UK.
El impacto de los beneficios
En diciembre, la inflación de la zona euro bajó hasta el 9,2%, nueve décimas menos que un mes antes. Una buena noticia, excepto para las empresas europeas. Y es que esta moderación impide que puedan subir los precios de sus productos para compensar la ralentización de la demanda. A esto se suman, además, las continuas subidas de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE), que han terminado por hacer mella en las ganancias de las empresas.
De cara a 2023, esto se va a traducir en una caída de los beneficios de entre el 5% y el 10% y, por ende, nuevas pérdidas de acciones, según las previsiones de los analistas de Goldman Sachs, UBS Group AG y Bank of America. Además, esta reducción de sus márgenes, combinada con el encarecimiento de la deuda, podría poner a prueba la liquidez de las empresas europeas.
La postura del BCE
Por el momento, el BCE se muestra firme en su postura de seguir subiendo los tipos de interés hasta tener controlada la inflación. Pese a esto, los inversores no pierden la esperanza y esperan que la institución que presiden Christine Lagarde empiece con los recortes a finales de 2023, lo que ha hecho que la renta variable se mueva a la par que la fija.
No obstante, esto encierra un peligro. En el supuesto de que la inflación no retroceda este año hasta acercarse, por lo menos, al 3%, el BCE deberá esperar hasta 2024 para empecer a reducir los tipos de interés, señala Joachim Klement, responsable de estrategia, contabilidad y sostenibilidad de Liberum Capita, y esto, a su vez, podría provocar que las acciones se desplomen.
Recesión, ¿sí o no?
Mientras que algunos economistas consideran que todavía es demasiado pronto para saber si la zona euro entrará en recesión en 2023, otros como Goldman Sachs aseguran que tiene el potencial para evitarla. Para ello, se basan en que los signos de crecimiento económico sólido y en que, finalmente, la crisis energética no ha sido tan grave, publica Bloomberg.
Por su parte, Sebastian Raedler, analista de Bank of America, apuesta por una "brusca reducción en el ritmo de crecimiento" en Europa debido a las políticas del BCE. Según él, "los mercados no están preparados" para este escenario y podrían responder a él con caídas de casi el 20%.
Recuperación desigual de China
La reapertura de China tras casi tres años de confinamientos y paralización de su económica mantiene a los analistas divididos. Por un lado, hay quien piensa que el país asiático tiene el potencial para "inyectar vitalidad y dar un impulso oportuno a la economía mundial" dado su gran papel en el comercio mundial, como es el caso del Instituto de China de Estudios de la OMC de la Universidad de Negocios Internacionales y Economía de Pekín.
Otros, en cambio, apuntan que la recuperación de China podría ser más lenta de lo previsto, ya que el sector inmobiliario todavía no se ha recuperado del desplome experimentado el año pasado, mientras que la confianza de los consumidores chinos sigue en mínimos históricos y su población se ha reducido por primera vez en 60 años. Y dado que el gigante asiático representa una parte importante de las ventas de las empresas europeas, estás también se verán afectadas por esta ralentización.